El Lic. Luis Abinader es el primer presidente, que se juramenta en medio de un Estado de Emergencia  en la Republica Dominicana,  después de la tercera ola democrática iniciada en 1978.

Cuando en apenas horas el Lic. Luis Abinader Corona, sea juramentado como presidente de la República, el otrora poderoso Partidario de la Liberación Dominicana (PLD) habrá llegado al final del ejercicio gubernamental, después de 16 años de gobierno.

El PLD quedó atrapado por una corporación– Comité Político- que hizo del rentismo, los negocios internacionales con el Estado, el enriquecimiento sin causa, el ilícito de las licitaciones públicas, llevando hasta el hartazgo a una sociedad que miraba impertérrita. El lucro desbordante dedioses del olimpo que desaparecieron de la existencia terrenal.

Cúan mágico espejismo de destellos fulgurantes, lo hizo perder el contacto con la realidad; su noción espacial quedó claramente a la deriva, como galáctico bólido de saltos -sin alturas-, que procuraba descender en Prometeo una de las lunas de Saturno.

Deslumbrado por lisonjasy lisonjeros, no advirtió el peligro de enfrascarse en una nueva reforma constitucional, para intentar prolongarsepor un tercer período, solo que esta vez cometió un error de cálculo, -la coyuntura política era distinta-. La geopolítica había cambiado y su doble agenda frente a la gran nación del Norte, lo alejaba de los centros de poder del aliado natural.

Otro error de cálculo, fue haber retado al presidente Fernández en las pasadas primarias del 2019. A partir de ese momento todo fue un crujir de dientes, los días inexorables de la historia le advertían que en la vida como en la política, todo pasa y todo queda. ¡Oh, qué grande Antonio Machado.!

Obviando los manuales futuristas de Peter Drucker, que nos dicen que el gran capital es el humano, tiraron por la borda su principal activo político, sin duda lo era Leonel Fernández. La mala lectura, su desaprender, huérfano político, no le permitió leer la bitácora del capitán que anunciaba el peligro de la tormenta de la división, como lo testificaba la prestigiosa firma Gallup en enero 2020.

La ruptura con la realidad, lo llevó a perder las miradas entre las lentejuelas de la noche, extraviando el diccionario político, que recomienda que el único cadáver que no se patea, es el de un político.

La lectura quedaba clara, la línea ascendente, las fuerzas opositoras al PLD se habían recompuesto. La orquestación sinfónica de una táctica de oposición política, donde treces partidos se movilizaron y declararon su voluntad de defender la Constitución y democracia, marcó la cruz en el cielo de la redención democrática nacional.

Ese conjunto de fuerzas políticas, una aparte de las fuerzas económicas, las fuerzas sociales unificadas como: Participación Ciudadana, Coalición por la Democracia, Concertación Ciudadana, Concertación Democrática, Movimiento Plaza de Las Banderas y Marcha Verde, expresaron la voluntad de generar un cambio en nuestro país.

Hoy día de la Restauración de la República, gesta en la cual el coraje de los patriotas dominicanos dirigidos por Gregorio Luperón conquistó la libertad para el pueblo dominicano, asistimos a un momento de extrema importancia política.

El pueblo dominicano que salió a votar el 5 de julio de manera valiente, desafiando la muerte con su negromanto, retando con machete en alto a esta covidianidad que nos tiene lejos, pero no solos.

Esta transición política ocurre en una coyuntura especial, tanto es así, que el presidente Trump ha enviado su canciller Mike Pompeo. Esto solo se compara con la transición del 1978.  También con la visita política de Henry Kissinger a nuestro país, en la agenda de confrontación de guerra fría.

El relanzamiento de las relaciones bilaterales con los Estados Unidos es de alto interés para ambas partes, la agenda consagra la lucha contra el crimen organizado y la corrupción, aquí mismo donde operó la Oficina Estructura. Además la geopolítica del Caribe, la preocupación frente a la cada vez mayor influencia China en Venezuela.

Es necesario asumir un compromiso nacional hacia nuevas propuestas de nación, que nos permitan unir esfuerzos para salir lo más temprano posible de la crisis. Este domingo renovemos la fe en el destino democrático del pueblo dominicano.