Como ocurre con otras islas, sabemos bien que cada año vienen los ciclones y nos preparamos para ello. Escuchamos lo que nos tiene que decir el departamento de Meteorología, (Onamet), pero también –ni cortos ni perezosos–, nos metemos en el Weather Channel. Queremos saber, de buena fuente, qué pasa con la atmósfera. Más que otra cosa, cada año somos espías ambientales que buscamos información inmediata sobre los fenómenos.

Hace mucho tiempo que ocurrió el huracán David y todavía recordamos sus estragos. Como está escrito en las crónicas, los relámpagos y los truenos que se dieron cita allí, fueron estruendosos.

Creo que luego de David –ni siquiera Georges–, no ha habido un huracán tan fuerte y devastador. La gente se escandalizaba y parecía que las cosas se le iban a ir de las manos al gobierno. Hoy esperamos las noticias de otros huracanes, que vienen cada año con la misma amenaza: atacar a nuestros predios. Nuestras ciudades, pueblos y campos son destruidos por los vientos. El agua cae de manera exagerada e inunda pueblos y ciudades.

Para todos, el asunto está claro: nos metemos al Weather Channel, pero el Centro de Huracanes de Miami (NHC, por sus siglas en inglés), nos tiene las noticias.

Lo que ocurrió con el huracán María en Puerto Rico fue devastador como recuerdan los habitantes de la vecina isla. Según los cálculos, la cantidad de recursos para reparar daños, llega 1.6 billones de dólares. Se ha arribado a esta cantidad a partir de análisis multifactoriales. Desde el lado crítico, alguno me dirá que aquí –en la isla de Santo Domingo–, no tenemos esos organismos para calcular los daños. Debemos andar a tientas en cuanto al conocimiento de lo que ha ocurrido en la última década. En el caso del huracán Katrina, que atacó con fiereza a los Estados Unidos, se calculan los daños en 75 mil millones de dólares. Causó la muerte de 1,836 personas.

Debemos saber que existe la ACE (por sus siglas en inglés), que es la Energía Ciclónica Acumulada. Este indicador muestra la energía del huracán multiplicado por la longitud del tiempo en que existió. Las tormentas de larga duración, así como los huracanes particularmente fuertes tienen un ACE más alto.

De otros niveles, la tormenta Flora y Federico también son recordados, así como el huracán Noel. Otro huracán que no puede olvidarse es el huracán San Zenón. Fue un suceso terrorífico: la ciudad quedó destruida y Trujillo utilizó aquello como un método de propaganda. El venía a salvar al pueblo de los daños. Debido a la catástrofe, hubo que construir de nuevo y hubo que proteger a la población. Sería una patria nueva y el sería el Padre de esa patria.

Los huracanes de este año –la lista de los nombres–, puede ser encontrada en Internet. Por lo pronto, hemos tenido a Claudette, y a dos más. En esta última semana, hemos tenido a Elsa que produjo altas marejadas y algunos vientos. Otros que vendrán serán Fred, Grace, Henri, Ida, Julián, Kate, Larry, Mindy, Nicholas, Odette, Peter, Rose, Sam, Teresa, Victor, Wanda.

A más de 30 años, no es extraño que tengamos una fijación con el huracán David. Fue el más fuerte que hemos visto en toda nuestra vida. Como recordamos hoy, lo ocurrido en la Mesopotamia fue dramático durante el huracán Georges. La naturaleza podría decirse que avanza y tiene demonios que son desatados por los dioses. El dios Neptuno –que es el rey de los mares, hay una estatua en el malecón de Puerto Plata– es testigo de todo lo que ha ocurrido.

Los mismos taínos creían que el huracán era un Dios. Atacaba con fuerza y la destrucción era notable. Es de entender que la sociedad taína tuviera estos dioses. Los analistas de este asunto han llegado a la conclusión de que lo temían y mucho. Es de entender que los taínos no tenían la protección de las casas que tenemos hoy por lo que sus chozas debían ser destruidas. Hay que entender que salvo las cuevas –pero no todos estaban cercanos a ellas––, se espantaban con la capacidad destructora de los vientos y el peligro de los ríos desbordados que se llevaban de encuentro a poblaciones enteras.

Por su lado, en la mitología griega estaba el Dios Tifón que fue vencido y confinado al monte Etna. Como nos dice una vieja historia griega, Tifón intentó destruir a Zeus por haber derrotado a los titanes inicialmente. Dominó a Zeus y arrancó sus tendones, pero estos fueron recuperados por Hermes y devueltos al cuerpo de su dueño. Tras ello, Zeus procedió a luchar con Tifón una vez más hasta derrotarle. Vencido, Tifón fue confinado bajo el monte Etna. Como hemos dicho, el fenómeno en el Pacifico se llama Tifón.

Desde tiempos antiguos, los vientos huracanados son temibles y hacen mucho daño, así como el agua de la lluvia que hincha los ríos que luego devasta poblaciones y destruye infraestructuras.

De forma inmediata, el COE, el cuerpo de los bomberos, la Defensa Civil, la Onamet y la Cruz Roja entran en funcionamiento, instituciones que velan por la seguridad de todos. Podemos decir que todas estas organizaciones se han ganado un visto bueno en la apreciación del pueblo, así como algunos comunicadores y medios que rastrean los hechos y trasmiten mensajes de alerta. Es lo que ha ocurrido en este reciente huracán Elsa que por suerte no nos hizo tanto daño.