Laundromat es una película del año 2019 dirigida por Steven Soderberg y protagonizada por Meryl Strep, Gary Oldman y Antonio Banderas, con breves participaciones de Sharon Stone y Larry Wilmore, entre otros.  Está basada en el libro “Secrecy World” de Jake Bernstein sobre las ramificaciones internacionales de un esquema de estructuración de empresas que permitía esconder crímenes, delitos y felonías.

Para América Latina es relevante porque la historia es negativa para la región, al centrarse en la participación desde este continente a para organizar todo el tinglado que da legalidad a las diferentes fechorías. Todo esto apoyado en una estética muy alusiva a los estereotipos y lugares comunes sobre los países al sur del Río Grande: colores fuertes, devoción religiosa, baile, corrupción de parte de las autoridades.  Se presentan casos de evasión fiscal, adulterio, compra y venta de opiniones, asunción de responsabilidades sin conocer el terreno, extorsión, autoritarismo, soborno, difamación ¡Y ninguno de esos delitos es cometido por un norteamericano!

En las antípodas está el documental “The Tax Free Tour”, disponible en la página Top Documentary Films, no en Netflix, que pone el énfasis en la evasión fiscal e insiste en cómo muchos cuadros de evasión son negativos sobre todo para los países más pobres. Buscando equilibrio dentro de la primera plataforma, es posible encontrar diversidad de materiales más críticos aún en contra del orgullo (“The Great Hack”), la gula (“Fed Up”) y la avaricia (“The Founder)”, dentro de los que se destaca sobre los demás el documental “Saving capitalism”, este último bastante inusual porque, contrario a su título, la cuasi totalidad de los minutos está dedicada a la denuncia de los males de este modelo económico.  En tiempos de la Guerra Fría cualesquiera de esas producciones hubiesen sido consideradas material de denuncia por parte de simpatizantes con el bloque soviético.  Y ahora, a treinta años de la caída del muro de Berlín, es desde este lado de la geografía donde se producen, venden y exhiben esas historias.

Una situación similar se verifica con la más reciente novela de Mario Vargas Llosa, “Tiempos recios”, mucho más cálida y variada que “La fiesta del chivo”.  Esta novela sorprende por la imbricación de la participación de personajes de distintos países en una historia común y, por sobre todas las cosas, por su visión crítica de la participación de los EEUU – y de la defensa del capitalismo – en América Latina.  Parecería un himno a solidaridad latinoamericana como el que entonaron los distintos opositores a regímenes autoritarios durante las décadas de 1960 y 1970 y como todavía lo repetían tardíamente Evo Morales y Hugo Chávez.

Durante los últimos cincuenta años Vargas Llosa ha desarrollado una prolífica labor como articulista de opinión y una coherente aparición en entrevistas donde, con erudición, precisión y sabiduría desestima los aportes de la izquierda latinoamericana y ahora, en una sola obra, demuestra que es capaz de ver más allá de los espejismos de una y otra postura. En todos estos casos inhabituales ha sido la propia realidad y la reflexión sobre los excesos lo que ha reivindicado la importancia de algunos de los mejores momentos del pensamiento no conservador.