Desde de punto de vista de las disciplinas que conforman el teatro, la teatrología presenta un campo múltiple, convergente en la investigación teatral y la composición de fuerzas institucionales que dan lugar al conocimiento del teatro y la teatralidad. Dicho proceso formativo toma en cuenta las diversas prácticas, memorias institucionales sobre el espectáculo registrado en el tiempo y espacio, pero también las prácticas e historias de los conformantes artísticos y espectaculares específicos:
- Historia y práctica de la actuación
- Historia y práctica de la dirección teatral
- Historia y práctica de la dramaturgia teatral
- Práctica y conocimiento de los escenarios teatrales
- Conocimiento y práctica de los productos espectaculares ligados a la práctica escénica, y a la evolución de sus significados escénicos y otros registros propiamente teatrales.
Tal y como muestra el estudioso italiano Marco de Marinis, la teatrología participa de varios contextos interdisciplinarios, particularizados en el orden activo del conocimiento teatral, siendo así que las diferentes concepciones teatrales se justifican en la relación entre teoría y práctica de la producción teatral. (Véase Comprender el teatro. Lineamientos de una nueva teatrología, Editorial Galerna, Buenos Aires, 1997).
Las diferentes ejecutorias, así como la definición de un proyecto dinámico del conocimiento teatral, se justifican en el proceso mismo de contribución de todas las formas construidas, procesuales y estructurales del espectáculo en el tiempo y espacio de la sociedad y sus registros sociales.
La suma de actitudes que constituyen el registro, o, los diversos registros teatrales van desarrollando niveles funcionamientos internos y externos, marcos de producción, de recepción y de comprensión; toda vez que aquello que da lugar a la experiencia exploratoria del teatro implica la toma de consciencia de los formadores del fenómeno significativo y metodológico del mismo, pero adem de un trabajo concentrado y reconocido por estudiosos, directores, actores, escenógrados, luminotécnicos, dramaturgos, musicalizadores y espectadores, entre otros.
El proceso teatral articulado convoca varias fuerzas espectaculares, pero también artísticas que determinan la vida del espectáculo; las teatrologías que estudiaron el drama antiguo, medieval, renacentista y moderno constituyeron el camino y el estudio hacia una dramaturgia, un espectáculo y una fuente de creación de espectáculos míticos, populares, formales y dialógicos en el orden festivo de la cultura-sociedad; lo que quiere decir que los niveles de instrucción, realización y productividad teatral, motivaron las diferentes instancias de la teatralidad, (o de lo teatral).
La vocalidad y la gestualidad organizan o activan los principales ejes de la producción espectacular, desde los orígenes mismos de la modernidad habida cuenta de que la suma de los niveles dramatúrgicos, actorales, interpretativos, ideológicos, técnicos y estilísticos construyen toda una travesía integradora de los principales elementos espectaculares, motivando a su vez las funciones estéticas, técnicas, antropológicas y sociales del teatro. En este caso conviene estudiar los alcances de la teatrología-escenología, en cuyos niveles encontramos los procesos fundamentos de la práctica teatral y las condiciones estéticas, artísticas e intelectuales de la actuación, la dirección, la dramaturgia, la teoría y la historia del teatro y los contextos de formación y expansión del arte del espectáculo.
Cuatro teóricos y directores de la contemporaneidad-siglo XX han aportado las ideas, y estrategias posibles para crear productos funcionales y trabajos suficientes para construir una teoría y una práctica de la productividad teatral y espectacular.
- El primero fue Konstantin Stanislavski, quien se fundamentó en un sistema de acciones físicas, tomando en cuenta los procesos en intro- y extroversión y donde la conformación psicológica del actor se dirigía a un campo interpretativo de los rasgos específicos de la personalidad, el personaje, el espectador, la escena teatral.
- El segundo fue V. S. Meyerhold, con su teoría biomecánica de las acciones físicas estilizadas, y su atletismo afectivo.
- El tercero fue Bertolt Brecht quien creó un sistema dramatúrgico y actoral coherente desde un punto de vista desde la co-creación espectacular.
- El cuarto, Jerzy Grotowski, creó con su Teatro-laboratorio una filosofía actoral que explicó en los escritos editados por Eugenio Barba y otros.
- El quinto más coherente fue creado y animado por Eugenio Barba, bajo las ideas y huellas de Grotowski quien fuera su orientador y profesor en Polonia, y quien lo difundió en toda Europa y en el Oriente cercano. Su práctica y enseñanza se llevó a cabo principalmente en los países escandinavos y nórdicos.
Luego de estas filosofías, prácticas coherentes y productoras de ciclos formadores, actorales y dramatúrgicos, se ha puesto en marcha la teoría y la práctica de la disolución del método único, así como también una crítica de todos los sistemas teatrales de la modernidad y la tardomodernidad o postmodernidad.
Sobre el concepto de disolución del método, resulta significativo aceptar y reconocer algunas experiencias y variantes medio-orientales, hindúes, japonesas, africanas, caribeñas, latinoamericanas y australianas, entre otras, donde en la performance, lo performático o lo performativo se utilizan procedimientos estéticos eclécticos o mixtos y sincréticos, llegando así a promover otro tipo de perspectiva teatral antropológica, poética, mística, vocalizadora o corporalizadora, basada en narrativas culturales, identitarias y ritualizadoras en la inscripción escénica.