Hoy culmina una semana de reflexión, recogimiento e introspección, donde meditamos sobre el sentido de nuestra vida y buscamos una explicación interna sobre las cosas inentendibles que pasan en nuestro país. Durante unos días dejamos atrás los bacanales, la búsqueda del goce de los sentidos yel bullicioso mundo exterior para sumergirnos en las cosas del espíritu.

Alejados de las distracciones cotidianas, y un poco abstraído de la lucha por la subsistencia, abrimos un espacio dentro de nosotros para dejar fluir libremente la voz de la conciencia como protagonista de nuestro mejoramiento humano.

Incluso por las redes sociales se activó una campaña digital cuyos mensajes breves pero profundos en su sencillez espiritual, invitaban a escuchar la voz de nuestro más profundo ser interior, acicateada por la reflexión.

Como culminación de nuestras andanzas por los vericuetos del alma, hoy la mayor parte del mundo cristiano, celebra este domingo el día de Pascua o día de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Todas las iglesias cristianas en su prédica y liturgia dominical resaltarán la trascendencia del hecho de que el sepulcro no pudo mantener aprisionado por más de tres días el cuerpo inerte de Cristo.

Sacerdotes y pastores cristianos tendrán como tema obligado de hoy el significado sagrado de la resurrección, lo que implica para la humanidad el que Jesús venciera a la muerte. Algunos quizás se auxilien del diccionario para poner más en claro todas las acepciones o significaciones de la palabra resucitar. En su recurso al diccionario se encontrarán con que la resurrección quiere decir, literalmente,lavuelta a la vida de alguien que ha muerto, levantarse de la sepultura.

Los que recurran al diccionario también hallarán otras acepciones más simbólicas de la palabra resurrección, tales como “Renovación de algo que había disminuido su actividad o que había perdido actualidad, o de alguien que estaba decaído física o moralmente”. Definiciones como esta última la identifican como sinónimo de resurgir, renacer, levantarse.

Conforme a esta definición, la Resurrección debe significar para nosotros la vivencia de la necesidad de renovarnos, revivir lo mejor de cada uno de nosotros, levantarnos de la desesperanza, reinventarnos, actualizar ideales, retomar nuestro destino y redirigirlo por mejores rumbos.

Las inferencias espirituales que podemos extraer de este día de Resurrección es que debemos resucitar en nosotros valores, ideas, sentimientos y esperanzas que pueden estar muertos, como la solidaridad, la utopía, el amor, la pureza del alma y otras atribuciones del espíritu que nos apartan más de la condición animal.

Volver a la vida después de haber muerto suena escéptico para la ciencia experimental y para quienes no se identifican como cristianos confesos, pero para los devotos de la fe cristiana la resurrección es un acontecimiento milagroso que constituye parte fundamental de la doctrina cristiana, pues sugiere que nada es imposible para el poder divino que manda sobre la vida y la muerte.

Fuera del ámbito de la fe y del marco religioso, la vida y la experiencia diarias nos enseñan que lo que muere muerto está y muerto se queda, que nadie ha regresado del más allá para desmentir a la muerte como realidad de la existencia. Por lo tanto, lo que resucita es porque realmente no estaba muerto. Es decir, que en vez de resurrección conviene hablar de revivificación en ese contexto, como posibilidad.

Este domingo de Gloria o Resurrección, como se le conoce en el catolicismo, coincide con la resurrección política de un partido al que muchos se apresuraron a sacarle a destiempo su acta de defunción, por eso, todavía no se reponen de la sorpresa de ver tan vivo lo que daban por muerto. Si resucitar significa levantarse, en vez de volver de entre los muertos, considero aplicable el término para designar el resurgimiento que se viene verificando en todo el territorio nacional del Partido Revolucionario Dominicano, PRD.

Lo creo así porque el PRD pudo haber caído en letargo, en cuidado intensivo fruto de la crisis a la que lo condujeron el divisionismo y el revanchismo, lo cual provocó que lo declararan “clínicamente” muerto; pero el partido blanco nunca fue enterrado por quienes aspiraron a convertirse en sus sepultureros.El PRD superó felizmente el estado comatoso en que lo arrojaron la intriga y la traición del pensamiento peñagomista.

Sí, el glorioso Partido Revolucionario Dominicano está resucitando para volver a la vida de sus más sagrados principios ideológicos inspirados en el peñagomismo; el partido del jacho viene experimentando un sostenido proceso de recuperación y crecimiento que raya en una verdadera resurrección política, gracias a los esfuerzos de su actual timonel, el ingeniero Miguel Vargas.

Si para la ciencia,la muerte de un ser vivo esalgo irreversible, en la política nacional lo que es irreversible es la reanimación y revivificación del gloriosoPartido Revolucionario Dominicano. Sin duda, vivimos tiempos de resurrección.