París está llena de estupor, tristeza e impotencia. El mundo llora por los acaecidos en Francia, en manos de ochos terroristas con planes encadenados de destrucción pero no nos olvidemos de: Siria, Irak, Pakistán, Gaza, que cada día entierran personas vilmente asesinadas.
En Enero de este año, París vivió un primer ataque terrorista al periódico satírico Charlie Hebdo y en esos días el mismo grupo responsable de ese ataque amenazó con nuevos actos de terror. Cumplió su palabra. Daesh o EI (Estado Islámico) es el grupo de sicópatas islamista responsables de muchos asesinatos en la zona Siria-Irak, del derribo del avión ruso hace varias semanas y de esta última matanza en París. Francia, Bélgica y otros países albergan hijos de inmigrantes de segunda y tercera generación, nacidos y criados allí. Algunos de estos jóvenes han viajado hasta Siria para enrolarse en las filas del EI, luchar contra el ejército de Al Asad y morir matando en nombre de Alá (Dios) con la idea delirante de convertir medio oriente y el mundo en su califato. Es decir, Europa tiene a sus enemigos en casa.
EI, es otro despiadado grupo terrorista como aún lo es, Al Qaeda, Al Nusra, Hezbola en Beirut, Boko Haram en Nigeria, etc. Un grupo de mercenarios que maneja cada día millones de dólares provenientes de los yacimientos petrolíferos de su entorno y alguna que otra fuente de financiación. Occidente con una política exterior errada y mal ejecutada ha sido la semilla que ha germinado y convertido en enemigo a los mismos asesinos que años atrás fomentaron, ayudaron y proveyeron de armamentos y dinero. Todo a cambio de una estrategia geopolítica por petróleo y otros intereses.
Hoy, Europa conmocionada por estos ataques ve como de sus mismas calles salen muchachos sin ninguna perspectiva de vida a ser soldados del terrorismo en base a creencias fantasiosas y delirantes. En París, murieron 132 personas y más de 352 heridos, un centenar de gravedad. Personas que cenaban tranquilamente en restaurantes céntricos, otros como público en un partido de fútbol, donde a dos de los terroristas se les prohibió la entrada pero éstos se inmolaron fuera, y otro centenar más de asesinados mientras disfrutaban de un concierto en la conocida sala Bataclan. Por supuesto, con las consabidas frases antes de perpetuar las matanzas de: "Allau akbar" (Dios es grande) y "vamos hacer lo que ustedes hacen en Siria”,
Hace años que el mundo no anda bien. La comunidad internacional dormida con el caso Siria, tuvo que esperar a que Rusia intercediera. Francia por su parte, comenzó a bombardear la ciudad de Raqqa, Siria, bastión del EI en venganza. Desaparecer la vida de centenares de personas por enajenación mental y en nombre de Alá (Dios) no es la real interpretación de un credo. Las religiones, todas sin exclusión, vividas de manera enfermiza tiene como resultado estas desgracias desde los inicios de la humanidad.