Desde que la reflexión que parte de la crítica y la percepción kantiana se impuso en la modernidad, y se inició  un recorrido filosófico y teórico basado en el fundamento de la obra de arte, noesis, logos y theoria conforman la intuición racional del sujeto estético. Esto quiere decir que la razón, lo sublime y lo artístico se comprenden como instancias de la creación.  Lo que supone una entrada como necesidad de expresión de los sentidos en la experiencia. Todo lo cual implica un campo de progreso que a partir de la intuición, facilita el acceso a la comprensión estética, vale decir al entendimiento de lo sencillo.

La Teorética es en sentido kantiano, una rama de la comprensión sensible que se sostiene sobre la base de lo inteligible y lo “estético”.  Esto quiere decir que aquello que se comprende y expresa sobre la base de la experiencia, apoya el fenómeno de la creación, pero sobre todo, de los principios.

En tal caso, los argumentos de una estética platónica, así como el argumento kantiano, sustentado en la crítica, asimilan los principios sobre los cuales se fundamenta la obra de arte. La Teorética, en este sentido, forma parte de la estética y de la teoría del arte. El sustento teorético de la estética dinamiza la visión de la obra. Esto quiere decir que lo que se reproduce o se inventa cobra valor en el proceso de representación y novedad de los fenómenos artísticos inmanentes y trascendentes.

¿Qué es lo que ocurre entonces cuando una obra desarrolla un mundo sensible y un acto perceptivo, racional e intuitivamente organizado? La obra y el proceso de entendimiento de la misma, se presentifican mediante  los sentidos. La obra y la experiencia, la creación y el sujeto, el orden, el sentido y la libertad creadora, alcanzan un pleno valor en el acto mismo de percepción sensible. De ahí que el arte sea en-sí y para-sí el camino desde la intuición y la razón para interpretar y comprender los diversos modos de la creación artística.

La intuición y la razón patentizan el esfuerzo psicológico de interpretación y comprensión de la obra de arte, toda vez que el juicio estético traduce los estados de la imaginación creadora del artista y la imaginación receptora del contemplador de la obra de arte tal como se observa en la perspectiva kantiana de la Crítica del juicio.

Una reflexión sobre la teoría filosófica del arte implica la creación de un fundamento del lenguaje del arte. Esto implica el hecho de que una perspectiva de la visión creadora, radica en observar y hacer visible lo artístico en materia y forma. Todo lo anterior conduce a explicar el fenómeno estético, a partir de los principios que constituyen la obra como tal y su mensaje o mensajes, en cuanto la concepción de la obra como valor, exige un orden en su particularidad y en su libertad.

La palabra fundamento en este caso, conjuga base, producto, proceso y significado. Cuerpo y visibilidad involucran una concepción de la presencia, mediante rasgos, grados y niveles ontológico-metafísicos.

En Aristóteles, en Vico, en Kant y Hegel, el fundamento será teórico, formal; intuitivo y racional, inmanente y trascendente. Esto quiere decir que en la teoría del conocimiento artístico, podemos advertir una relación entre sujeto y mundo, entre obra, creador y receptor. Lo que se desprende de estos niveles de conocimiento y representación es justamente la experiencia que muestra la proyección en tiempo y en espacio de ciertas correspondencias estéticas y perceptivas. La forma, la situación, la visibilidad o invisibilidad de la obra de arte, crean un orden específico de creatividad y sensorialidad, percibiendo el ser y el ver allí donde el creador y el receptor conforman la base de la creación artística.

Así pues, todo este proceso refiere al orden sensible del “mundo de la obra”, de tal manera que aquello que se explica como existencia fenoménica de la visión, crea el fundamento estético y el fundamento teorético del arte.

Desde los escritos estéticos de Denis Diderot (figura importante de la ilustración como escritor, filósofo y enciclopedista francés), Voltaire (escritor, historiador, filósofo y abogado francés) y Herbert (naturalista, filósofo, psicólogo y sociólogo británico), se fue creando en el campo estético un recorrido que dará lugar a un tipo especial de creación cuyo funcionamiento veremos revelarse en los orígenes mismos de la modernidad. Todo lo cual va a implicar el nacimiento de la estética moderna. Los principios que explican la experiencia estético-sensible surgen del sujeto mismo de la obra de arte. El lenguaje del arte es una mediación y a la vez un modo general y específico de comunicación y significación. La intencionalidad de toda obra de arte es lo que simboliza el autor de la misma.

En efecto, la obra de arte es un producto percepto-sensible e imaginario, y por lo tanto la misma produce un efecto particular y general en la condición creacional. Tanto el creador de una obra de arte, como el receptor de la misma, se justifican en una concepción del arte, del espíritu y de la sociedad. Theodor W. Adorno se ha referido a una filosofía y una estética de la música en el marco de una historia general de la sociedad y de las ideas.

Los escritos de Walter Benjamin sobre la crítica de arte y sobre el romanticismo, evocan una condición del arte denominado  aurático, esto es, reflexiva y contemplativo en el contexto de lo místico y lo social. Para Walter Benjamin, los orígenes del drama barroco alemán y de la ópera, tienen sus fuentes en las raíces de la cultura y en el universo de los mitos fundamentales de la modernidad.

Toda la poética del clasicismo tiene sus fuentes en los modelos e imágenes de la antigua Grecia y el Renacimiento, de tal manera que las visiones que se conciben a partir de los conceptos de civilización, educación y cultura, implican un universo de formas armónicas y equilibradas propias de la tradición occidental. (Ver E. H. Gombrich: Arte e ilusión: Estudio sobre la representación pictórica Meditaciones sobre un caballo de juguete y otros ensayos sobre la teoría del arte (1998); Estudios sobre el arte del Renacimiento 1 y 2; El legado de Apeles (2000).

Existe una dialéctica entre la imagen clásica y la imagen moderna, la estética clásica y la estética moderna, el orden clásico y el orden moderno, que consolida esta dialéctica, el principio de contradicción y de creación. El argumento sobre la naturaleza en la Grecia clásica cobra su valor en toda la travesía del humanismo, de tal manera que lo que se llevó a cabo en el Renacimiento no fue más que una reproducción y a la vez que una invención del concepto belleza.

Desde el punto de vista de la estética romántica, lo melancólico y la melancolía se dieron como fuente de creación y de asimilación del alma angelical; el elemento sublime generó en el orden psicológico y sensible una experiencia resplandeciente del arte y de lo artístico.El fundamento del alma romántica se pronunció como posibilidad y visión del arte y de los artistas, de tal manera que el sujeto dinámico de la obra de arte se reconoce en las posibilidades de un tipo general y particular de creación artística.

La dialéctica del arte se presenta como dialéctica de la significación del producto artístico. En este sentido toda dialéctica desarrolla la visión de la historia y de la cultura. En la lectura de la estética de Vico, las edades sensibles son edades del hombre y de la obra de arte. Por tanto, la obra, el autor y el espectador se reconocen como los ejes del fundamento estético y expresivo.

Estudiar las bases teóricas de la creación artística conduce en este proceso a:

  • Conocer la conceptografía estética y humanista del arte.
  • Conocer la estética en el contexto de la libertad creadora.
  • Interpretar el concepto filosófico de las ideas estéticas.
  • Buscar y entender los procesos de creación artística a partir de las diversas conjunciones estéticas.
  • Relacionar la estética con las humanidades clásicas, modernas e ultramodernas.
  • Motivar los principales intereses de la creación artística en sus diversas direcciones.
  • Comprender las diferentes visiones estéticas a partir de la síntesis y el análisis.
  • Recuperar de manera sincrónica las diversas tendencias del análisis y la visión estética.
  • Situar la teoría del arte en el marco de la interpretación y de la creación artística.
  • Entender el arte como práctica de trabajo sencillo y como lenguaje abierto a las concepciones imaginarias.
  • Comprender la llamada solidaridad creativa en los diferentes movimientos de la interpretación del mundo y de las cosas.
  • Practicar una lectura de los diferentes momentos y espacios de la creación artística.
  • Motivar las diferentes conceptualizaciones de los artistas y de los estudios del arte.
  • Asumir como entendimiento las diversas preocupaciones de los creadores dentro de la historia  de la creación artística.