Las ciudades definen su personalidad por los usos y costumbres de sus habitantes. De Nueva York se habla de su multiculturalidad y su permanente vitalidad; al pensar en París es fácil asociarla al amor y al glamour; cuando se habla de Santo Domingo (y en nuestro caso esto se extiende a todo nuestro país), se habla de la calidez y generosidad de su gente. Algo parecido pasa con Madrid; se dice que el que viene a Madrid, pronto se hace de Madrid. También se habla de que “de Madrid al Cielo y desde el cielo un agujerito para ver a Madrid”. Sobre Madrid se hace también énfasis en la “buenagentés” de sus habitantes y de que te hacen sentir como en casa.
Pero además de su gente, de sus costumbres, de sus comidas, etc., las ciudades son sus edificios, sus calles y sus plazas, y decir esto parecería una perogrullada, pero para los fines de este artículo tiene mucho sentido.
Un ejemplo de esto, precisamente, es la ciudad de Madrid. Una metrópoli con menos nivel de espectacularidad que París, Londres o Roma, pero no con menos solera y con muchos símbolos arquitectónicos que exhibir y que disfrutar.
Uno de estos símbolos son las conocidas como Torres Colón, justo en la plaza del mismo nombre y que hace intersección entre El Paseo De La Castellana (nada que envidiar a Les Champs-Élysées) y la calle de Goya , que al cruzar cambia su nombre a Génova.
Actualmente este edificio, construido entre 1969 y 1976, cuenta con unas 23 plantas y aproximadamente 110 m de altura, ocupando una parcela de más de 1.700 m2 . Su objetivo original era para uso de vivienda y su sistema estructural es , aún hoy en día, todo un desafío estructural, teniendo al noble hormigón armado como gran aliado.
Este último dato de singularidad, lo de su sistema estructural, le hizo merecedor de grandes elogios, incluso de premios internacionales de arquitectura. El mismo consiste en que desde dos núcleos verticales de hormigón armado, independientes uno del otro, a modo de dos torres, penden literalmente los cerramientos de los dos bloques que forman el conjunto.
Tomado de la propia web del despacho de arquitectura que redactó el proyecto original, Estudio Lamela (Antonio Lamela), tenemos una breve descripción que compartimos:
“…El sistema estructural de las Torres se diseñó completamente en hormigón armado, utilizando hormigones postensados de alta resistencia. De este modo, el Estudio se apartó de la técnica más difundida para construir edificios “colgados”, que utilizaba cabezas estructurales de acero, para adoptar en cambio una solución de “arquitectura suspendida”: los forjados de las plantas tipo apoyan por su perímetro en los tirantes exteriores, que no están traccionados como en el caso de la “arquitectura colgada”, sino comprimidos contra la estructura de hormigón postensado de las vigas-cabeza. Esta estructura superior, en cuyo interior se ubica la maquinaria de instalaciones, recibe la carga de los 21 forjados suspendidos y la transmite al núcleo, por el que desciende finalmente hasta la cimentación en el terreno…”
Seguiremos en la próxima.