Haciendo uso de una voz más jazzeada que Puertoplateña, un lamento masculino que se yergue sobre un risco e implora " : Si tu me quisieras "…
Es el artista en su plena soledad, barruntando aniversarios y tiempos, imaginando todo lo imaginario de un amor posible, inventando la historia de lo añorado.
Arpegios van y vienen, la voz continua su suplica, alma de los sueños, penitencia de canción que inventa un mundo posible para dos : " Vinieras Conmigo ".
El resto es un viaje a hurtadillas, misterios de hombres y mujeres entre brumas, entre las palabras y la música.
La magia indica tiempo, compañia y lugar : " Y juntos viajáramos a un puerto escondido "…
Luego la historia de la masculinidad, la repetición de la palabra querida, la obsesión, el yo masculino proyectado con sus inseguridades con la urgente necesidad de saber si la posesión es constante, es para siempre, para que la pasión fuera atemporal, en símbolos amorosos non stop, un proyecto de ternura a las Mil una Noche: " : Y me dijeras constantemente que tu eres mía. Y me besaras constante de noche a dia "..
Comprometida la voz del dulce reclamo en hilo que viene del fondo del deseo, insistirá en la magia creada, en el imaginario personal del reclamo, en la ceguera pasional del ensueño " : Si tu me quisieras hicieras lo mismo, lo mismo que un día, del sitio escondido y me llamaras el 10 de abril de cada año, aniversario de las horas más felices de amor, que yo he pasado "…
A confesión de abriles, relevo de pruebas.
Desde entonces, la voz entre blues y bolero, más jazz medio tono que bolero eterno, repite cada año, por suerte , su eterno lamento abrileño, como quien quisiera una Arcadia de muchos pianos volando cada 10 de abril, por los anchos cielos el mundo ( CFE).