Con la reunificación de las elecciones presidenciales, congresuales y municipales, el país vivirá ahora un largo tiempo de frialdad política.
Eso espanta a muchas personas, especialmente a los que viven de esto, pero es una gran realidad.
Al Partido Revolucionario Dominicano-PRD- le queda mientras tanto sólo la opción de discutir, analizar y evaluar qué es lo que van a hacer dentro de estos pesarosos años para lograr su unificación y la reestructuración para un nuevo intento nada más y nada menos que en el distante 2016.
No es fácil porque deberán, por lo pronto, lidiar con unas heridas, acusaciones y contraacusaciones cada vez más agigantadas por la frustración de pensar en durar todo ese tiempo lejos de las mieles del ansiado poder y que se tuvo tan cerca.
Algo así se hubiese amortiguado con unas elecciones de medio término en la que líderes, seguidores y vividores de esto se hubiesen enfrascado. Pero ya todo apunta a la distancia.
Se han esfumado de manera total los planes, propósitos e ideas de quienes visualizaron posiciones, negocios y cosas contando con las facilidades del Estado.
Y aunque el Partido de la Liberación Dominicana-PLD-fue el ganador, esta organización ahora hará como los gitanos después que terminan su espectáculo en el pueblo.
Sencillamente, lo que queda es desmantelar rápidamente todo lo usado durante el show. Ya no hay necesidad de más trapecistas, muecas y saltos por los aires. Ya se obtuvo lo que el pueblo debía dar.
Los morados cuentan con cuatro años dominando el poder.
Ese es un tiempo suficientemente bueno como para no preocuparse por estrategias, contactos, amigos, llamadas, visitas, giras, propagandas ni nada.
Así que todo este tiempo pasará dentro de un escenario de nimiedades. Algo que no deja de ser sumamente tormentoso para muchos.