Porque… Patria no es una prepago, ni solo una vaca para ordeñar.
Patria es una asociación,
Sobre el mismo suelo de los
Vivos y los muertos y los
Que están por nacer. I. de Maistre.-
En determinado momento leí que no hay consuelo más hábil que el pensamiento de que hemos elegido nuestras desdichas. Nos imponemos un accionar en tal o cual dirección a sabiendas de que es una pérdida de tiempo y esfuerzo, porque una cosa es lo que tiene valor o interesa a todos y otra cosa es la conveniencia política.
Así ha sido desde que el mundo es mundo y aún, con todo y eso, nos negamos admitir determinados hechos o pronunciamientos, a sabiendas de que solo cosecharemos menosprecios y altaneras imposiciones. Creo, sin cinismo alguno, que nuestros políticos han sido y son los mejores de la bolita del mundo debido, principalmente, a que saben consensuar “sus intereses” y escribir la historia de manera tal que nunca se ha podido cambiar ni podrá cambiar, siempre y cuando en sus negociaciones queden todos complacidos. Quizás uno de los mejores ejemplos sea que gracias a ellos tenemos no uno sino tres Padres de la Patria. Y corro el riesgo de que me acusen de hereje por decir esto.
La doble moral es poder sostener al mismo tiempo dos creencias contradictorias en la mente y aceptarlas ambas, como lo escribió George Orwel. Y así es la mente de los “honorables” políticos dominicanos que en cada engañosa acción, obtienen ganancia de causa. Como esa de los “dis-puta-dos” de ceder para obras de caridad su fructífero cofre, como si ellos fueron elegidos para eso. Más bien –y me sigo refiriendo a esos “honorables hombres y mujeres- su acción guarda, en este caso, cierta similitud con algo así como blanquear el uso del cofre para continuar con lo mismo, pero con otra cara.
Remar contra el viento, cuando sopla con todas sus fuerzas, es parecido a enfrentar esta horda de insensibles que dominan el quehacer político. Y no es que sean lo peor, porque los intríngulis del poder, la insondable oscuridad de la política, sino que nos hemos llegado a creer que como isleños al fin pensamos que esas acciones son propias de nuestros políticos, pero no es así. Estos son “chivitos jartoejobo” comparados con los de otros lares. El problema es que en vez de esforzarse por irradiar una buena política, que sirva de ejemplo tanto aquí como fuera del país, prefieren adoptar lo peor de fuera, con la buena nueva de que logran superar en indelicadezas y maldades a las que han tomado como modelo.
Pero sin son malos como políticos, peores son cuando -en adición- son funcionarios, aunque con mayor fuerza cuando se trata de poli-militares. Por cierto, como sucedió con un allegado del célebre “Don”, a quien el “próspero empresario” le hizo la última llamada hecha antes de ser apresado y que misteriosamente ahora resulta que ese telefonazo… ¡Nunca se realizó! Y él ha continuado como Juancito el caminador.
Ahora resulta que fue cancelado por “traidor a la Patria” –vaya usted a ver que vaina- un infeliz alistado que hace poco cometió lo que podríamos llamar una falta, probablemente por falta de tacto o por excesivo afecto familiar, pero vaya usted a ver quién es más traidor, si el infeliz soldado o aquellos políticos que designaron al espaldero o postalita que puso este agente en una posición sensible o estéril, sin tomar en cuenta su parentela y que, además, lo único que hizo fue recibir a un dominicano protegido por la Constitución, como otro dominicano cualquiera sin expedientes con la justicia, aunque sí con muchos amigos que pudieron ir a recibirlo.
Traidor y traidores son aquellos que han desfalcado al Estado y los crímenes cometidos contra el erario permanecen impunes, como consecuencia del blindaje que se han agenciado para protegerse.
Por igual lo son aquellos que conocen al dedillo las rutas desde San Juan de la Maguana hasta Constanza, por donde penetran cientos de nacionales haitianos ilegales, y nada hacen por evitarlo. Traición es recompensar al mayor depredador de los pinos y madera preciosa en Constanza, el fiel y “leal” esclavo proveedor de madera a sus amos. Esos y otros tantos, que en su momento quizás nos referiremos a ellos, esos si son traidores. Traidor a la Patria, pobre infeliz. ¡Si señor!