En mis años de universidad tuve un profesor que no dejaba pasar el más mínimo momento para recordarnos que debíamos de ser eficaces, eficientes y pertinentes, o lo que es lo mismo, hacer lo correcto, utilizando solo los recursos necesarios y en el momento preciso.
Aunque este trío de palabras son de uso común y popular, entiendo que hoy en día tienen más peso que nunca en lo relacionado con el rol de la Tecnología de la Información y Comunicaciones (TIC).
Para ponernos todos en la misma página es preciso recordar que, el departamento de tecnología de cualquier institución o empresa, es un proveedor de servicio de la misma y no el negocio como tal.
No importa que tan importantes sean los sistemas que se manejan, si son muchos o pocos o si los mismos detienen la producción de la organización, la misión y la visión de la empresa son el corazón de la misma y cada entidad buscará cumplir sus objetivos apoyándose en las bondades y facilidades que TIC pueda ofrecer.
En la sociedad actual, donde cada negocio tiene quien le haga competencia, donde cualquier error o mala planificación puede disparar los costos de operación sin que necesariamente se aumente de igual manera el presupuesto asignado, es imperante tratar de ser eficaces, efectivos y pertinentes.
Esta línea de pensamiento, implementada con consciencia y propósito, puede hacer que TIC se convierta en un suplidor que aporte valor a la institución y no solamente un simple servicio. Esto a su vez pudiera convertirse en una ventaja competitiva para la empresa de cara al mercado, atrayendo y captando mejores y más fieles consumidores de los productos ofertados, los cuales, al final de todo, son la razón de ser del negocio.