En cumplimiento de la exigencia del reglamento del Premio Nobel de Literatura de presentar una conferencia magistral de aceptación, el enigmático bardo contemporáneo, Bob Dylan, ha entregado a última hora- en formato grabado (con fondo de jazz de piano solo incluido) y escrito- su confesión del impacto que ha tenido la literatura universal en su arte, al confluir ésta como una corriente tributaria en su vasto acervo de tradiciones folclóricas y populares estadounidenses. Con ello ha puesto al ortodoxo mundo literario patas arriba.
El pronto descubrimiento de que unas cuantas palabras y frases del vate nobel sobre la novela Moby Dick de Herman Melville curiosamente coinciden con la ayuda digital estadounidense denominada “Sparknotes” (parecida al “Rincón del Vago en español) para los colegiales hacer chivos, prácticamente ha eclipsado en los medios la apreciación de la original grabación del artista. Algunos lectores insisten en leer literalmente las palabras en lugar de escuchar con el alma- sin captar que lo que cuenta para el trovador es la forma y el sonido- y que el contenido puede provenir de cualquier paquito o “reality show”. El inefable Bob Dylan admite y refuta anticipadamente en su propio discurso el alegato de plagio en términos inusualmente directos y sin ambages al proclamar que, “Si una canción te conmueve, eso es todo lo que importa”. El bardo no tiene por qué denunciar como “FAKE NEWS” el alegato de haber plagiado al autor anónimo de “Sparknotes”, ni nosotros perder más tiempo en esas bizantinas disquisiciones sobre nimiedades de los caza plagios. Ni hablar de la Academia Sueca que galardonó a Dylan con pleno conocimiento de anteriores acusaciones de plagio que han plagado la carrera del excéntrico vate desde hace décadas.
Escuchemos la canción épica de su discurso para apreciar con el corazón si unas cuantas palabras posiblemente prestadas o copiadas (del código abierto, por demás) invalidan el valor de la disquisición lírica del laureado bardo reflexionando sobre el desarrollo de su apreciado arte.
Dylan inicia su espectáculo de manera formal anunciando el propósito de su discurso de aceptación, pero al mismo tiempo advierte que, al igual que Ulises, no llegará a su destino sin rodeos:
“Cuando primero recibí el Premio Nobel de Literatura, tuve que preguntarme cómo exactamente mis canciones están relacionadas con la literatura. Quería reflexionar sobre eso y entender cuál es la conexión. Yo trataré de articularlo para ustedes. Y es probable que lleguemos mediante circunloquios, pero espero que lo que diga valga la pena y sea provechoso.”
Dylan revela sin ambages que su cultura literaria clásica es apenas la que adquirió en la escuela básica, y quizás por eso la interiorizó visceralmente. Precisamente por venir de su contacto temprano con los clásicos en el aula, ese legado le acompaña en toda su vida creativa.
No hay desperdicios en su detallado testimonio de cómo su temprana lectura de la novela de Erich Maria Remarque, Sin novedad en el frente, estremeció su tierno espíritu juvenil, provocando su inmediato rechazo de la guerra y sus horrores, y catapultando su carrera artística de lucha social contra la guerra de Vietnam, y de ahí a su maestría en la canción de protesta en general que floreció entre 1963 a 1965.
No fue una lectura de “Sparknotes” en 2017 la que incidió en su composición de la canción titulada “Bob Dylan’s 115th Dream” en 1965 (a solo seis años de su egreso de high school), con fuerte influencia de Melville y Homero al cantar sobre el “Capitán Arab” y su persecución de la ballena blanca que lo lleva a una odisea-pesadilla en Manhattan. Dylan no es académico ni literato, pero vive y transforma con ganas los mitos y los héroes de la tradición cultural de Occidente en su canto, haciendo con frecuencia profundas alusiones literarias. Su arte es un elocuente testimonio de la importancia de una sólida formación en las humanidades en las escuelas básicas para todos los jóvenes, pues Bob Dylan es un gigante universal porque trasciende la tradición folclórica y la cultura popular estadounidense, entroncando con la milenaria cultura literaria universal que brota espontáneamente en su obra.
Dylan exhibe en los veinte y siete minutos de su función grabada un perfecto dominio de la forma y la esencia de la literatura culta al subvertir su orden, poniendo patas arriba la tradición y creando un nuevo género de espectáculo “nobelístico”. Precisamente relega la invocación de la Musa hasta el final, a sabiendas de estar invirtiendo el orden helenístico y la tradición aristotélica, y no por desconocimiento de la cultura literaria clásica. Al revés termina el cantautor “anti-Nobel”, al invocar a la Musa de Homero para recrear- contar y mejor cantar como auténtico bardo- la odisea de un viaje sin concluir, pero recién narrado:
“Canta en mí, oh Musa, y a través de mí, cuenta la historia”.
Y si para ello es preciso recurrir a “Sparknotes” para refrescar la memoria con algunos detalles menores de las lecturas juveniles que vienen enriqueciendo su léxico poético-musical desde hace más de cinco décadas, alabado sea el recurso, así como bienvenido es el tráfico de visitantes generado a esa página digital por la polémica del denunciado plagio. Hasta la fecha “Sparknotes” no se ha quejado del préstamo de su texto hecho por el eminente artista, pues le ha servido de publicidad gratuita. En definitiva los tiempos ‘tan cambeando y no hay por qué preocuparse por la razón de lo escrito, y mucho menos por el Cuco del plagio con fines artísticos. Ni Vargas Llosa ni Pérez Reverte pierden el sueño por las frecuentes críticas a las libertades que ellos suelen tomar con temas y frases de colegas en las que se inspiran.
Y que se repita la inspirada canción, como se repite su historieta terminando con el comienzo. No dejes de escuchar la función del vate nobel, aunque sea leyendo las palabras del galardonado de excepción en traducción pero con corazón, pues si disecamos cada palabra filológicamente, perdemos el verdadero sentir y fluir de la liricidad del texto, que como él mismo nos revela, es lo que importa en el arte de los originales bardos.
Concordando con el homenajeado trovador, si un texto te conmueve y te es provechoso, eso es lo que importa, y lo demás es chisme.
Enlaces:
https://www.nobelprize.org/nobel_prizes/literature/laureates/2016/dylan-lecture.html
http://warp.la/lee-aqui-el-discurso-de-aceptacion-completo-de-bob-dylan-en-espanol-159815