La Teología de la Liberación es una combinación de teología cristiana y estudio socioeconómico que enfatiza la preocupación por los pobres y las personas victimizadas y oprimidas. Este movimiento comenzó en los años sesenta del siglo XX, después del Segundo Concilio Vaticano
y se convirtió en una prédica y práctica políticas en la Iglesia católica de América Latina con teólogos como Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, Juan Luis Segundo y Jon Sobrino a la cabeza. La Teología de la Liberación fue reconocida por el Papa Juan XXIII como un reto para defender los oprimidos y los pobres.
A pesar de lo anterior, el Papa Juan Pablo II, en 1979, criticó la radical teología de la liberación y dijo, “esta idea de Cristo como figura política, como revolucionario, como el subversivo de Nazaret no cuadra con la catequesis de la Iglesia”, se refería el Papa a la instrucción religiosa que se ofrece a las personas en preparación para el bautismo y confirmación cristianos. El Papa Benedicto XVI (2005-2013) criticó la teología de la liberación por elevar la ortopraxis o “conducta correcta” al nivel de ortodoxia.
Sin embargo, la teología de la liberación fue adoptada por las iglesias católicas en todo el mundo y por las denominaciones liberales de las principales iglesias protestantes. Entre estas pueden mencionarse la iglesia Episcopal, la Metodista Unida y la Iglesia Unida de Cristo. Algunos escritores en tiempos más recientes han propuesto que la teología de la liberación no solo significa justicia social para las personas marginalizadas, sino también justicia en el ambiente para las criaturas marginalizadas en la naturaleza, tales como las aves, las abejas, mariposas, escarabajos, perros de las praderas, delfines, peces y hasta plantas. Es decir, insectos, animales y plantas que se encuentran en los campos, los bosques y los océanos. Existen textos en diferentes religiones que predican ideas similares para que se respete y se cuide el mundo que Dios/Alá ha creado para nosotros.
Existe el término ecoteología como una alternativa para teología de la liberación a este respecto, que se enfoca en la interrelación de religión y naturaleza, particularmente en lo relativo al medio ambiente. La ecoteología generalmente comienza desde la premisa de que puede existir una relación armoniosa entre los conceptos religioso-espirituales y la protección de la naturaleza. Lo que este tipo de movimiento ha hecho es explorar la interacción entre la espiritualidad y la sostenibilidad de la naturaleza, en lugar de plantear el asunto desde la perspectiva del humano como dominador y controlador de la naturaleza. Esta clase de movimiento ha producido numerosos proyectos religioso-ambientalistas alrededor del mundo.
Propongo llevar estas ideas un poco más lejos. Sugiero que nuestros jardines individuales sean creados no solo para nosotros mismos, nuestras familias y propiedad personal. Sí, es cierto que los jardines pueden crearse para embellecer los patios y las residencias individuales, pero también se necesita pensar acerca de cómo los jardines y plantas pueden ser beneficiosos para la comunidad en general, así como para el medio ambiente, pensando a la vez en el cambio climático. Los jardines deben ser planeados teniendo en cuenta el entorno urbano.
Hay en Miami una organización –Bound by Beauty– cuya misión es utilizar los jardines, las plantas, aves, abejas y mariposas para transformar como se interactúa entre vecinos y con la naturaleza misma para crear un espíritu de comunidad más coherente con un ambiente de seguridad más fuerte, más saludable, bello y resiliente. Esta organización trabaja en pequeña escala, a nivel de varias cuadras, para reunir los vecinos y presentarles algunas ideas acerca de cómo crear jardines más sanos, incorporando plantas nativas en ellos, atrayendo al mismo tiempo los polinizadores, tales como aves, abejas, mariposas y otros insectos. Por medio de este proceso esta organización ayuda a fomentar amistad entre los vecinos, al mismo tiempo que desarrollan jardines en sus propiedades.
Bound by Beauty entra en contacto con varios vecinos en un área de varias cuadras, los invita a conversar y a conocerse. Este proceso comenzó en pequeña escala en la calle 101 de la municipalidad de Miami Shores. Personalmente utilizo los medios de comunicación social de la comunidad para comentar con muchos de los residentes acerca de nuestros jardines. Trabajo de modo visible directamente en el jardín del frente de mi casa; así cuando veo un vecino lo saludo y le pongo conversación acerca de las plantas nativas, las mariposas y, los invito a visitar mi jardín. En el frente de la casa cuido de un jardín dedicado a las plantas nativas que existían en el área cuando los primeros pobladores llegaron.
En esta municipalidad hay una escuela en una iglesia que trabaja en el proyecto de cómo la idea expuesta antes puede comunicarse a los niños desde temprana edad. El proyecto consiste en ayudar a los niños a cultivar un huerto de vegetales, así como frutas y flores. Las flores que se cultivan son aquellas que atraen la mayor cantidad de polinizadores. Los niños son instruidos acerca de cómo este huerto puede producir alimento, productos comestibles para ellos y sus familias. Al mismo tiempo, este huerto provee alimento para criaturas del entorno que enriquecen el medio ambiente.
El poder trabajar con niños a este nivel a menudo les provee con conocimientos e ideas que permanecerán en ellos hasta la edad adulta, cuando a su vez ellos tendrán hijos a quienes transmitirán estos conocimientos e ideas. La instrucción de los alumnos comienza desde la etapa básica cuando hay que preparar el área de cultivo. Ellos ayudarán en las tareas de acondicionamiento del suelo, de cavar los hoyos para colocar las semillas o las plantas en el suelo. Más tarde participan en la tarea de mojar, retirar las hierbas malas. Al mismo tiempo que los alumnos realizan este trabajo los maestros los educan sobre la importancia de cuidar del medio ambiente. Allí aprenden que parte de la vida espiritual de una persona consiste en ayudar y proteger a las pequeñas criaturas de la naturaleza.
Pienso que la enseñanza que se imparte en este nivel también es de provecho para los adultos. Por un momento piensen en cómo los jardines y las plantas pueden beneficiar su casa, su vida y su comunidad. Recuerde que este esfuerzo puede formar parte de un propósito espiritual y religioso.
Muchas personas nunca piensan que pueda existir una conexión espiritual y religiosa con la ecología, los jardines, huertos, plantas, polinizadores y la justicia para con el medio ambiente que comprende también a las pequeñas criaturas marginalizadas de la naturaleza. No debe olvidarse que esa justicia ayuda a proteger el mundo que Dios creó para nuestro cuidado y preservación. No se trata de conducirnos como los dominadores y controladores de la naturaleza, sino como protectores de la maravillosa belleza que forma parte de un importante patrimonio de nuestras comunidades y parte de nuestras vidas.