Me gustan las personas talentosas,

Porque son como el arte mismo,

Que nunca termina, cuanto más,

Hacen una pausa para continuar

Asombrándome.

Pienso y creo, que la vida es la mayor maravilla de la creación a pesar de que muchas cosas, en determinado momento, nos inclinen a creer que no es así. Sufrimientos que calan hasta el alma, y goces que por igual lo hacen, con la particularidad de que tanto unas como otras, en su gran mayoría, nos dejan huellas imborrables. En ocasiones parece que pierden sentido y como canta Julio Iglesias: “A veces llegan cartas con sabor amargo, con sabor a lagrimas… y otras, que te hieren dentro de tu alma”. Por igual llegan noticias y hechos que en realidad te da lo mismo que lleguen o no Quizás una disculpa y hasta un te quiero lleno de nostalgia, podría ser.

Y es que hay bichos políticos que pretenden envolvernos en ese lenguaje interminable de modernismo vacío, propio de teóricos incapaces de hacer realidad la mínima idea, quedándose solo en “plataformas”; “ejes de desarrollo” y cuantas vainas del “milenio” puedan articular en palabras pero, cero pragmatismo. Transparencia; acuerdos interinstitucionales, en fin, todo modo un “boom” mediático para el engaño. Organismos que solo son agrupaciones de desechos viejos aunque en una nueva “plataforma” institucional o de desarrollo. ¡Ahí se queda todo!

Valiente, me dijo alguien por poner en blanco y negro, desde hace más de tres quinquenios, las desgraciadas acciones con las cuales nos acosan una bandada de políticos inescrupulosos, tanto civiles, militares o policiales, sin importar el nombre del partido que se, porque todos hacen y han hecho lo mismo. Valiente, por ser reiterativo y monotemático, girando y girando como un trompo encima de una dura piedra a la cual nunca lograre horadar pero, siempre he creído que la suerte es el resultado de los propósitos y en este caso, los míos.

Creo, ante este desmadre y desvergonzado periodo que estamos viviendo, que se necesita actuar, ante la duda actuar, incluso si eso nos lleva a un error pero, tenemos que actuar cada quien en la medida que pueda hacerlo, para remediar este caos inmoral que amenaza con convertirnos en algo menos que un hediendo e ineficaz estiércol como Nación. Hay que actuar, porque al menos, habremos tomado una decisión. ¿Valiente?, no lo creo, más bien reitero lo dicho por otros tantos, de que en realidad, valientes son los pobres, no tanto de riquezas materiales, sino, porque ya carecen de esperanzas para levantarse cada mañana a tirar hacia adelante a una prole sin futuro, esos, esos si son valientes.

Y es que un grupo de especialistas, creadores de oráculos fantasiosos que los liberaran de la pobreza, les han robado hasta la esperanza. Crean humo para desviar el foco del verdadero fuego y es que muchos de estos “lideres”, además de ser unos mentirosos empedernidos, se han llegado a creer que por ocupar un buen lugar dentro de la orquesta del Estado, significa que pueden componer una buena sinfonía. ¡Hipócritas!.

Y es que siempre aparece uno de estos engendros, de estos tránsfugas que andan de parcela en parcela en busca de satisfacer sus intereses particulares, y traen por los moños el desgraciado tema de la maldita reelección. Apuestan a un futuro, a un vuelve y vuelve hasta de la propia vida, a sabiendas de que el mañana es solo una apuesta en la cual solo al final se conocen los resultados. En tanto, todos los demás tenemos personas que formaron la base de lo que somos y, son ellos, solo por ellos por lo que nos negamos a ceder y permitir continuar con la boca cerrada y los brazos cruzados ante esta caótica situación que amenaza su hoy y su posible mañana, mientras un grupo de sicarios morales arrasan con las instituciones sostén de los valores que constituyen nuestra razón de ser como Patria, como Nación, como País. ¡Sí señor!