Hace un tiempo leí una entrevista realizada a un Chef que privando en erudito, denominaba transculturación al hecho de mezclar diferentes ingredientes. Y lo peor no fue el error conceptual del entrevistado sino que la periodista osó adjudicarle  la autoría del término al gourmet chef.

Ayyy! Si Fernando Ortiz resucitara, le daría un infarto ante tal plagio.
Es que la autoría del término transculturación es del polígrafo cubano Don Fernando Ortiz. Aunque ya desde 1938 el antropólogo norteamericano Melville, acuña el término de Acculturation en su obra TheStudy of Culture Contact, refiriéndose a los fenómenos originados por el contacto primario y sistemático entre grupos de individuos de culturas diferentes y los correspondientes cambios culturales que se producen entre los modos de comportamientos en cada uno de estos individuos.

Todo encuentro entre personas de diferentes culturas, sea breve o prolongado, genera un proceso de adaptación e intercambio cultural. Y como cada persona es un difusor de la cultura a la que pertenece, se trasmiten modos de hacer, actitudes, cosmovisión, memoria histórica individual y social, técnicas, arte, tradiciones, costumbres, rituales, festividades, etc. El término aculturación se aplica mejor cuando el intercambio se hace de una forma  permanente y no circunstancial, como es el caso del intercambio cultural mediante el turismo. Por eso, aculturación y transculturación, son conceptos más aplicados a los procesos migratorios, o sea, de cambio de residencia, de hábitat.

Toda cultura es dinámica y dialéctica. Va incorporando los aportes de los inmigrantes, se modifica con las nuevas tecnologías o con los cambios medioambientales y económico-sociales, pero guarda su esencia, o sea, hay rasgos permanentes y de profundas raíces que identifican a una determinada cultura. Por eso los dominicanos seguimos manteniendo nuestra identidad cultural en cualquier ligar al que emigramos, por ejemplo. Pero también hemos incorporado, asumido como cultura los aportes de grupos de inmigrantes.

Sin embargo, como diría Fernando Ortiz, los dominicanos no somos haitianos, ni italianos, ni libaneses, ni chinos, ni cocolos: somos dominicanos. Nuestra cultura dominicana posee rasgos distintivos que nos distinguen entre otros pueblos, incluso, tan similares como el cubano y el puertorriqueño. Y es que la dominicanidad de la que gozamos es la calidad de la cultura de República Dominicana.Tenemos una cultura propia que se fue formando histórica y socialmente, por la multiplicidad de aportes culturales pero que hoy tiene rasgos muy propios porque nos nació una nueva cultura: la cultura dominicana.

Es ahí la esencia del concepto de transculturación, mal utilizado por unos, desconocido por otros,  pero que refiere un complejísimo proceso etnosociológico que magistralmente describió el antropólogo cubano Fernando Ortiz cuando utilizó aquella famosa metáfora de que “Cuba es un ajiaco” en su ensayo “Los factores humanos de la cubanidad” que pudiera haberse llamado Los factores humanos de lacaribeñidad, pues nos transporta a similares proceso de formación cultural experimentados por los puertorriqueños y nosotros, los dominicanos.

El término transculturación expresa la multidimensionalidad de un proceso que tiene diferentes fases del proceso transitivo en el encuentro cultural que genera la creación de un nuevo tipo de cultura. Sí, porque este encuentro de individuos de diversas procedencias culturales, genera una entremezcla étnica, en un proceso en el que se pierden algunos rasgos de la identidad cultural nativa y se incorporan otros, de la nueva cultura a la que se empieza a pertenecer. Es más que incorporación o desarraigo cultural, es más que unión o fusión cultural, es un complejísimo proceso de imbricación, integración cultural. Nace una nueva cultura, con rasgos muy propios, aun cuando sea fácil advertir los aportes culturales, sobre todo, a través, de la culinaria tradicional que en República Dominicana es uno de sus más simbólicos rasgos identitarios.

La cultura dominicana es un sabrosísimosancocho cultural: diverso y cargado sazones, especies, carnes y cultivos culturales.

¿Por qué es dominicana es un sancocho cultural? Sobre eso conversaremos el próximo domingo.