Uno de los grandes temores que con el paso de los años se aposenta en la mente de los lectores compulsivos de la buena literatura, es el agotamiento de trabajos escritos por los clásicos antiguos o modernos del género ya que la excelencia narrativa no abunda en ninguna época y como sucedáneo debemos conformarnos con las publicaciones de entretenimiento o recreación.

A sabiendas de mi pasión por la letra impresa mi ex alumno y actual agro empresario bananero Ing. Agrón. Arturo Pérez Cancel me recomendó hace poco la obra “Milena o el Fémur más bello del mundo” – año 2014 – del autor mexicano Jorge Zepeda Patterson a quien conocía a través de su columna “Pensándolo bien” que aparece todos los jueves en el periódico español “El País”.

Su extravagante titulo lo ha convertido en un fenómeno viral pues por mas surrealista y desatinada que sea la mentalidad de una persona resulta inconcebible encontrar belleza en un hueso aunque éste sea el mas largo de nuestro aparato óseo, y mucho menos en una mujer donde lo mas atractivo ante los ojos masculinos no es su osamenta sino mas bien las redondeces de su tejido adiposo.

Aunque la trama, fundamentada en la prostitución forzada y esclavizante de mujeres por parte de redes mafiosas internacionales, es en la actualidad de frecuente inspiración por autores de la mas diversas procedencias, la originalidad de este mexicano radica en sus peculiares especulaciones en torno a tres temas: las pesquisas cibernéticas de la inteligencia policial o empresarial, la prostitución y la humana naturaleza.

Libro de Jorge Zepeda Patterson

Los apasionados con las nuevas tecnologías de comunicación surgidas en los últimos tiempos y de extendido uso en los operativos policiales y de los gigantes multimedia, se darán un pantagruélico banquete con las descripciones encontradas en las páginas de este libro gracias a las cuales son rastreados, ubicados y finalmente capturados los transgresores de las normas prevalecientes.

Poseer en un celular la señal del GPS de los teléfonos de los amigos. Montar direcciones electrónicas espejo para recibir mensajes antes de sus dueños. Activar software, que le permitan operar bajo el disfraz de distintas IP direccionadas en Canadá o USA. Utilizar IP para entrar en la dirección del Darknet donde sicarios pagados por bitcoins ofrecen sus servicios, forman parte de las alternativas descritas.

También se agregan a estas modernas excitaciones de las nuevas tecnologías el llamar a una persona para triangular su posición. Filtrar una información para después rastrear sus resultados. Un nuevo scanner para peinar una zona detectando todos los números de teléfonos encendidos. Estos son algunos de los procedimientos cibernéticos puestos en marcha para la búsqueda e identificación de personas.

Postear avisos destinados a envenenar relaciones. Poner en evidencia crímenes al medio ambiente por parte de hoteleros que violan las regulaciones ecológicas o de inversionistas en blanqueo y lavado, así como la existencia de una élite mundial de hackers que obtienen datos e informaciones en principio inexpugnables, conforman la subcultura de las comunicaciones en todas partes del planeta.

Según el autor cuando antes dos jóvenes se veían por primera vez la pregunta de rigor era trabajas o estudias? Hoy a su juicio esta interrogante ha desaparecido siendo sustituida por Android o Apple?   Twitter o Facebook? Señala en conclusión que la blogósfera ha reemplazado al papel revelando con detalle al lector los sofisticados sistemas de intervención telefónica o digital disponibles.

Además de sus arrebatos cibernéticos en lo que Zepeda Patterson demuestra un conocimiento infinito, una profunda sabiduría resultante probablemente de un largo ejercicio mundano es en el terreno del amor mercenario, de la prostitución en sus variantes mas lúgubres y sombrías, siendo preciso que yo le conceda la palabra para que los lectores tengan un testimonio del porqué esta ha sido la profesión u oficio mas antigua de la humanidad.

Haré la transcripción in-extenso de lo expresado en las páginas 192 y 193 de un ejemplar de la Editorial Planeta luego de permutar algunos mejicanismos por sus equivalentes en este país. Esto dice “Yo voy de putas porque amo a mi esposa; gracias a eso hemos cumplido ocho años felizmente casados. Y no vayan a creer que voy a buscar afuera lo que no encuentro en la casa. No señor. Tengo la fortuna de estar casado con una dama de muy buen ver y nada melindrosa al momento de cumplir con sus deberes conyugales”.

“Es más, la mayoría de la fulanas con las que me acuesto saldrían perdiendo en un mano a mano con la Doña. Pero qué le vamos hacer, incluso al que come filete todos los días se le antojan unos chimichurris callejeros de vez en cuando. El que dice que prefiere la monogamia miente, o no les funcionan bien los cojones. Un hombre sano, monógamo no es más que un animal frustrado aunque se niegue a reconocerlo”.

“Más de un amigo ha destrozado su familia porque terminó dizque enamorado de la secretaria, cuando en realidad solo le urgía descremarse. Es mejor atender a tiempo las necesidades del miembro que andar involucrando el corazón a lo pendejo. Yo en cambio, feliz. Gracias a mis escapadas siempre he sido fiel a mi esposa; nada de romances o amantes. Lo mío es un polvo depurativo y desintoxicante cada tres o cuatro semanas con algunas de las profesionales que escojo en el bar”. 

“A veces una rubia despampanante, otras una mulata exótica y hasta una morena prieta me ha tocado. En la variedad está el gusto, como dice el anuncio. Y luego de mi sesión relajante soy el más amoroso con mi mujer. Y además, seamos sinceros ¿a quien no se le antoja alguna marranada de vez en cuando? ¿Cómo le vas a pedir a la madre de tus hijos un maravilloso anilingus? Y no es que a mí no me gusta, pero ustedes entienden”.   

“En resumidas cuentas, sin las putas yo ya le había puesto los cuernos a mi esposa. Lo único malo es que con ella no hago más el amor que con las medias puestas. Bueno, eso fue hace un año. Ahora ni eso. Total, no importa, para eso están las obreras del sexo. Y no creo que a mi mujer le importe mucho que ya no tengamos sexo. Digo, ellas son diferentes ¿no?”

No es necesario que la literatura nos reseñe estas historias ya consabidas por la generalidad de hombres casados, hogareños, con hijos cuya líbido aun se conserva, quienes por razones económicas, respeto a su mujer e hijos y en cierta medida para evitar posibles complicaciones por la existencia de hijos bastardos, descartan todo amancebamiento prefiriendo en su lugar, a pesar de los riesgos del erotismo pagado, las meretrices callejeras.

Uno de los méritos de esta obra consiste en el desenfado, la irreverencia con que el autor retrata el fenómeno de la alta y la baja prostitución, sobre todo en los breves capítulos titulados “Ellos" supuestamente de la autoría de los personajes que se acostaban con Milena durante su ejercicio meretricial. Los mismos merecían ser rubricados por dos personajes mundiales que gustan del puterío: el francés Dominique Strauss- Kahn (DSK) y el italiano Silvio Berlusconi.

Dice el autor “ Mi verdadero hogar son esas horas entre las dos y la cinco de la mañana, cuando el borracho te dice que eres su hermano y la puta vieja te trata con el cariño que nunca te dispensó la tía que mas quería. Hay hombres y mujeres que tenemos alma de burdel. No es la bebida ni el sexo; tampoco la iluminación o la música de mal gusto. Esos son solo datos escenográficos, el ecosistema donde prospera nuestra especie, en los que no te critican por cantar desafinado, caminar a tropezones o dejar una mano muerta”.

Además de las primicias cibernéticas y la prostitución, el tercer tema de intereses del “Fémur” consiste en las peculiares y hermosas descripciones que con reiteración nos dispensa sobre un gesto, una actitud o una caracterización psicológica de sus personajes, fruto esperado de su formación y trayectoria al tener un doctorado de la Sorbona, laborar por años en el periodismo de investigación y redactar exitosos relatos policiales.

Resultó de mi particular agrado este párrafo: “Así que tu eres el famoso Luis – dijo – y por primera vez enarboló una sonrisa que transformó su cara. Además de revelar una inmaculada dentadura, el rictus separó sus ojos otorgando a sus facciones una fascinante armonía.  Amelia contempló la irresistible y extraña belleza que desplegaba su rostro una vez que abandonaba los rasgos cubistas de su expresión en reposo”.

Vertebrar un párrafo aparentemente sencillo reclama de un escritor cualidades poco comunes como una larga práctica en el mundo de las letras, una experimentada psicología, un notable dominio de las sintaxis, una vasta cultura general y la particularidad de articular giros originales con palabras inusuales, permitiéndoles entonces decir en pocas frases detalles como; enarbolar una sonrisa, facciones de una armonía arrebatadora y los rasgos cubistas de un gesto facial.

Son habituales en todo el texto descripciones de personas, paisajes o escenas muy similares a las antes evocadas reveladoras de un escritor con garras, conocedor de las verdades de la literatura y las mentiras de la realidad de cuya importancia como buen prosista no sospechaba ni por asomo cuando todos los jueves leía con interés la columna que tiene en el Diario español “El País”.

Una de las facetas que más interesará al lector de esta obra y que desde luego atrapará su atención hasta casi el final – este último no me pareció nada extraordinario – es el suspenso inherente a su detectivesco argumento, vértigo concitado por las actividades llevadas a cabo para reconocer, perseguir y capturar a los personajes vinculados a los lupanares donde están incluidas las víctimas del meretricio.

Como una provechosa alternativa para distraer por algunas horas la vida de los domingos concentrada en la sequía y la siniestralidad vial, y como una manera de familiarizarse con el léxico cibernético de la prostitución de alto nivel y procurarse también un buen baño con el singular estilo de este mexicano de pura cepa, les invito a la lectura de esta novela propietaria de un título tan seductor como extraño:”Milena o el Fémur más bello del mundo”