No había contado esta historia anteriormente porque no lo consideré pertinente.
Ahora que el actual Secretario General de la OEA, Luis Almagro, ha reconocido públicamente la imperdonable “ofensa histórica” que cometió esa institución contra nuestro país en abril del 1965, condonando ilegalmente la barbarie de una segunda intervención armada estadounidense, considero este testimonio muy pertinente.
-Señor embajador, siento mucho lo que pasó en su país- dijo Lyndon B. Johnson.
Héctor García-Godoy y yo coincidimos en Washington, D.C. en el año 1967. El, como embajador dominicano ante la Casa Blanca y yo como sacerdote católico. Llegamos a estar de acuerdo en algunas cosas y lo consideré mi amigo.
-¿Qué te parece?- me dijo una tarde- ¡Lyndon B. Johnson aceptando su metida de pata en nuestro país!
Lyndon B.Johnson (LBJ) había invitado al cuerpo diplomático a su rancho de Texas y le pidió al embajador dominicano que se sentara a su lado durante todo el trayecto en el Avión Presidencial “Air Force One”.
Se pasó todo el tiempo tratando de justificar la invasión de los marines en nuestro país durante la guerra de abril del 1965. No olvidemos que Héctor García Godoy había sido “hand-picked” (elegido por el dedo) como “Presidente Interino”, al final de la guerra patria.
A él le tocó lidiar con ambos bandos, a veces sufriendo vejaciones innecesarias. De eso estaba LBJ muy consciente y le pidió excusas al embajador dominicano. Sin embargo,dijo:
– Eso debimos habérselo dejado a los dominicanos- afirmó Johnson- pero no nos quedó otra alternativa y usted bien lo sabe. En Texas tenemos una expresión que reza: “tienes que moverte rápido, aun cuando estés en el baño, no sea que te sorprendan con los pantalones entre los pies y no puedas correr”.
Es lo que en puro dominicano equivaldría a: “coger a uno asando batatas”, expresión que cobró fama durante la guerra de Restauración (1865), cuando los dominicanos se alimentaban a la carrera en la manigua a base de batatas asadas. Si el enemigo irrumpía en ese momento, como lo hizo varias veces, todo el mundo se desgaritaba de forma desordenada como alma que lleva el diablo, contrariamente a la disciplina que reinaba en las filas españolas. “Hay que trazar los planes concretos hasta para una retirada”, decía Máximo Gómez Báez (El Libertador).
-Pienso que cometimos un grave error pero no podíamos permitir otra Cuba en el Caribe-le dijo Johnson a García Godoy.
-No olvidemos- me dijo- que LBJ fue el presidente estadounidense que más leyes de reformas educativas firmó (25 en total). Además de las innumerables reformas de los derechos civiles (Civil Rights) y de los derechos laborales (Labor Rights), unido al ambicioso programa de la “Guerra contra la Pobreza”.
En el área de las relaciones internacionales, sin embargo, su desempeño fue muy contradictorio, al aumentar exponencialmente la participación estadounidense en Vietnam (de 16,000 “consejeros” no combatientes en el 1963, a 550,000 soldados cuatro años más tarde-1968). A esto hay que añadir la provocación innecesaria en el Golfo de Tonkin, para justificar el recrudecimiento de la guerra contra Vietnam del Norte. Todas estas cosas dieron al traste con sus aspiraciones políticas.
¿Fue Lyndon Baynes Johnson también “engañado” por sus servicios de inteligencia, como aludió en el caso dominicano o, más bien, fue un pretexto inventado (Golfo de Tonkin) para involucrar a sus amigotes tejanos en el gran negocio de la guerra en Indochina? Por lo menos así piensan algunos de sus analistas. De ahí salieron todos (incluyéndolo a él) súper billonarios.
The Lyndon B.Johnson Ranch, conocido como “La Casa Blanca de Texas” al final de la década de los sesenta, donde el presidente pasaba más del 25% de su tiempo, es hoy día un monumento nacional y se encuentra a 50 millas al Oeste de la capital de Texas, la ciudad de Austin. Cubre un área de más de 6 kilómetros cuadrados. Está ubicado cerca del río Pedernales (¡como si estuviera en Barahona!), no muy lejos del pueblito donde nació el 36mo presidente de los Estados Unidos. Sin embargo, Austin no es la ciudad más grande ni la más poblada del estado (apenas llega a 700,000 habitantes).
Texas había sido parte de México hasta el año 1836 y, antes de la anexión de Alaska (casi 5 millones de kilómetros cuadrados) oficialmente reconocida como estado en el 1959, Texas era territorialmente el estado más grande de los EEUU con sus 700,000 kilómetros cuadrados.
La ciudad de Texas más poblada es Houston (con casi tres millones de habitantes) y donde se encuentra uno de los centros médicos más reconocidos en el mundo, relacionado con las enfermedades cardiovasculares.
Dallas, donde asesinaron al presidente John F. Kennedy el 22 de noviembre del 1963, es la tercera ciudad más grande de Texas (un millón y medio de personas), después de San Antonio, que le sigue a Houston, tanto en superficie como en población (dos millones).
-El presidente cowboy, como llamaban a Lyndon B. Johnson- me dijo García-Godoy- fue el segundo político de más alto rango, junto a Richard M. Nixon, que, siendo ambos vicepresidentes, visitaron oficialmente a la República Dominicana. Nixon lo hizo en el 1958, en tiempos de la dictadura trujillista y Johnson lo hizo como representante oficial del presidente John F. Kennedy en la toma de posesión del profesor Juan E. Bosch y Gaviño, el 27 de febrero del 1963. En esa ocasión ambos hombres se conocieron personalmente y Johnson escuchó con mucha atención el discurso inaugural de Bosch, el cual es considerado hoy día como una joya de oratoria democrática latinoamericana.
Las conversaciones telefónicas de Lyndon B. Johnson han sido desclasificadas y en ellas se escuchan los intercambios que éste sostuvo con personajes envueltos en la trama, tales como el Secretario de Estado, Dean Rusk (que se opuso al envío de los marines),
Robert S. McNamara (Secretario de la Defensa) y McGeorge Bundy, consejero de LBJ.
Es interesante notar que el segundo nombre de McNamara era “Stranger”, Robert Stranger McNamara. Nombre que, traducido al español significa “extranjero” o “extraño”. Eso fue precisamente este personaje en relación con Latinoamérica. ¡Un perfecto “extraño”!
En el breve mensaje del Teniente General, Earl Wheeler, Jefe de las fuerzas conjuntas del Pentágono, al General Bruce Palmer, comandante en jefe de las fuerzas estadounidenses que desembarcaron en Santo Domingo el 28 de abril del 1965, se lee lo siguiente:
“Su misión tiene un doble objetivo: 1) Proteger las vidas de los ciudadanos norteamericanos y llevarlos a puerto seguro (el acorazado USS Boxer). 2) Cerciorarse de que la República Dominicana no caiga en manos comunistas”.
– Lo siento muchísimo, Sr. Embajador- le repitió Lyndon Johnson a García Godoy- a mí me engañaron vilmente los informes de inteligencia, tanto de la CIA como de las demás agencias. Eran mensajes contradictorios y no me dieron más alternativa que adelantarme a los acontecimientos. Algo parecido había sucedido antes, en el 1961, con la debacle de la Bahía de Cochinos. No nos podíamos dar el lujo de equivocarnos dos veces. Sin embargo, Sr. Embajador, si tuviera que hacerlo otra vez y bajo circunstancias similares, no vacilaría en hacerlo de nuevo. El que da primero da dos veces.
Eso le dijo LBJ a Héctor García-Godoy durante el viaje a Texas. Parece que le remordía la conciencia más de la cuenta.
-Me dio la impresión- añadió García-Godoy- que lo que Johnson en realidad quería era que yo, como representante del pueblo dominicano, me tranzara y le manifestara que estaba de acuerdo con él. Por eso insistió tanto.
-¿Y tú lo hiciste?
-Jamás.