Cuando se es rico la disminución del impuesto sobre la renta es un objetivo. También la eliminación del impuesto sobre sucesiones o las herencias. Los argumentos para platear una tasa menor del impuesto sobre la renta suelen ser ideológicos, y estos pueden dar buenas razones al margen de la verdad. La razón regularmente esgrimida para proponer un impuesto sobre la renta menor es que éste puede con determinados niveles de alícuota ser un obstáculo para promover la inversión y el crecimiento económico. Esto puede ser verdad, el punto es determinar en que nivel de la tasa del impuesto ésta se constituye en un obstáculo para lograr la inversión y el crecimiento económico. En los 80 esto se empezó a explicar con la curva de Laffer, con la que nunca se encontró el punto del cual hablamos.

El manual de Paul Samuelson entre la falacia de las que previene a los diletantes de la economía como nosotros está la falacia «post hoc» que implica una relación de causalidad. En esta falacia se supone que la ocurrencia de un evento antes que otro determina una relación causal entre el primero con respecto al segundo. Si hay una disminución del impuesto sobre la renta esto explica el crecimiento y la expansión de la economía en años posteriores, aunque sea cien años después.

La relación entre crecimiento la reducción del impuesto sobre la renta es más que dudosa en la mayoría de los países donde este impuesto es la principal figura tributaria. En un país como el nuestros son más importantes los impuestos sobre el consumo. La reducción de la tasa del impuesto sobre la renta sólo muestra una preferencia de diseño, otros prefieren disminuir la base, porque es menos obvia.

Cuando se trata de procurar la disminución del impuesto sobre la renta con el objeto de que no se destruya la empresa privada con las tasas progresivas del mismo se puede realizar por dos caminos, que los planteó en la forma que lo hizo Louis Eisenstein, en su libro «La Ideología de la Imposición», en cual dice: Un método es «conseguir una reducción del tipo de gravamen para quienes se hayan en categoría superiores. El otro método es obtener una exención especial para los intereses, grupos, o clases particulares cuyos incentivos se vean peligrosamente obstaculizados o frenados». Eisenstein tenía una fina ironía.

A los fines de mantener la inversión en determinados sectores de la economía el método que se ha usado frecuentemente en República Dominicana para lograrlo es el de la disminución de la base de imposición a través de los llamados incentivos tributarios o gastos tributarios. Después de la disminución de la tasa del impuesto sobre la renta en la reforma tributaria de 1992, y la eliminación de las leyes de incentivos, de nuevo se consideró que había sectores de tal relevancia que su existencia se justificaba sin pagar el impuesto sobre la renta, y los incentivos volvieron.

Aquellos que prefieren la disminución de la tasa del impuesto sobre la renta dicen que los incentivos son distorsionantes y benefician a sectores de altos ingresos. Entonces plantean como la panacea de todos los males económicos eliminar los incentivos o gastos tributarios y disponer un impuesto sobre la renta con una tasa más baja. En dos campañas electorales en la que Andy Duahajre era el principal asesor de uno de los dos candidatos más importante la tasa del impuesto sobre se renta en los programas de gobierno de eso dos candidatos se proponía en un 10%, ambos perdieron.

La reforma tributaria del presidente Trump da nuevos bríos a los argumentos de la disminución de la tasa del impuesto sobre la renta, que nunca es una disminución de los impuestos, porque se plantea siempre la alternativa de aumentar los impuestos al consumo a través de la base o por medio de los aumentos de las alícuotas.

Si nos quedamos atrás, dicen, los resultados de una disminución del impuesto sobre la renta en los Estados Unidos para el país serán catastróficos y escuchamos todas las explicaciones, pero no buenas razones. Lo que nos invita a ver con detenimiento la reforma del presidente Trump.