Por Matías Bosch y Airon Fernández

En el día de ayer el presidente de la República, Danilo Medina, ofreció al país un análisis de lo ocurrido en la economía dominicana. Al hacerlo, afirmó que en República Dominicana se avanza hacia una “sociedad de clases medias”, que más de un millón de personas han salido de la pobreza, y que se han creado más de 400 mil puestos de trabajo en los últimos años. Al hacerlo, la mitad de la pantalla de color azul que expresaba en gráficos las palabras del presidente, tituló “trabajos dignos”.

Mientras lo hacía, toda la clase política representada en el salón aplaudía entusiasta. Quienes no lo hacían, esgrimieron luego sus razones, pero ninguna consistía en un cuestionamiento de fondo sino reclamos superficiales y oportunistas sobre lo que allí se dijo. “Yo no fui”, “Ellos fueron”.

¿Hay motivos para sacar cuentas favorables? Veamos.

Según los datos de la Encuesta Nacional de  Fuerza de Trabajo, entre 2012 y 2016 se crearon 451,324 nuevos empleos, de los cuales la gran mayoría (84.8%) se generó en el sector formal. Es lo que se muestra en el siguiente cuadro, número 1. Hasta ahí, vamos bien, aunque sin descuidar que más de un 15% de esos nuevos puestos de trabajo fueron creados en el sector informal.

Sin embargo, la gran mayoría de empleos formales, casi el 88% de estos, se creó en el sector servicios, en ramas poco productivas y que por lo general no requieren de mano de obra calificada, principalmente en los subsectores Otros Servicios y Comercio al por Mayor y menor. Esto se puede ver con claridad en el siguiente cuadro, número 2.

Al ver este cuadro, se puede afirmar que los puestos de trabajo no son en ninguna de las áreas que comandan la producción de riquezas en la economía: turismo, industria de zonas francas, comunicaciones, construcción, agricultura, ni siquiera son en administración pública. Cuando decimos “comercio” y “otros servicios” hablamos, técnicamente, de empleos en tiendas, en colmados, en salones de belleza, discotecas, en tiendecitas de celulares, servicio doméstico, empleos en funerarias, gimnasios, casinos, clubes, arreglos de uñas, asuntos legales, alquiler de vehículos, servicios de ayuntamientos. Eso.

¿Se está avanzando en crear mejores puestos de trabajo, en posibilidades de desarrollo para la población juvenil que estudia y se prepara, en empleos en cantidad y calidad que puedan darle más productividad a la economía, crear más riquezas y percibir mejores salarios? ¿Son estos empleos el reflejo de un cambio hacia una economía más próspera, productiva e inclusiva?

Además de lo anterior, sea dicho que la cantidad de empleo que se genera años tras año no es suficiente para reducir sustancialmente el alto nivel de desocupación que presenta la economía. Pese a que, como se ha visto, se han creado poco más de 450 mil nuevos empleos durante 2012-2016, la tasa de desempleo ampliada (la gente que perdió el trabajo y la gente que se ha cansado de buscarlo aunque quiere trabajar) pasó de 14.7% a 13.3% durante el mismo período, o sea, se redujo tan sólo 1.4% en 4 años. Apenas se han creado casi 5,000 nuevos empleos por encima del crecimiento vegetativo de la población económicamente activa, lo cual dista mucho del espectacular panorama que ayer se celebraba.

En esto no vamos bien.

Veamos ahora qué ha pasado con los salarios promedios de los sectores de la economía, y comparémoslos con el precio oficial de la canasta básica familiar. Como se puede ver en el siguiente cuadro, número 3, todos los sectores (excepto intermediación financiera, construcción y minería) están pagando salarios por debajo del costo de la canasta básica familiar. Eso incluye seriamente a los sectores en los que  más se crearon puestos de trabajo.

Ante esto, no sólo vale decir que el sector privado, es decir los dueños de empresas no pagan más ni mejor. Hay que decir, primero, que los empleos que se crean son los últimos eslabones en la generación de riquezas, y hay que señalar la política gubernamental ante los salarios. En el último ajuste hecho en 2013, el gobierno votó con los empresarios en el Comité Nacional de Salarios. Lo hizo a espaldas de la posición de los sindicatos. Forzaron el juego para un aumento pírrico, sin alzas posteriores y con salarios mínimos al nivel de los 7000 pesos. Es ahí y no en otro lugar donde se discute el asunto. Y en esto vamos mal también. Malos puestos de trabajo, salarios legales que desvalorizan al trabajador. 

Como se ve, aunque en principio en el sector formal se reduce la precariedad del empleo que se genera en el mismo (mayor estabilidad del trabajo, inserción de los trabajadores en la seguridad social, mejores salarios, entre otros), no se debe confundir formalidad laboral con “empleo digno”.

Finalmente, cabe preguntar ¿Qué se salga de la pobreza es convertirse en clase media?

En el estudio publicado en 2015 por la Fundación SOL y la Fundación Juan Bosch, se mostraba que los salarios del 58.2% de los trabajadores dominicanos (en su principal actividad) se encuentran por debajo de la línea de pobreza oficial establecida por la autoridad, considerando que esa línea no llega ni a los 5mil pesos mensuales.

Un 40% y pico se salva de esa condición. Pero, ¿con más de 5 mil pesos al mes se convierte una persona en miembro de “la clase media”?

Digamos por último lo obvio: ni oficialismo ni la oposición principal y mayoritaria han mostrado en ningún momento una postura ni un programa para salir de este atolladero. Coinciden en lo fundamental en la institucionalidad actual, en las reglas del juego para conducir la economía, para fijar salarios y para priorizar al capital por encima del trabajo. Por eso es que ayer casi todos aplaudían, y quienes no lo hacían no pudieron dar una razón convincente para quienes la pasan mal con este modelo económico y social que como cosa loca pare empleos chatarra.