(En memoria de Irasema Jiminián y su tienda de discos y libros ETC.)

“Penelope Fitzgerald publicó su novela La librería en 1978 y con ella llegó a finalista del Booker Prize. El intento de una mujer viuda y sola que en un pequeñísimo pueblo de Inglaterra, donde no existen lectores ni vida cultural, decide abrir una tienda de libros en una vieja casona abandonada. Ambientada en 1959, la novela es, como dicen sus editores, “una obra maestra de la entomología librera”. La cineasta española Isabel Coixet la llevó al cine el año pasado y recibió el reconocimiento de la Feria del Libro de Francfort como la mejor adaptación literaria del 2017. Está disponible en Netflix.”

Las palabras que acabo de citar fueron escritas por José Rafael Lantigua en un párrafo de los “Apuntes de fin año” que publicó, el 29 de diciembre pasado, en su página sabatina de Diario Libre (“Raciones de letras”), haciéndome recordar que, cuando la referida cinta de Isabel Coixet fue galardonada en los renglones de mejor película, dirección y guión adaptado en la pasada edición de los premios Goya, salieron a relucir otros filmes en los que son importantes escenas en librerías. Recordemos algunos de ellos:

Hannah y sus hermanas, de Woody Allen

“The Big Sleep” (Howard Hawks, 1946). En este clásico del cine negro, basado en una novela de Raymond Chandler, el detective Philip Marlowe, personificado por Humphrey Bogart, visita dos librerías como parte de la investigación de un caso.

“Funny Face” (Stanley Donen, 1957). Audrey Hepburn es empleada de una librería donde es descubierta por Fred Astaire, un fotógrafo de una revista de moda que la lanza al estrellato como modelo.

“Falling in Love” (Ulu Grosbard, 1984). En una librería, comprando libros para regalarlos a sus respectivos cónyuges, Robert De Niro y Meryl Streep se van con los paquetes equivocados, error que marcará el punto de partida de una relación especial entre ambos.

“Hannah and Her Sisters” (Woody Allen, 1986). Luego de visitar una librería, ocurrirá un giro imprevisto en la relación de Michael Caine con su cuñada Barbara Hershey. No es la única película de Allen que tiene escenas en librerías, pues estas aparecen también en otros de sus filmes, como “Manhattan” (1979) y “Midnight in Paris” (2011).

“84 Charing Cross Road” (David  Jones, 1987). Un librero en Londres (Anthony Hopkins) durante veinte años mantiene correspondencia con una bibliófila de Nueva York (Anne Bancroft), a quien suple de raras ediciones de libros que ella le requiere.   

“You’ve Got Mail” (Nora Ephron, 1998). En Nueva York, Meg Ryan es dueña de una librería independiente especializada en literatura infantil, cuya supervivencia se ve amenazada por la instalación en su vecindario de la sucursal de una gran cadena, tipo Barnes & Noble, propiedad de Tom Hanks.

“Notting Hill” (Roger Michell, 1999). Julia Roberts es una estrella de cine que está rodando una película en Londres y paseando por el barrio cuyo nombre da título a la película, visita una librería cuyo dueño es Hugh Grant.

También tienen escenas en librerías tres películas de Roman Polanski: "Rosemary’s Baby" (1968), "The Ninth Gate" (1999) y “Basada en hechos reales” (2017), y muchas más tan diversas como, entre otras, “Heaven Can Wait” (Ernst Lubitsch, 1943), "Vertigo" (Alfred Hitchcock, 1958), “The Never Ending Story” (Wolfgang Petersen, 1984), “Crossing Delancey” (Joan Micklin Silver, 1988), "When Harry Met Sally" (Rob Reiner, 1989), "Desperado" (Robert Rodríguez, 1995), "Before Sunset" (Richard Linklater, 2004), "Eternal Sunshine of the Spotless Mind" (Michel Gondry, 2004), “La vida de los otros” (Florian Henckel von Donnersmarck, 2006), "Hugo" (Martin Scorsese, 2011), la dominicana “Patricia: el regreso del sueño” (René Fortunato, 2017) y dos muy recientes: “Can You Ever Forgive Me?” (Marielle Heller, 2018), que tiene tres nominaciones al Oscar en las categorías de actriz principal (Melissa McCarthy), actor de reparto (Richard E. Grant) y guión adaptado (Nicole Holofcener y Jeff Whitty), y una acabadita de estrenar el jueves antepasado en Fine Arts (y que todavía permanece en cartelera) que tiene una escena en la que Joaquin Phoenix y Rooney Mara se encuentran en una librería: “Don’t Worry, He Won’t Get Far on Foot” (Gus Van Sant, 2018).

La Librería, de Isabel Coixet

En la misma onda, recordemos algunas películas en las que son importantes escenas en tiendas de discos:

“A Clockwork Orange” (Stanley Kubrick, 1971). Una de sus inolvidables secuencias es aquella en que Malcolm McDowell se levanta a dos muchachas en una tienda de discos.

“Taxi Driver” (Martin Scorsese, 1976). Robert De Niro compra un LP de Kris Kristofferson para regalárselo a Cybill Shepherd.

“Hannah and Her Sisters” (Woody Allen, 1986). El reencuentro de una pareja (Woody Allen y Dianne Wiest) ocurre en una de las sucursales que tenía Tower en New York.

“Empire Records” (Allan Moyle, 1995). Se trata de una tienda de discos independiente que está a punto de ser adquirida por una gran cadena.

“High Fidelity” (Stephen Frears, 2000).  La acción se desarrolla en una tienda de discos, propiedad de John Cusack, donde también trabajan Jack Black y Todd Louiso. Los tres personajes son fanáticos de la música y coleccionistas de discos. 

También hay escenas en tiendas de discos en películas tan diversas como “Vivre sa vie” (Jean-Luc Godard, 1962), “Cactus Flower” (Gene Saks, 1969), “Quadrophenia” (Franc Roddam, 1979), “Fast Times At Ridgemont High” (Amy Heckerling, 1982), “Peggy Sue Got Married” (Francis Ford Coppola, 1986), “Hairspray” (John Waters, 1988), “Mo’ Better Blues” (Spike Lee, 1990), “Before Sunrise” (Richard Linklater, 1995), “El día de la bestia” (Alex de la Iglesia, 1995), “Y tu mamá también” (Alfonso Cuarón, 2000), “(500) Days of Summer” (Marc Webb, 2009), “Cloud Atlas” (Tom Tykwer y Lana y Lilly Wachowski, 2012), “The Last Word” (Mark Pellington, 2017) y “Hearts Beat Loud” (Brett Haley, 2018), entre otras.

Y no olvidemos aquel diálogo en el volumen 2 de “Kill Bill” (Quentin Tarantino, 2004), cuando Uma Thurman dice que a ella le encanta su trabajo en la tienda de discos de su novio porque se pasan todo el día oyendo música y hablando de música.

La importancia que para más de una generación tuvieron las tiendas de discos, fue reflejada en un diálogo de la película “Almost Famous” (Cameron Crowe, 2000), cuando Kate Hudson dice: “If you ever get lonely just go to the record store and visit your friends”, cita que traigo a colación en vista de que, ante el auge de la música en formato digital y el cierre de numerosas tiendas de discos alrededor del mundo, incluyendo grandes cadenas tan emblemáticas como fueron Tower y Virgin, algunos dueños, empleados y clientes de tiendas de discos independientes de Estados Unidos establecieron hace 11 años el Record Store Day, es decir, el Día de las Tiendas de Discos, a fin de recuperar el gusto del público por la música en formato físico e incentivar sus ventas.

Lanzamientos de nuevos discos, compilaciones y reediciones, tanto en vinilo como en CD, así como actuaciones en vivo de cantantes y músicos, caracterizan la celebración del Record Store Day que se ha ido expandiendo e internacionalizando cada vez más, el tercer sábado de abril de cada año. Más información en este enlace:

https://www.recordstoreday.com/

Tiendas de discos y libros figuran entre las ofertas de Santo Domingo Pop, festival de arte abierto con el objetivo de educar, entretener, impulsar y preservar lo nuestro, cuya programación incluye también música, danza, teatro, artes visuales y gastronomía, los días sábado 2 y domingo 3 de febrero, en el Jardín Botánico Nacional Dr. Rafael M. Moscoso. Más información en este enlace:

https://sdpop.do/

Volviendo al mundo del séptimo arte, la fecha del 22 de enero en curso (martes de la semana pasada) marca un antes y un después en el negocio cinematográfico (la llamada “industria del cine”) y en lo que será el futuro de la comercialización y difusión de las películas en las salas de cine y en las plataformas. En efecto, el martes 22 de enero se anunciaron las nominaciones al Oscar, en las que Netflix obtuvo diez para “Roma”, de Alfonso Cuarón, y tres para “La balada de Buster Scruggs”, de Ethan y Joel Coen. Ese mismo día, la MPPA, o sea, la Motion Picture Association of America (que hasta entonces integraban los seis grandes estudios: Fox, Universal, Paramount, Disney, Warner y Sony, “las majors”) anunció el ingreso de Netflix. 

Naranja Mecánica, de Stanley Kubrick.

“En nombre de la MPAA y sus miembros, es un placer dar la bienvenida a Netflix como socio. Añadir a Netflix nos permitirá defender de manera más efectiva a la comunidad global de creativos contadores de historias”, dijo en un comunicado Charles Rivkin, presidente ejecutivo de la asociación, mientras el jefe de contenido de Netflix, Ted Sarandos, declara: “Unirnos a la MPAA pone todavía más de relieve nuestro compromiso con asegurar la vitalidad de estas industrias creativas y tanta gente talentosa que trabajan en ellas en todo el mundo”.

Tal como informa Pablo Ximénez de Sandoval en el diario español El País, la MPAA “es el lobby de la industria del cine y la televisión. Es la asociación de grandes titanes de la producción y la distribución que, entre otras cosas, califica las películas por edades, presiona para conseguir ventajas fiscales o lidera la lucha contra la piratería. La asunción de Netflix como parte de ese club supone admitir por primera vez en años que hay un jugador nuevo en la ciudad. Un jugador con dos cabezas, una de producción de contenido y otra de innovación digital. Lo que sale por Netflix llega a más de 130 millones de personas. Y desde este año, lo que sale por Netflix es oficialmente de lo mejor que se hace en Hollywood. Porque la decisión de la MPAA se anunció el mismo día que las candidaturas a los Oscars 2019. Netflix ha logrado 15 nominaciones, entre ellas 10 para la película Roma, de Alfonso Cuarón. Es un éxito asombroso para una empresa de fuera de los estudios clásicos… Además, Roma es la favorita absoluta en un año en el que el resto de las películas son medianas. Si no estuviera Roma, podría ganar cualquiera”.

Después de haber citado a Pablo Ximénez de Sandoval, definitivamente, no me cabe ninguna duda: Todos los caminos conducen a Roma… y a Netflix.