Al acercarse el final del 2015 y el inicio del año electoral 2016 aumenta la tensión en círculos republicanos y aún fuera de los partidos políticos.

La última encuesta de The New York Times/CBS revelaba que el carismático multimillonario Donald Trump continuaba en primer lugar alcanzando el 35% de apoyo entre los votantes republicanos, seguido a bastante distancia por el senador por Texas Ted Cruz, el cual era seguido muy de cerca por el doctor Ben Carson y por el senador por la Florida Marco Antonio Rubio.

Esa misma firma encontró que el 40% de los votantes entendían que Trump era el más confiable para lidiar con el problema del terrorismo, superando así, en ese aspecto, a otros candidatos de ambos partidos políticos.Mientras tanto, los líderes tradicionales del Partido Republicano manifiestan ya, muchos de ellos, su inquietud por la cada vez más probable candidatura presidencial de Trump como portaestandarte republicano en noviembre del 2016.

Aunque son muchos los observadores que entienden que, más tarde o más temprano, los republicanos tradicionales lograrán situar otro nombre en la boleta presidencial, la preocupación aumenta constantemente.

Por meses, el doctor Ben Carson se mantenía en segundo lugar y al menos en una encuesta apareció en primer plano, pero eso es ya algo del pasado. El segundo lugar corresponde ahora a Cruz y muchos expertos consideran posible algunos escenarios.

El primero sería que Trump logre la postulación. El segundo pudiera consistir en el eventual debilitamiento de Trump y una contienda entre los senadores cubanoamericanos Cruz y Rubio. El tercero sería una Convención Nacional Republicana tan dividida que después de la primera votación, que obliga a los delegados electos a votar por su candidato original, se forme la confusión del siglo o un acuerdo concertado por líderes partidistas a favor de algún candidato en particular.

Y esos no son los únicos escenarios considerados. Lo único seguro es que las candidaturas de Trump y Carson son tan extremadamente polémicas y divisivas que su nombre en la boleta significaría quizás un triunfo seguro para la probable candidata demócrata la ex secretaria de Estado Hillary Clinton, la cual resultaría casi automáticamente electa si Trump o Carson deciden aspirar como independientes, dividiendo especialmente el voto republicano.

Las declaraciones de Trump sobre inmigración y su estilo de lucha contra terroristas es considerado altamente polémico y controversial, pero cada vez que hace una declaración contra inmigrantes y musulmanes, no sólo contra terroristas, aumenta su presencia en las encuestas.

Son candidatos muy diferentes. Trump es el personaje carismático y controversial por excelencia. Carson no es muy diferente, pero más tranquilo al hablar. Ha ido perdiendo fuerza. Cruz es el candidato con las más altas credenciales académicas imaginables, un favorito de los más conservadores y de los cristianos fundamentalistas. Rubio es conservador y tiene apoyo fundamentalista, pero al reemplazar al ex gobernador Jeb Bush como preferido del “establishment” republicano adquiere una pequeña ventaja y enfrenta una terrible desventaja.

La mayoría de los votantes republicanos no quieren saber nada del “establishment” de su partido y podrían ver a Rubio como “moderado”, sin que realmente lo sea. En estos momentos, ser “moderado” es casi ser considerado como liberal por muchos votantes republicanos.

A pesar de eso, Rubio tiene la ventaja de quizás atraer a un número minoritario, pero significativo, de votantes hispanos. Y para muchos es más “potable” que Cruz. Pero este último es un político que cada día demuestra mayor habilidad para crear su equipo de campaña que otros candidatos. Sus recaudaciones son impresionantes.

Después de todo eso, algunos anhelan que Chris Christie, gobernador de New Jersey, muy atrás en las encuestas, pero con algún apoyo en New Hampshire, donde se celebrará la segunda contienda de las primarias, logre capitalizar el apoyo republicano en el noreste y entre los moderados, dando la sorpresa del siglo. Tal análisis es altamente especulativo.

Otros aspirantes han ido quedando tan atrás que se han ido opacando, entre ellos la gran sorpresa, el ex gobernador Jeb Bush sólo es apoyado por entre 3 y 8 por ciento de los encuestados. Otros, como la empresaria Carlina Fiorina van desapareciendo de las noticias.

Todos los ojos están ahora puestos en la primera contienda, la del primero de febrero en Iowa. Allí el primer lugar lo discuten aparentemente Trump y Cruz.

Será interesante contemplar el enfrentamiento entre el gigante empresarial Trump y el candidato con más datos de logros académicos en Harvard y Princeton, es decir, Cruz.

La mayoría de votantes republicanos en Iowa la componen evangélicos conservadores y estos tienen ante sí candidatos aceptables para ellos como Cruz, Rubio y Carson, pero Trump no se queda atrás. Trump es un presbiteriano con asistencia ocasional a los templos, pero que repite una y otra vez que es un buen protestante. Cruz es un miembro activo de la denominación bautista del Sur e hijo de un predicador pentecostal nacido en Matanzas, Cuba. Rubio es de origen mormón, pero miembro activo de la Iglesia Católica aunque curiosamente asiste casi regularmente a una iglesia de confesión bautista. Carson es un devoto miembro de la Iglesia Adventista del Séptim Día.

Esos son los pocos datos que comparto en este artículo, falta mucho terreno por recorrer y habrá oportunidades para tenerlos en cuenta. Eso sí, entre las crisis inmigratorias y el terrorismo y ahora las crecientes posibilidades de Donald Trump, las tensiones aumentan, sobre todo entre republicanos, conscientes de que lo que parecía un probable triunfo en el 2016 se ha convertido en algo posible, pero altamente impredecible.