“Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces"
Tras casi una hora de disertación de aquel colega de rimbombante verborrea, le pregunté al de al lado: ¿Y qué dijo? Me respondió:- No sé, no entendí nada. Al menos, eso produjo en mí un aliciente, pues no era la única desconcertada ante una serie de palabras que parecían sacadas de algún monástico texto medieval. Otra vez, pasó lo mismo con un político; otra vez, un autodenominado escritor; otra vez, alguien despidiendo un duelo; otra vez y otra vez… Y me pregunto: ¿creerán ellos que eso es tener una encumbrada cultura?
Tener cultura no es aprenderse y decir de memoria, una serie de palabras rebuscadas y en desuso, provenientes de un castellano antiguo o medio. Hay quienes muchas veces utilizan, en sus discursos, términos que solo logran oscurecer el sentido de lo que desean decir. Con la altanería de falsos intelectuales, ostentan una larga perorata insulsa, incoherente, rebuscada, atiborrada, vaga y vacía. Exhiben una sarta de palabrerías indicadoras de una gran carencia cultural.
Pero tener cultura no está en el alardear de las palabras extrañas o de los términos técnicos que uno sabe, ni de los libros leídos, ni de las películas vistas, ni de los conciertos, ni de la música clásica –o académica- que pueda reproducir para que otros sepan que “soy culto”, música que ni disfrutan, ni comprenden, ni valora en su justa dimensión.
Poseer una real y sólida cultura no radica en esforzarnos por aparentar que la tenemos, porque no está en el alarde sino en un desarrollado gusto y experiencia estética, en los conocimientos y en la aptitud y actitud ante la vida. Se adquiere en un proceso dinámico y cambiante, como la cultura misma.
Tener cultura no es una actitud externa-aparencial, es una condición interna de la experiencia humana que no se exhibe sino que viaja por dentro de cada persona, se adquiere por diversas vías, se incorpora, se asume –consciente o inconscientemente- y modifica nuestros nuestras vidas. Tener cultura es más que el conocimiento adquirido y acumulado, es más que el dominio de alguna de las artes, es mucho más que creación o apreciación artística. Tener cultura es sentir rechazo ante el mal gusto que impera por ahí, ante la deformación del idioma, ante la falacia y la ignorancia, ante lo fatuo y la especulación insulsa.
Tener cultura va más allá de lo puramente artístico –sin dejar de serlo- pero tiene mucha más relación con el sentido de lo bello, con la asunción de lo bello y con una actitud bella ante la vida. Porque tener cultura no es ostentación sino sencillez, no es superfluo sino profundo, interconectado, casi inconsciente. Tener cultura no saber de arte sino asumir lo bello, y lo bello reflejado en la naturaleza y en la vida en sociedad. Es sentir que pertenecemos a nuestra cultura nacional y reconocernos en ella.
Tener cultura es sentir y asumir la historia patria no como slogan sino como esencia misma de lo que somos hace siglos. Tener cultura es proteger, conservar y revitalizar el patrimonio cultural de la nación, valorar sus bienes y valores, asumirlos y defenderlos; es afirmar y desarrollar la identidad cultural en cada comunidad, región y nación; es favorecer las tradiciones culturales dominicanas. Y como una de las acepciones de cultura es que es lo que cualifica el sistema social, pues tener cultura también, es tener un adecuado comportamiento social, acordes a las normas legales y morales. Es participar y aportar por el bien común. Es, desde la Fe en Dios, tributar cada día, un granito de arena, para lograr una plenitud existencial individual, una equilibrada convivencia familiar y el necesario mejoramiento social.