La República Dominicana mantiene relaciones diplomáticas con unos 195 países. Las decisiones de política exterior de una nación toman en cuenta la naturaleza cambiante del interés general preponderante, sus principios, valores, normas y circunstancias. La finalidad de mantener relaciones de comercio, culturales y de cooperación es la de asegurar nuestra seguridad nacional, el crecimiento económico, el libre flujo de información sobre los mercados y los aspectos geopolíticos estratégicos, incluyendo la paz, el desarrollo de la región y del mundo.
La elaboración y ejecución de nuestra política exterior involucra a todas las ramas del gobierno y una compleja gama de instituciones y agencias gubernamentales que intervienen en los procesos de negociación y estructuración de acuerdos multinacionales. Parte del proceso es la ejecución eficiente de los tratados suscritos, el respeto de la libre determinación de las naciones, la promoción de la democracia y la apertura internacional, como principios fundamentales.
En sus declaraciones con relación a las nuevas relaciones diplomáticas de la República Dominicana y la República Popular China Robert Copley, encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos manifestó que su gobierno no estuvo satisfecho con la forma y las circunstancias del rompimiento de nuestras relaciones diplomáticas con Taiwan. Fu Xinrong, representante en el país de la Oficina de Desarrollo Comercial de China, expresó su rechazo a esas declaraciones y aseguró que el fin de la política exterior de su país es la cooperación en un entorno de ganar/ganar, garantizando paz, seguridad y desarrollo mundial.
Somos una isla, pero no estamos aislados del mundo. Todo lo contrario, estar involucrados en la agenda económica, política y cultural del mundo es parte esencial de los deberes de nuestras sociedades modernas. Por eso todas las declaraciones o acciones que provengan de naciones aliadas deben ser analizadas respondiendo siempre en base a los principios de soberanía, igualdad, respeto a las normas y cooperación. Las declaraciones norteamericanas ignoran los lastres de un pasado invasor oprobioso, del que no se han cerrado muchas heridas. Los gringos olvidaron guardar silencio con fines estratégicos y ahora dan razones para las esperadas declaraciones y acciones propias de un país en la que sus habitantes tenemos dignidad y pantalones y faldas largas.