Tantas personas que quieren que vivamos desde el miedo. Escucho con mucha frecuencia la expresión “el poder, es para usarlo” y casi siempre se refieren a cometer abusos o actos reñidos con la honestidad.
El Siglo XX fue definido como el siglo de las ideologías, sustento para grandes movimientos sociales y de pensamiento; en unos casos, en la búsqueda de la liberación, como el feminismo (la liberación de las mujeres fue la mayor revolución del siglo pasado, librada sin armas y que ahora se evidencia un gran intento en revertir); en otros justificando la discriminación y el abuso, como el fascismo, (revivido en los últimos tiempos y que se atreve a expresiones como Charlottesville). También se ha hablado del fin de la historia, de la posmodernidad y de si estamos en una época de crisis o en una crisis de la época que marca su fin. Muchas teorías y explicaciones, pero la gran pregunta sigue siendoahora, en este Siglo XXI ¿que haremos con la humanidad?
Si observamos la “dirigencia” mundial, regional y local, nos encontramos en casi todos los casos, con la misma realidad: no admite las críticas y reclamos, la dignidad y la decencia dejaron de ser valores, para convertirse en actitudes no gratas. Requieren pleitesía, culto y servilismo, sino te doblegas a su “poder” debes sufrir exclusión o descrédito. En la conciencia de su pequeñez, no resisten cerca a nadie que sea libre y la violación de derechos se convierte en la vía para su accionar.
Se justifican, colocan etiquetas queriendo indicar que quien se queja, protesta y expresa su descontento, es porque vive desde la amargura, porque le duele no tener los medios económicos adquiridos por quien detenta el poder; y porque quieren “llegar” para hacer lo mismo que critican. En República Dominicana es de la mayor normalidad escuchar a alguien decir, “todos roban”. Además, se rodean de personas de la misma calaña para reafirmarse en “su circo” Trump lo hace absolutamente evidente en sus twists, a muchos otros, me los imagino diciendo en privado cosas parecidas a: “Pero, ¿qué es lo que se creen?, si vinieran en 'buena forma' 'yo' quizás podría 'ayudarle', vengan pídannos favores y limosnas, seremos magnánimos. De lo contrario, aténganse a las consecuencias”.
Sinceramente, estoy preocupada, como sociedad mundial hemos permitido que crezcan tanto las malas hierbas, que están arropando el planeta; dos guerras mundiales no nos han hecho reaccionar, parecería que estamos construyendo la próxima. Impera la insensatez, en lo micro (pongamos de ejemplo nuestro propio país) y en lo macro (Venezuela, Afganistán, Irak, Corea, EEUU ¿basta con estos nombres?).
¿Cómo hacer valer mis derechos? ¿Cómo hacer para vivir sin miedo y que lo malo se nos vuelva bueno? ¿Asumimos el costo? Aunque signifique exclusión y falta de oportunidades en el intento de construir una sociedad habitable desde la bondad. Hago la pregunta y recuerdo a tantas mujeres sabias quemadas por la hipócrita “santa inquisición” acusadas de brujas. A Daniel, ese al que un Rey pusilánime permitió que arrojaran a foso de los leones. A las Mirabal, asesinadas por defender en lo que creyeron. Y aunque es cierto que no quiero más mártires, ni heroínas, y que aspiro a una sociedad que pueda vivir en paz, desde la alegría y en libertad. Hay que recordar que deben existir personas que se atrevan a rebelarse, denuncien la discriminación y el “orden establecido” si funciona desde el abuso.
Hay que dejar evidencia de la crueldad y de quienes actúan desde el egoísmo y la prepotencia ¿Recordamos como vivieron y murieron nuestros Padres de la Patria después de “liberarnos”? ¿Vamos a seguir obligando a quienes reclaman derechos a vivir y morir de la misma forma, para luego que pase el tiempo se le hagan monumentos, o vamos a trabajar en la construcción de una sociedad más justa, igualitaria, equitativa y honesta?
¿Hasta cuándo vamos a encontrar justificaciones para adultos que abusan de menores de edad, para hombres que actúan desde la violencia hacia las mujeres, para empleadores/as que abusan de su posición de autoridad, para quienes se adueñan del erario, para quienes discriminan? Ahora bien, que la indignación no sea para aislarnos y declarar que nos vencieron; muy por el contrario que nos sirva para el impulso, para hacer siempre lo mejor. No cedamos, no dejemos que nos venzan, obliguemos a la rectificación y a la buena actuación. Que no anulen nuestro espíritu con su proceder maldito. Ni supremacistas blancos/as, ni imperialistas, ni corruptos, ni mediocres con poder; no permitamos que sigan quedándose con los espacios de toma de decisiones porque nos vencen fácilmente con sus malos tratos.
La historia tendrá que escribirse de otra forma. La esperanza es que pronto, muy pronto la historia deje de ser un cuento de vencer, corromper y aplastar. Tenemos que lograr escribirla con otras miradas, esas que permitan reconstruir lo que somos y en lo que creemos, para que el culto al éxito deje de ser para quien exhiba grandes fortunas. “Que lo injusto no nos sea indiferente”. Construyamos la sociedad feminista y compleja que nos merecemos.
Una vida sin violencia, con respeto, equidad, justicia, igualdad y paz, y el mundo cambiará. Creámoslo y hagámoslo posible.