En la República Dominicana existe un extraordinario tesoro no comparable a ningún otro; con la peculiaridad que es prácticamente invisible, por la incomprensión que predomina respecto a lo que es el verdadero sentido del desarrollo. Se trata de la población alfabetizada entre las edades de 15 y 29 años que abandonaron los estudios en el nivel básico o medio; al ser poco productivos los que están incorporados al mercado laboral generalmente tienen empleos de baja calidad, otros son desempleados o están en la economía informal con muy bajos ingresos.
A partir de las informaciones del IX Censo Nacional de Población y Vivienda del 2010 la población a que nos referimos se puede estimar en más de un (1) millón 900 mil personas. Su cantidad supera los matriculados del nivel primario, es el doble del nivel secundario y más de cuatro veces el nivel universitario. Y aun así en lo educativo son invisibles.
Si se desarrollan estrategias educativas innovadoras, realmente atractivas, efectivas y de alta calidad para hacer productiva a una importante parte de esa población no existen minas por grandes que sean, de los metales que sean, que superen su valor el cual además trasciende lo económico.
Precisamente hablando de lo económico, un reciente estudio del FMI confirma que la República Dominicana ha sido de los países de más alto y sostenido crecimiento de los últimos 20 años; pero ha sido al mismo tiempo de los países que ha logrado menor incremento del empleo así como empleos de más baja calidad. En el fondo es un problema de la productividad de la mano de obra.
Una respuesta educativa que debe ser considerada para dicha población ha de comprender en lo curricular una orientación hacia la formación técnico profesional que dado el peso predominante del sector servicios de la economía, ha de enfocarse hacia una capacitación básica integral de menos de un año de duración en desarrollo organizacional y gerencia, incorporando la adquisición de competencias en el lenguaje escrito y pensamiento lógico en sus vertientes de redacción, exposición oral y métodos cuantitativos elementales. Ha de contemplar además junto a un tronco común, concentraciones o especializaciones en las distintas vertientes del desarrollo organizacional y la gerencia promoviendo el emprendedurismo mediante las Mipymes como una de sus salidas.
Esa respuesta educativa no supone las grandes inversiones propias de la formación técnico profesional como acontece para los sectores tanto industrial y como agrícola de la economía, y aun así mucho que se beneficiarían.
Hagámoslo visible, apreciémoslo en su justa dimensión y desarrollemos ese gran tesoro nacional.