El título de este artículo es una alegoría de una salve que solía cantarse en una novena que se celebraba en mi campo a la Virgen de la Altagracia y cuyo estribillo decía: “tanto afanai Matilde, tanto afanar pa`na, tanto afanar en la vida y en la muerte todo e’ná”.
Hace un tiempo narré la odisea que pasé con un sobrino que tuvo un accidente. Me llamaron a las tres de la mañana para comunicarme la situación y que el hospital donde estaba recluido exigía fuera trasladado a otro centro de salud porque necesitaba cuidados intensivos y ellos no tenían ventilador ni cama.
Me pasé desde las tres de la mañana hasta las doce del mediodía buscando hospitales y en ningún lugar había cama ni ventilador. Entre los centros hospitalarios que visité o llamé por teléfono contacté unos 42 y en ninguno era posible. Cuando la impotencia se apoderó contacté a un amigo quien hizo una llamada al Centro de Salud donde estaba mi sobrino y ¡Eureka! Apareció la cama y el ventilador. Lloré de la impotencia al imaginar a cuántas personas les sucede eso a diario en este país, donde le rebotan el paciente tan solo por temor de que muera en su hospital o porque no tienen el depósito que les exige una clínica.
En esta ocasión se repitió la historia, pero esta vez con alguien reconocido: Claudio Caamaño, un ex combatiente y héroe de este país.
Me resulta difícil de creer que un paciente con múltiples traumas después de un accidente de vehículo de motor con 5 ó 6 costillas rotas, un pulmón colapsado, sangrado dentro del tórax y dificultad respiratoria, haya tenido que esperar cinco horas y media para ser admitido en un centro médico después de recorrer tres hospitales importantes donde le fue negada su admisión -pese al estado crítico antes mencionado- debido a “falta de cirujanos o falta de camas en intensivo” y, en el caso más extremo aún, por “falta de un depósito económico.
.Me resulta difícil entender por qué se permite que los centros médicos dominicanos sean instrumentos de generación de capitales en vez de centros de cuidado y servicio a la población enferma. Sin embargo siento que en el fondo de todo esto hay un interés soterrado y es el de seguir convirtiendo la salud en un privilegio de unos pocos.
Dos de los tres centros hospitalarios han negado la versión de que este paciente haya sido llevado a sus instalaciones y uno de estos centros publicó una nota de prensa donde afirmaban que el paciente sí estuvo en sus instalaciones, pero que fue despachado de manera estable por no disponer de camas en cuidados intensivos (al final es lo mismo que en los hospitales).
Nunca he apoyado la huelga de los médicos por entender que su único propósito es reivindicación salarial que disfrazan con otras peticiones de que se mejore las condiciones de los hospitales, pero ya se ha visto en otras experiencias que las razones son las mismas y si les aumentan el sueldo entonces detienen la huelga.
Pero debo reconocer que nuestro sistema de salud amerita de una reforma y mejoría profunda pues resulta inconcebible que personas mueran dizque por falta de cama o porque no tengan los recursos económicos porque al final la salud terminará siendo un lujo que muy pocos podremos pagar.
Tengo que concluir diciendo que el verdadero accidente de Claudio no ocurrió en el tramo de la Carretera Bani-Pizarrete, sino que la real causa de su muerte se llama Sistema de salud de la República Dominicana.