A partir del Manuel Alcántara Sáez, politólogo español, catedrático en la Universidad de Salamanca, encontramos los razonamientos de los seis aspectos que explican que en la actualidad estamos viviendo tiempos políticos convulsos, y que producto de este estadio asume que se dibuja un escenario de penumbra como consecuencia de la existencia de crisis que parecen no reconducirse a su solución. (pag.7) 

Y según  lo anterior, el profesor Alcántara Sáez, expone magistralmente como causales motivantes de los tiempos políticos convulsos,  seis aspectos que se sintetizan en los siguientes: 1) La búsqueda de reconocimiento. Se expresa con la espectacularidad. Con protagonismo, individualismo y un implícito proceso de reconocimiento que se ha acrecentado con el desarrollo del TIC-Tecnologías de la Información y Comunicación-, ha permitido un ensimismamiento y el imperio del selfie, lo que en consecuencia, representan un inusitada fuerza que los convierte en grandes árbitros del reconocimiento. Que por demás, se expone en forma de propósito colectivo, es decir, ¡Estamos aquí, incluso, con la bandera y la pancarta en las manos.

2) La gestión de confianza. Esta representa, entre otros vínculos de interacción, los distintos órdenes en que se configura el capital social como elemento básico para el funcionamiento de la política, la cual requiere de grados de confianza mínima en las reglas que la definen. Alcántara Sáez, citando a Max Weber, establece que esta-la confianza-, significa la legitimidad como pilar fundamental del poder, cosa que también hace al recrear un fragmento del discurso del 11 de noviembre del 2019 de Antonio Gutierres, Secretario General de la ONU en el Foro de la Paz de Paris, citamos,   ¨Estamos siendo testigo de una ola de protesta alrededor del mundo, con  característica de un creciente déficit de la confianza entre las personas, los líderes y las instituciones políticas. El contrato social está bajo amenaza…¨

3) El ordenamiento de las identidades, que implica hasta cierto punto soledad social, la apalanca a la falta de atadura familiar en razón de que esta se ha reducido a la más mínima expresión. Los nexos religiosos se deterioran, y que aunque al final logran reestructurarse, se guarnecen bajo el ámbito sectario que por lo prolífico, genera una automatización con vocación individualista.

En este punto, refiere la banalización de la política y la democracia que se manifiesta a través de un alto incremento de los partidos políticos y a la vez en la volatilidad del voto a lo que no se escapa la diminución de los niveles del identificación con algunos partidos políticos en gran proporción de cifras. Finalmente, expresa que ya la identidad de clase hace tiempo que constituye de modo injustificado una cosa muy antigua. (Peter Mail citado por la fuente, pág. 16)

4) El vacío de la representación y el crédito de la intermediación. Este aspecto refiere que la democracia, como expresión del cuerpo electoral, tiene matices veleidoso que a poco de expresarse en las urnas, el cuerpo social-electoral manifiesta un cambio en su estado de ánimo, que por desconexión con la fuerza que lo genera, y por tanto, la funcionalidad de la representación comienza a estar cuestionada, dando paso de repente, a movilizaciones bajo consignas ¨que se vayan todos¨. No nos representan¨ En síntesis, se enfoca también el punto de la desvertebración que ha causado la expansión de las redes, que de alguna forma ha disminuido la tarea de la intermediación, que sin lugar a dudas viene afectando la representación política al venir sufriendo un severo proceso de desgaste, achacable a la conciencia de la gente respecto a la corrupción en la dirección de los estados, lo que sumado a la cuestionada reputación de los políticos, crea un sentimiento de muy baja e inútil representación.

5) El señuelo de que todo es posible.  Su lineamiento se orienta a destacar que la voluntad del poder se enseñorea de la existencia. Poder de tener cosas y más cosas, tener súbditos. Creerse que no hay límites, habiéndolo.

Este punto, finalmente, está conectado con el paradigma del poder que la gente asume por disponer de la herramienta de la conexión inalámbrica, y que da un posicionamiento de poder en virtud de que este instrumento multifuncional de uso constante le acompaña permanentemente.  Además, lo refuerza con un trozo de los enunciados de Ortega y Gasset, (1930), en la rebelión de las masas, al señalar que la vida del hombre va a la deriva… montado nada más que  sobre unas cuantas y pobres abstracciones…y cree que tiene solo derechos y no cree tener obligaciones¨ acto seguido, expone la existencia del individuo egocéntrico que ya no tiene ideas, sino creencias, y que la propia revolución tecnológica le hace sentir vehementemente, que todo es posible, ingenuamente.¨ (pa. 20)

6) El falso sentido de empoderamiento.  A partir de este punto, también tienen cierta conexidad con el anterior, trata de que la revolución digital haya cambiado radicalmente el comportamiento de los individuos. Asume que está al alcance de todas las posibilidades impensables para su generación anterior. Considera que existe una gran mayoría envuelta en historias distópicas – designa un tipo de mundo imaginario… que implica según la fuente citada, que se mueve en torno a la volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad. De forma concluyente, sus consideraciones refieren que aunque en otros países, aunque todavía no haya explosionado una manifestación contundente como en otros, ya una buena parte de América Latina que ha sido impactada, y que solo queda pendiente en qué momento detonará en lo que se espera, que es el asalto a la calle. 

La Republica Dominicana, como se ha visto en los seis aspectos expuestos, no escapa a esta realidad. Y desde ya se han visto manifestaciones que constituye que puede correr igual suerte de expresión de tiempos políticos convulsos.