La información servida en los medios de comunicación dan cuenta de que el ahorro que se espera obtener con la remodelación de las Torres Colón, sería un 60% menos de lo que supone el consumo de un edificio de sus características. Se habla de que para un edificio similar y en pleno funcionamiento, el nivel de emisiones de CO2 estaría por el orden de las 1.000 T.
Se proyecta que el edificio cuente con un sistema de trigeneración; esto quiere decir que a la vez que servirá para producir agua fría para el funcionamiento de la climatización, también aportará para la generación de electricidad para autoconsumo; todo esto combinado con un sistema que permita devolver a la red eléctrica el excedente de producción de energía eléctrica de fuentes renovables que no sean consumidas por el edificio.
Está publicado en los medios que la propietaria del edificio, es decir, la compañía aseguradora Mutua Madrileña ha invertido más de 100 millones de euros para mejorar los inmuebles de su parque edificatorio de cara a obtener mejores resultados en materia de eficiencia energética.
El proyecto, encargado al despacho de Luis Vidal + Arquitectos (con presencia en la República Dominicana con proyectos tan importantes como Patio Kennedy), aún espera la adjudicación para la ejecución material de los trabajos, pero desde ya, y a partir del proyecto aprobado, se proyecta una inversión superior a los 65 millones de euros y con fecha de finalización para el 2022.
Certificación Well
Este tipo de certificación o acreditación de buenas prácticas, consiste en conseguir que un proyecto pueda contar, dentro de sus objetivos cumplidos, con un alto nivel de eficiencia y confort, y hasta con aspectos relacionados con la salud – del edificio y sus ocupantes- integrados en su argumentación y trama arquitectónica.
En las Torres Colón, un edificio en el que se espera que vuelvan a trabajar más de 2.000 personas luego de la remodelación, se han tomado en consideración y se han planteado para el proyecto aspectos relacionados con la calidad del aire, la ventilación natural, el tratamiento del agua, la calidad de la iluminación y que ésta sea natural (en la medida de lo posible), el confort térmico, el aislamiento acústico, la gestión de residuos, la ergonomía y, desde luego, la reducción de emisiones.
…Pero… ¿Todo cambio es válido?
Muchas veces, en nuestro afán de cambiar a mejor, entendemos que todo cambio es válido, o cuando menos somos dados a pensar que todo cambio es válido en todas sus partes.
Desde nuestra posición de algo más que entusiastas de la eficiencia energética no podemos hacer otra cosa que alabar las propuestas hechas para Torres Colón, pero nuestra otra cara, la de amantes del legado histórico, nos ha causado un poco de escozor el cambio en la imagen identitaria del edificio…
Apoyamos las mejoras en todos los puntos que se plantean para el proyecto desde la óptica de los proyectistas y los postulados Well; pero mentiríamos si dijéramos que la imagen anterior, o mejor dicho la actual y que todavía se puede ver y que pronto será la imagen previa a la remodelación y/o rehabilitación energética, desde ya nos causa algo de nostalgia; quizás sea solo eso.
Para irnos más tranquilos a la cama, nos vamos con el pensamiento que de todo cambia; sobre todo el perfil de las ciudades; y en este caso en el fondo será a mejor…¿También en la forma?