Un nuevo amanecer se presenta cada día, uno no sabe lo que sucederá al otro día; la vida corre ciega en su rutina material, intelectual, espiritual y de trabajo cotidiano. Nadie se detiene a cavilar sobre su horizonte y el destino de la existencia que le ha tocado sobrellevar. El 8 de octubre caí vencido y desapareci por diez días de este mundo, sin conciencia de nada, pero un murmullo de calor se arremolinó cerca de la Clínica ofreciéndome el calor y los afectos más solidarios que continué recibiendo por mi salud. Luego dos semanas en otro otro Centro en intensivo aplicandome dos catéterismos.

He aprendido con inusitada experiencia que en el lidiar cotidiano un hecho grave es una novedosa oportunidad que le ofrece la vida para sacar provecho de ella y hacer los ajustes necesarios para seguir viviendo, avanzando hacia nuevas formas de pensar, vivir y recomponer tus relaciones sociales y familiares. Justo cuando dado de Alta, a los pocos días me llego el último recibo de saldo del Jardín, no encontré el expediente en su lugar porque lo habían removido con fines de usarlo por instrucciones de la cardióloga, cuando mi entubado cuerpo yacía inmóvil, y a todas luces me daban por muerto. Sentencia de muerte que no se cumplió y aquí sigo " vivito y coleando". Ahora con mis debidas excusas a mis acuciosos lectores por desaparecer un tiempo de este vínculo social que habíamos forjado.

Supe que el otro mundo, donde primaron las alucinaciones y cuadros pintorescos, mientras en este me lloraban, sin conocimiento de tal, vivía un espacio de otra lógica perturbadora, donde creaba personajes como reales, lleno de tozudez y egoísmo material, que tengo fijo en mi mente como en la pintura surrealista, que se reproducen con vigor en la mente del pintor, dada en su creatividad, en su fantasía de colores y líneas.

Los años y la madurez dada en experiencia nos dicen que el fracaso como tal no existe sino en la mente del sujeto; cada situación abordada por los seres humanos representa una Oportunidad, una oportunidad para levantarse y sacarle provecho para nuevas jornadas que acometeremos ineludiblemente. La leyenda de Niccolo Paganini, el extraordinario violinista italiano, tildado de violinista del diablo porque mientras desarrollaba su pieza musical se le rompió una cuerda y otra de seguido, pero el no se detuvo y continuo extrayendo de una sola cuerda todas las notas ante un público absorto y nació en el la gloria con los aplausos estruendosos por su magia de genio.

Quiero testimoniar mi gratitud a la Universidad Autonoma que me pródigo todo el apoyo posible, incluso con la presencia de la Rectora Emma Polanco y de cientos de colegas y amigos, a los médicos que me asistieron con desvelos, en la Dra. Marmolejos y al equipo excelente del Dr. Pedro Ureña y Pablo, personificación de la ciencia y la sencillez humana, a lo einsteiniano.