Porque… “Quien no sabe la verdad es un ignorante; pero quien la conoce y calla es un asesino”

“Existen verdades tan evidentes que no hay manera de hacerlas entrar en algunos cerebros”. H.Maret.-

La tarde está propicia para curiosidades, para ver lo que comúnmente no se ve o no lo aprecian nuestros ojos, pero el cerebro sí, y nos dejan pensando: ¿lo escuché… lo vi?, ay ombe, dejemos eso así.

El que lo quiera creer que lo haga y el que no, también,porque, indiscutiblemente el poder enloquece y destruye, un poco más allá o más acá pero, enloquece y corrompe como el óxido en el hierro, sobre todo expuesto a la orilla del mar.

La bajeza nos consume y todo se dirige a destruir honras, a desconocer méritos y sacrificios, donde las blasfemias se han constituido, junto con el poder perverso y corrupto, en la principal locura que afecta a muchos de nuestros políticos, sin respetar jerarquía o ganada fama. La bajeza campea por sus fueros, como ese acto indelicado, propio de chusmas sin clase, que llevaron a cabo un grupo de “señoras” ante el Señor Presidente.

Y, como estamos hoy de curiosidades, aunque no venga a relación con el caso arriba mencionado, esto me recuerda el cuento de la persona a la que se quería condenar por haberle dicho “cuero”, entiéndase prostituta, a una señora. Acto seguido él alegó que si lo condenaban por decirle cuero a una señora, qué pasaría si él le llamaba señora a un cuero.Le respondieron que ahí no había difamación, que eso era un halago.Razón por la cual se despidió de la susodicha dama, muy cortésmente, diciéndole  “¡adiós, señora!”

Estos desechos humanos, lacras inmundas que rodean a muchos políticos y dirigentes, se convierten, como bien escribió nuestro baluarte moral,don Negro Veras, en “un resentido social que se amarga por su atraso y hace culpable del mismo al amigo que ha progresado…atribuye su retroceso a todos aquellos que alcanzan el desarrollo personal, intelectual y económico”, agreguemos, en buena lid.

El triunfo en esta época, es uno de los mayores males que puede acabar con el triunfador. Las zancadillas, las mentiras y las urdimbres de las más viles iniquidades, si se descuida, lo convierten en un aspirante a un colapso físico o mental. Nadie está a salvo, desde los mandatarios hasta un simple técnico o analista de la tecnología digital.

A nadie le gusta sufrir injusticias de ninguna índole y el problema de los egoístas y perversos que componen la llamada “élite de la maldad” o “reino de los espalderos”, asociados a políticos con iguales condiciones, no consiste en sí en el egoísmo, sino en las perniciosas consecuencias que produce el mismo, basados en la multiplicidad de mentes diabólicas que distorsionan y alteran el bienestar y tranquilidad del hombre triunfador.

Solemnemente estoy de acuerdo en que “no guardo rencor, recuerdo hechos, a veces necesito una sombrilla para protegerme de las lágrimas egoístas” de mis enemigos. Y, como no estoy dispuesto a ser indigno ante la invitación que me hace el mundo, parodiando a Eduardo Galeano, me indigno porque dije que no pensaba ser veleta moral, contrario al norte ético y eso molesta, irrita y hace maldecir y urdir diabluras a los mismos de siempre, y hasta personas en las cuales usted confió y creyó que en verdad valían la pena, tanto como personas como profesionales.

Y prosiguiendo con las curiosidades, los dejo con estos párrafos escritos por no sé quién y cuyo genio es digno de admiración, con este retrato escrito de los políticos, aunque voy a comenzar desde abajo: “Somos la nueva política/, comprendan desde ahora que/ ejerceremos el poder hasta que/ los recursos económicos se hayan agotado/. Cumpliremos nuestros propósitos aunque/nuestros niños mueran de hambre…/No permitiremos de ningún modo que/ se acaben las jubilaciones de privilegio, la célula viva y los negociados/. Cuando asumamos el poder, haremos lo imposible para que/se pueda seguir gobernando con las mañas de la vieja política/. Pese a eso, todavía hay idiotas que fantasean o añoran que/ la justicia social será el fin principal de nuestro accionar/. Aseguramos sin resquicio de duda que/ las mafias seguirán formando parte del gobierno como en otros tiempos/. Demostraremos que es una gran estupidez creer que/ para alcanzar nuestros ideales/ la honestidad y la transparencia son fundamentales/ porque si hay algo seguro para nosotros es que/ no lucharemos contra la corrupción. /Solo los necios pueden creer que/ nosotros cumplimos con lo que prometemos/. Los políticos.

Ahora, si usted lo desea, léalo hacia arriba bloque por bloque y notará la diferencia del discurso. ¡Sí, señor!

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