Aunque en los últimos seis meses, la atención del país ha estado focalizada en el caso de Odebrecht, esta semana es cuando se han iniciado las detenciones -pero faltan más imputados- de la mayor parte de los involucrados, el tiempo dirá si es circo disfrazado de justicia y hasta cuando durara este huracán político.
Sin embargo, el país también necesita que otros aspectos importantísimos que afectan a la población, sean tomados en cuenta, para estar mejor preparados frente a reales y potenciales amenazas naturales. Uno de ellos está relacionado con el tiempo atmosférico y el clima. Hoy como cada año, se inicia la temporada ciclónica que se extiende hasta el 30 de noviembre. A pesar que los pronósticos de la National Oceanic Atmospheric Administration (NOAA), establecen que será una temporada ciclónica más intensa que la media de 30 años, en cuanto a tormentas y huracanes nombrados.
El país ha sido afectado por intensas y prolongadas lluvias, que han provocado el aumento de los caudales de los ríos, cañadas, arroyos y acuíferos, con la correspondiente saturación de los suelos al tiempo que presas y embalses, están a la máxima altura de almacenamiento de agua, lo que implica que cada mm adicional de agua por lluvias, se desplazaran superficialmente, provocando graves inundaciones. Ver enlace
Tradicionalmente, se presenta una disyuntiva que se convierte en dilema entre las autoridades que trazan la política de prevención y las autoridades, que manejan la politica de produccion de energia hidroelectrica. Es decir, a mayor altura de agua almacenada en las presas y embalses, mayor cantidad de energía hidroeléctrica es producida, en cambio las autoridades de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) y del Centro de Operaciones de Emergencias (COE), requieren que las aguas, sean vertidas en prevención a potenciales riesgos a la vida y bienes materiales durante la temporada ciclónica, situación ya vivida con saldos lamentables de víctimas humanas, por tener que desaguan las presas a último minuto, en condiciones de absoluta situación de peligro, para las comunidades localizadas río abajo. El dilema es que los gerentes del negocio eléctrico, prefieren mayor cantidad de agua en las presas y prefieren esperar hasta el último minuto para permitir el desagüe.
Los pronósticos relativos a una temporada ciclónica por encima del promedio, aumenta la vulnerabilidad, por lo que se requiere de la máxima prudencia y profesional seguimiento a la dinámica de cualquier fenómeno atmosférico, que pueda poner en peligro a la población y sus bienes.
Las condiciones del clima no son controlables por el hombre. La ciencia ayuda eficazmente a la realización de pronósticos, para estar mejor preparados para una amenaza de tipo atmosférico, hidrometeorológico o geotérmico. Ya sabemos que las amenazas de carácter climática, son predecibles pero las de tipo geotérmico (terremotos), no lo son. La clave debe ser, estar preparados para los peores escenarios, valga la alerta!!!