El dolor es el síntoma cardinal al momento de una persona preocuparse del «reuma». Y, ¿qué es el temido «reuma»? Para la población general, el término engloba todo lo que tiene que ver con dolores articulares, ya sea artritis o artrosis, o incluso lesiones tendinosas o ligamentosas. Para el reumatólogo, el término reuma, no especifica nada. Y eso debido a que existen numerosas causas de los dolores articulares, por lo que, son necesarios otros datos para saber el origen de las artralgias. En este artículo, y los que siguen, vamos a detallar las características de la artrosis, la causa más común de aparición de los dolores articulares.

La artrosis, conocida también por osteoartritis (término derivado del idioma inglés), es a grandes rasgos, un desgaste del cartílago articular. Las articulaciones permiten el movimiento y están formadas por la unión de dos huesos a través de la cápsula articular. En el interior de las mismas existe un fluido llamado líquido sinovial que es producido por la membrana sinovial. Los extremos óseos que se unen para formar la articulación están recubiertos por el cartílago articular. Cuando éste se lesiona, se produce dolor, rigidez e incapacidad funcional. Las zonas de presentación de la  artrosis, más comúnmente son:  la columna cervical y lumbar, algunas articulaciones del hombro y de los dedos de las manos, la cadera, la rodilla y la articulación de la base del dedo gordo del pie (conocido como «juanete»).

Esta es la enfermedad más frecuente en reumatología, con una prevalencia entre un 6.5%-10% en la población general, aumentando esta cifra, si tomamos la prevalencia en las personas con edad igual o mayor de 75 años, a un 75-90% con hallazgos radiográficos de artrosis de manos o rodillas. Así mismo existe una mayor predisposición para su aparición en el sexo femenino, personas con historia familiar de la enfermedad, edad mayor de 50 años; en la artrosis de rodillas, la raza negra y el aumento de índice de masa corporal (sobrepeso y obesidad) tienen un impacto importante para su desarrollo. También tienen mucha relevancia las ocupaciones laborales que requieren el uso prolongado y repetitivo de ciertas articulaciones, así como los deportistas profesionales que presentan alteraciones anatómicas en las articulaciones o que hayan sufrido algún tipo de lesión serán más propensos a desarrollar artrosis y a la progresión de la enfermedad.

Sin embargo, a pesar de la alta prevalencia y la gran cantidad de factores predisponentes para su aparición, existen múltiples medidas con equipos para soporte de la ergonomía articular, tratamientos farmacológicos, orales y parenterales, fisioterapia, e intervenciones quirúrgicas, que permiten al paciente una mejoría sintomática y un estilo de vida con la capacidad funcional necesaria para mantener las actividades del día a día, manteniendo a raya, la evolución de la enfermedad. Todo esto es posible con un seguimiento y control por parte del reumatólogo de cabecera, dirigiendo el equipo multidisciplinario requerido para el manejo de cada manifestación de la artrosis.