TOLLO

“. . .desastre o TOLLO electoral similar. . .”

La palabra del epígrafe es de utilización diaria en el español dominicano. Casi siempre se limita al habla de los dominicanos y rara vez trasciende al español escrito. Hay que celebrar que haya quien entienda que si escribe para consumo de los dominicanos la voz “tollo” se entiende sin vacilación.

La mayoría de las obras que se ocupan del español dominicano y de dominicanismos escriben la voz en cuestión con la elle (doble ele), pero hay quien la ha escrito con la i griega (ye). Hasta en algunas obras los autores de ellas recogen las dos grafías, tollo y toyo.

De quien primero se tiene noticia de que haya escrito toyo, es Rafael Brito en el Diccionario de criollismos, de 1931. Esa información se obtuvo por medio de la mención que hace O. Inoa en el Diccionario de dominicanismos (2010:214).

Escrito “tollo” tiene más sentido, porque en español existen algunas palabras que se asemejan o, a las cuales se asemeja tollo que se escriben con el dígrafo elle (ll), tales como atolladero y atollar, por ejemplo. Esas dos últimas palabras son de solera en el español, por lo tanto, no hay que descartar que el tollo dominicano encuentre un parentesco real con el español antiguo.

No hay que sorprenderse si este “tollo” dominicano tiene relación semántica con la palabra que se mencionó en la última oración del párrafo inmediatamente precedente a este, atolladero, pues ella conlleva “dificultad” y “embarazo” en su definición, y además, por lo de la suciedad que implica el “lodazal” del atolladero.

El Diccionario del español dominicano, DED, (2013:664) solo consigna el tollo escrito de esta manera. Las características de esta voz son la suciedad, el desorden; es un lío o enredo y se aplica a la labor realizada con descuido.

El tollo dominicano produjo un derivado, tolloso, que es la persona que se distingue por ser desordenada, descuidada, chapucera. D. Max Uribe especifica: “El sufijo abundancial ´oso´, denota en este caso, como en casos similares, plenitud de lo significado por el primitivo: esto es, exceso de suciedad y chapucería”. Notas y apuntes lexicográficos (1996:453).

Alcanzado este grado de estudio del tollo y sus allegados, hay que traer un verbo que ha pasado inadvertido para muchos estudiosos del habla de los dominicanos, es entollar, que debe aceptarse con estas acepciones: “ensuciar, desordenar, trabajar descuidadamente”. En algunas situaciones este verbo dominicano, entollar, se usa son el sentido manifiesto de “dañar”, sobre todo cuando se refiere a desempeñar con negligencia una labor o terminar con descuido un trabajo.

Antes de cerrar esta sección hay que recordar que en el español común existe la palabra tollo, pero esta tiene significados muy diferentes a los que entienden los dominicanos.

CHUPATINTAS

“. . .que algunos alcahuetes y *CHUPATINTA. . .”

En todos los diccionarios consultados el sustantivo del título aparece escrito con una letra ese /s/ al final, chupatintas. Esa letra colocada allí no hace plural el vocablo, sino que es propio de este. Es un nombre común, se aplica para el femenino y el masculino, sin cambio alguno.

Cuando se busca por un sinónimo o equivalente del sustantivo tratado aquí, el que se ofrece es cagatintas que viene también escrito con la letra ese /s/ distintiva al final, que no significa que sea plural.

Hay que observar cuidado con el uso de la palabra del título porque es un término despectivo. En el mejor de los casos esta se considera humorística.

En principio el chupatintas es un oficinista de poca categoría, un escribiente. Lo que se ha observado como rasgo diferencial entre las dos palabras, chupatintas, cagatintas, es que la última se usa para aplicársela en la práctica a las personas que escriben regularmente, ya sea como profesión o formador de opinión.

Tanto con el uso del término del título, como con su sinónimo hay que tener cuidado porque se considera un vocablo ofensivo y, la persona aludida puede reaccionar de mala forma.

DISRUPTOR

“. . .un DISRUPTOR que se mueve fuera de las normas. . .”

Las influencias y hasta interferencias de unas lenguas en otras constituyen un fenómeno tan viejo como la lengua misma. Lo que se observa ahora es que hay mayores problemas con esto como resultado de las nuevas tecnologías y la velocidad y los alcances de las comunicaciones en la vida moderna.

Este asunto es tan viejo que hasta Maquiavelo dio su opinión acerca del tema. Él sostenía que ninguna lengua estaba exenta de influencias de otras. Según él “lo importante es la capacidad de esa lengua para absorberlas y amoldarlas a sus normas”. Esta consideración fue escrita probablemente en 1515. The Italian language, B. Migliorini (1966:221). (Traducción RG).

La cita de Maquiavelo viene a cuento si se piensa que este “disruptor” no pertenecía a la lengua española. Viene directamente del inglés disrupter que es el sustantivo salido del verbo to disrupt.

La Real Academia lo reconoce. Sin embargo, el Gran diccionario de la lengua española de Larousse le encuentra a esa voz un origen remoto del latín, disrumpere. No obstante, ese diccionario se limita a retener una acepción en el campo de la electricidad, “Se refiere a la descarga o tensión que produce la ruptura brusca de un circuito eléctrico”.

La Real Academia asienta disruptivo, “que produce disrupción”. La disrupción a su vez es la “rotura o interrupción brusca”. En un ejemplo recogido por el Diccionario del español actual (1999:1643) el tema de la cita para ilustrar a disrupción es acerca de enfermedades psicosomáticas cardiovasculares.

Todo lo que antecede es para documentar que solo en inglés puede usarse el disruptive para las normas de conducta, pues el Merriam-Webster Dictionary trae un ejemplo en el que se utiliza el verbo en inglés, “los agitadores interrumpen el orden en un mitin”. La lengua española no ha extendido el manto de ese nuevo adjetivo más allá de los circuitos eléctricos o neurológicos; a pesar de la redacción que trae el lexicón mayor de la lengua.

Lo más sano es mantener el adjetivo así como el sustantivo en los límites de su competencia.

ACCIONAR – *ACCIONAL

“. . .trasiego *ACCIONAL de una región. . .”

El verbo accionar es conocido en el ámbito del español. Sirve para comunicar la idea de poner a funcionar un mecanismo. Además, para señalar que una persona hace gestos y movimientos. Este verbo tiene relación con el sustantivo femenino acción.

La voz accional no figura en los diccionarios impresos que se han consultado -que no son pocos- y no consta ni en los diccionarios de neologismos.

La única pista encontrada fue por medio electrónico en el DiccionarioInternacional.com que se localizó a través de Witkionary. Allí definen el adjetivo “como acción (comparativo más actional) de, perteneciente a, o que representa la acción, sobre todo física (gramática, de un verbo) que representa una acción que tiene un agente y un paciente”.

Después de leer lo que se presentó como una definición, parece que es una traducción hecha mecánicamente. De paso sea dicho, el “actional” que se presume que viene del inglés no consta en el diccionario Merriam Webster, donde constan el adjetivo actionable y el adverbio actionably.

El diccionario que sí trae la voz actional del inglés es The Oxford English Dictionary que escribe que desciende de la voz acción en inglés y que se acepta con el significado de “relativo a” acción. (1988-I-94).

Aunque esa es la traducción apegada a la terminología usada, puede argüirse que es “relacionado con” la voz acción en el aspecto de la “realización” de uno o más actos o hechos.

Se procedió a la búsqueda de pistas porque en la cita el verbo accionar colocado en lugar de accional no le confiere sentido a la frase. Al final se queda el lector con las ansias de entender el mensaje. Ante infracciones de esta naturaleza, cabe que uno se pregunte, ¿de dónde sacan algunos escribientes estas voces?