Se augura un crispado proceso en el escenario político y en el clima electoral como consecuencia de una inabarcable y heterogénea constelación de intereses, de conjunción y colusión de intereses económicos y políticos.

La arraigada cultura en dominicana del nihilismo y la proclividad permanente de la clase política a buscar y vivir de las rentas del Estado hace que, sobre todo en esta oportunidad dada la recomposición de actores que emergerán en el 2012 y en medio de una crisis económica donde la falta de credibilidad y confianza asoman sus dantescos cuerpos, se agrave.

En cualquier otro país con un mayor peso de civilidad, el Ministro de Economía, Planificación y Desarrollo hubiese tenido que renunciar inmediatamente. Es el señor que se ha pasado los últimos 20 meses diciendo que no habría "Reforma Tributaria". Es el mismo Señor que un día antes de que se aumentara nuevamente la electricidad (8%), negaba esta posibilidad. El mismo Señor que todos los días negaba lo que finalmente se dio y se veía venir. Ese mismo Señor, nos llama ahora, de manera olímpica a que asumamos alegremente "la reforma tributaria" que impactará en las nuevas inversiones y en la clase media y media alta, sobre todo. Más allá de su impacto en los sectores productivos, lo que apena, entristece, es la forma inadecuada de manejarse del funcionario, líder del área económica y de las penosas motivaciones que acompañan al anteproyecto de "Reforma Tributaria".
Esta nueva "reforma", lo que pone de manifiesto de manera ostensible es la extraordinaria primacía de la política coyuntural y partidaria sobre los intereses de toda la sociedad. Una política que nos conduce casi siempre a asumir lo inevitable o el abismo; cuando en verdad pudo ser algo mejor para el conjunto de la sociedad, si el ciudadano Presidente no hubiese "jugado con la reelección".

El intricado juego decimonónico de la reelección, dilatado en el tiempo pero sin salida, nos ha llevado a estas tensiones sociales que se manifiestan cada día en el escenario cotidiano de la sociedad. La gente observa, pero no ve; oye, pero no escucha; lee, pero no entiende ni cree; mira, pero sus ojos se fijan como en un túnel sin fin.

La Clase Política con sus intereses corporativos – de la que un día, tendremos que hacer un estudio del Perfil Sociológico de sus cambios, de su transformación y configuración – no logra, más allá de la democratización de la vida política, adaptarse al marco institucional y ético de un Estado Social y Democrático de Derecho. Sus administradores juegan al tiempo, al olvido, al cambio de página, al salió de la agenda de los periódicos y por lo tanto, no importa decir lo que sea y hacer lo que sea "para quedar bien y mantener la imagen".
Esta manera de proceder y de actuar, como parte de una cultura política, cuyo objetivo esencial es el poder para mutarse a sí mismo, está llegando a sus límites. Son esos límites los que están prohijando nuevas tensiones sociales y políticas, que habrán de vertebrar un clima electoral y escenario político muy ácido.

Esta crisis económica y con ella, su paquetazo tributario, traerá consigo una más profusa campaña negativa. Será una campaña anclada en el pasado, con alusiones en el presente y sin perspectiva de futuro.

La elite empresarial, más allá de sus intereses corporativos, tendrán que asumir con mayor intensidad a partir de ahora, un rol de mayor Responsabilidad Social Empresarial, una mejor Ciudadanía Corporativa, a través de exigir un crecimiento de la economía con mayor estabilidad sustentable, con mayor transparencia, con mayor apego a las normas y leyes del mercado; con el debido respeto al Código Institucional. Los intereses económicos deben influir en los poderes públicos, hoy en día, para propiciar no sólo la Seguridad Jurídica sino exigir que la autonomía de la Clase Política no desborde las reglas del Estado de Derecho.

Ya las relaciones entre los intereses económicos y el Poder Político no puede seguir siendo una mera subordinación de instrumentación recíproca. Más allá de las lógicas de los intereses económicos y políticos, hay un punto de encuentro que es nodal, vital, para el conjunto de la sociedad: La Gobernanza.

La cuasi anarquía con freno que estamos viendo, los acuerdos políticos, más allá de la legalidad y legitimidad de las acciones, corroen las expectativas y canalizan mayores niveles de percepciones negativas, permeando en consecuencia, mayores grados de tensiones sociales y políticos.

El statu quo prevaleciente en el modo de abordar la problemática económica, social e institucional de nuestra Clase Política, está generando una especie de falla tectónica y un conjunto de tatuajes permanentes que gravitarán significativamente en nuestra morfología social.

El peso del "ajuste de la reforma" enviada por el Poder Ejecutivo al Congreso, se traslada toda al sector privado, esto es, consumidores y productores. Un peso mayor, sobre todo, a la Clase Media y Media Alta, con la inclusión del servicio de Telecable en los servicios gravados del Impuesto Selectivo al Consumo de 10% a las Telecomunicaciones.

Por otro lado, desincentiva los ahorros- inversión de la Clase Media y Media Alta en las compras de bienes inmobiliarios, pues el subir de 5 a 6 millones el IVSS ya no será a la propiedad, sino al propietario. Esto quiere decir, que si usted tiene su casa, donde vive que le costó 4 millones, pero con sus ahorros y la política de financiamiento de viviendas, pudo comprar otra que le costó 4 millones, se le cobrará por la suma de las 2 viviendas y entonces usted tendrá que pagar, un porcentaje de dos millones. Ese aumento se les cargará a los inquilinos, que en este caso es de Clase Media. Así pasará con el 1 % a los activos financieros, se traducirán en Costos Operativos, que incluye Costos de Servicios, Costos de Seguridad, Costo de Pasivos, Tasa de Interés, a través del margen de intermediación o diferencia entre Tasa Activa y Pasiva, más el Encaje Legal. Se encarecerá aún más el dinero.

Lo "inevitable" de las autoridades, que es su "Reforma Tributaria", no es más que la génesis de una miopía y de una política despilfarradora. De unas autoridades que a sangre y fuego han querido vender una "bonanza" que no se corresponde con la economía real: de la elaboración de un Presupuesto que no debió ser nunca y que se sabía que no reflejaba las posibilidades reales de la economía. Este Presupuesto del 2011 debió ser el mismo del 2010 o mucho más exiguo.

Todo esto enrarece el Clima Electoral en el escenario político y genera necesariamente, tensiones sociales que propiciarán Movimientos Sociales.