Como lo ha venido abogando en sus estrategias el Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD), en el muy complejo mundo en el que vivimos y nos desarrollamos, pese a los problemas que nos afectan y agobian, sus bondades son superiores a sus debilidades, haciendo lo indicado posible encontrarnos con la realización social y espiritual, sobretodo, con la generación de vínculos sociales que hacen nacer amigos sinceros y fieles, a los cuales sin temor podemos abrirles nuestros corazones, encontrando en ellos a personas que además de alegrarse de nuestra prosperidad y felicidad, también comparten nuestro dolor en la adversidad y nos sostiene en los momentos difíciles.
Dada la relevancia para el hombre y la mujer de ir tras de mejores horizontes, las bondades que nos ofrece el mundo, invitan como tarea primordial para el establecimiento de la paz y la sociedad sustentable que ameritamos, vincularnos al más perfecto y confortable de todos los amigos que podemos tener, el cual es: Jesucristo.
Vínculo tan especial, que además de servirnos de guía, debe ser el patrón en nuestras vidas, en virtud de que Cristo es el más perfecto ejemplo de la práctica del amor entre los humanos, ya que además de amar a todos los hombres y considerarlos como sus amigos, los invita sin barreras a formar parte de sus amigos especiales, como nos lo mostró en la relación que tuvo con los apóstoles: Pedro, Santiago y Juan, así como con los tres hermanos de Betania: Lázaro, Marta y María.
Por tanto, para que seamos realmente felices, debemos proponernos lograr entrar en el círculo de los amigos de Jesucristo, a fin de construir una mejor sociedad, además para lograr después de la estadía en este mundo frágil, entrar al de la vida eterna, reservado para todos aquellos que tomen el camino que nuestro Mesías y Redentor nos indicó, al convertirse en el cordero de la redención de nuestros pecados por medio de su crucifixión.
La mejor de la respuesta para alcanzar esta meta, la encontramos en el Evangelio, que nos expresa: "Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que os mando”; por tanto, si queremos ser sus amigos y formar parte de su reino, debemos cumplir con lo que nos ha pedido: Amarnos los unos a los otros, como él nos ha amado; rezar y vigilar, ser mansos y humildes de corazón, santos como el Todopoderoso es santo, así como también aprender a cargar con el yugo que él supo soportar por cada uno de nosotros.
Por ello es que, para ser amigos de Jesús, no es suficiente un amor de meros sentimientos o de simples emociones, hay que amarlo con un amor de entrega, de sacrificio, de fidelidad, en fin, con un amor hecho obras que nos conduzca hacia la santidad, por medio de la permanente práctica en nuestras familias y en nuestra comunidad del amor, la misericordia, la caridad y el perdón, como factores vitales del crecimiento humano de todos los que compartimos el espacio terrenal.
Debemos amar a todos por Jesús, y a él amarlo por sí mismo, porque sólo a Cristo debemos amor total, por ser el único amigo absolutamente bueno y confiable, también estamos obligados a asimilar y enseñar a los demás que él no quiere amigos de conveniencia, sino amigos humildes, pacíficos, de almas puras y libres de ataduras, por ser estos lo que están cerca de su divino corazón.
Es necesario proponernos ser sus reales amigos, acogiéndonos a la invitación que él nos hace de vivir de acuerdo con su enseñanza, siendo dignos, íntegros, humildes y piadosos, para así hacer surgir a toda plenitud, la fuerza moral por la que ha venido luchando el Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD), a fin de edificar una sociedad nacional y mundial que además de garantizar el bienestar social, tengan por soportes innegociables la paz, el amor y la confraternidad.