Se ha dicho que no hay disparidades en cuanto al procedimiento técnico que posibilita la creación artística cuando se trata de diferenciar el arte digital, contrario a la creación del  que hoy es llamado arte tradicional.

Que no hay diferencias entre un instrumento y otro, como el pincel  o la tela y el aparato que permite la computarización digital dado que el soporte es sólo esto, soporte.

Habrá que ponerle atención a las palabras del profesor y escritor argentino Diego Levis, quien además es  doctor en  ciencias de la información.

“Las herramientas por sí mismas no representan un estímulo para la creatividad personal, pues la capacidad artística depende de factores más profundos que la mera disposición de medios tecnológicos”, expresa.

Una imagen digital es el resultado visual de un proceso en el que la función de la luz en los soportes químicos de la fotografía o magnéticos del vídeo ha sido sustituida por el cálculo matemático efectuado por una computadora.

Desde finales de la década de 1950 las computadoras pudieron tratar sonidos e imágenes.

Pese a su inicial limitación de capacidad, el potencial de la nueva tecnología atrajo a numerosos artistas, y actualmente las computadoras están presentes en distintas fases del proceso de creación y reproducción de obras en muchas disciplinas artísticas”.

Disponemos del  sistema digital que es  la  transmisión de la información que se encuentra representada por medio de señales que se tienen tan restringidas que sólo pueden asumir valores; los  que conocen de estas cosas les llaman a estos valores  como “discretos y cuantizados”,  lo que permite una señal cuya magnitud se representa por variables continuas.

Este es el triunfo en el campo electrónico sobre el ordenador analógico vigente hasta los años setenta en que el circuito electrónico trabajaba con valores continuos y en los que se resolvían los problemas utilizando cantidades físicas que representaban otras.

Lo “no lógico” resultó entonces como analógico por el  nuevo uso de una señal electrónica continua en el tiempo.

Es decir que la diferencia entre los  tipos de  soporte  para la obra de arte es un indicativo de que vivimos un cambio radical de época, y esto se refleja no sólo en la concepción artística sino en los materiales empleados en el arte de la pintura.

Pero, ¿que es lo virtual para los  reales académicos de la lengua que  no han renunciado?

“Lo que tiene virtud para producir un efecto, aunque no lo produce de presente. Lo Implícito o  tácito. Lo que tiene existencia aparente y no real”.

Aquí debemos repetir lo  que apuntamos en el escrito recién pasado, titulado “Trampa de ojos”.

“Habría que preguntarse entonces si la estampa de la escena que aparece multiplicada en los espejos que se reproducen en “Las Meninas” es  una “imagen virtual”.

En la pintura que ya es considerad tradicional, fue frecuente el uso de un recurso denominado por los artistas como “trampantojo”.

Trampa del ojo le llamaron los franceses.

Es un artilugio que consiste en utilizar los medios que proporciona la perspectiva, para crear efectos con los que se pueden concebir representaciones falsas de escenas que al verlas sin detenimiento nos parecen reales.

Los académicos tienen otra versión de lo que es virtual: “Representación viva y eficaz de una intuición o visión poética por medio del lenguaje”.

De Francisco Pacheco, pintor y tratadista  del siglo XVII  y quien fue el suegro de Velázquez  es esta frase: “Pintura que seca pronto,  pronto se va”.