En nuestro país se vive en una confrontación eterna con respecto al tema haitiano entre los denominados patriotas con quienes llaman traidores a la patria porque no comparten su posición de odio hacia el pueblo haitiano. Y hablo de posición de odio por el hecho de que ese nacionalismo solamente se expresa con relación a Haití como resultado de una historia amañada por ciertos sectores que Juan Bosch describe muy bien y que expondré en otros artículos en esta columna. La cuestión es que hasta exigen la muerte de los “traidores”.

Ante esa situación me atreví a someter un debate en mi Facebook con la siguiente pregunta ¿los que hablan de traición a la Patria, realmente tienen claro lo que están diciendo? ¿saben lo que es traición a la patria? De todas las respuestas mi querido amigo Leopoldo Artiles hizo una reflexión que he querido compartir con ustedes, sobre todo con quienes no sientan que se traiciona la Patria por no comulgar con el odio.

Patria, lo mismo que pueblo o nación, no es un término unívoco. En el lenguaje marxista, una sociedad con el dominio del capital sobre el trabajo sólo era Patria para uno de los dos agentes, el capital, no el trabajo, de ahí que la marxista fuera la primera ideología política que postuló que la Patria de la clase trabajadora era el mundo, pues era una “clase universal”.

Para los revolucionarios franceses la Patria era la República Política, la patria de todos los ciudadanos libres del mundo, de ahí que Francia fuera durante mucho tiempo vista como el país más abierto para todo migrante que deseara vivir bajo el lema de la Revolución Francesa (libertad, igualdad, fraternidad), generando un concepto de nación política, muy distinto al de nación étnica, que suele ser la noción fascista de Patria.

Los fascistas cuando hablan de Patria la refieren a una comunidad de sangre primero, y comunidad de destino después, privilegiando una etnia sobre otra. En consecuencia, la traición a la Patria del obrero o trabajador es comulgar con ideales que privilegia la dominación del capital; la traición a la Patria Republicana es comulgar con nociones de privilegios que puedan restaurar la esclavitud o la opresión de cualquier tipo y anular los derechos humanos y la soberanía del pueblo ciudadano.

Traición a la Patria en el lenguaje fascista es no comulgar con la idea de comunidad de sangre o comunidad étnica, creer en y anteponer los derechos humanos universales del ser humano a los derechos particulares y exclusivos de la comunidad étnica o de sangre.

Se podría estipular que las nociones de Patria asociadas a los derechos humanos y a la libertad son más “centrífugas”, mientras que las nociones de Patria asociadas a comunidad de sangre o etnia son más “centrípetas”. El nacionalismo dominicano conservador es entonces “centrípeto” casi en un 100%, sobre todo cuando se habla de Haití; por ello hablan tanto de una cultura dominicana distintiva con raíces hispánicas, excluyendo otras raíces que forman parte del tejido dominicano.

En consecuencia, defender los derechos humanos del migrante -sobre todo el haitiano, en estos tiempos, pues en el siglo XIX hubo lo mismo contra los migrantes cocolos y árabes- se convierte en un acto de traición a la Patria.

Eso explica el rechazo fuerte a pactos con la comunidad mundial, pues eso saca a la Patria de su nicho “natural”, en otras palabras, mueve a la Patria en una dirección “centrífuga”.

Solo agrego que, no sé si sería mucho pedir, pero ojalá que el próximo año nos regale un poco más de tolerancia.