En cada coyuntura social que lo amerita se ha observado siempre la solidaridad de grandes artistas y empresarios famosos ante tales hechos. No puede uno dudar que semejante altruismo obedezca a una estrategia de marketing en unos seres que no mueven un paso si lo que hagan o digan no les genera titulares de la prensa, donde todo está fríamente calculado para provocar diversas opiniones sobre todo en su favor.
Sin embargo, mirando sus exigencias y hasta incentivos económico, sienta el sabor amargo de confirmar mi escepticismo ante tanta amabilidad que siempre me ha confundió.
Las son poderosas y calculadas, Angelina Jolie con una niña en los brazos a su paso por la República del Congo, Sean Penn cargando un saco de víveres en sus hombros con tal de ayudar a los supervivientes del terremoto que asoló Haití, George Clooney cambiando la alfombra roja por los desérticos parajes de los campos de refugiados del Sudán.
Se han realizado campañas con fines benéficos donde se usa como imagen alguna figura del medio y tiene uno que morderse los labios cuando suele enterarse de cuánto se les pagó, de manera que la tal solidaridad que pretenden crear en el público en ellos es un negocio.
Hubo una artista que, al llegar a Haití después del terremoto, hubo que cederle una tienda de campaña con aire acondicionado, una actriz exigió que se le buscara agua mineral europea, un actor que amenazó a la ONU con desacreditarle si no se hacía lo que él decía, u otros que imponen su creencia como el avión piloteado por John Travolta a Haití con un cargamento de seguidores de la Cienciología.
Evidentemente no todo es negativo, por ejemplo Angelina Jolie ha realizado más de 40 vistas a diferentes comunidades de países empobrecidos y nadie cuestiona la cantidad de niños y niñas que ha adoptado junto a su esposo Brad Piit.
La cuestión es que nada escapa a sus excentricidades y así como exigen cantidades de boberías cuando van a un concierto suelen hacerlo al realizar algunos gestos supuestamente humanitarios.
En este análisis es donde suscribo lo que ha pasado con el magnate Donald Trump y sus comentarios hacia el pueblo mexicano. Las reacciones que ha concitado tales declaraciones no han sido para menos, desde cadenas de televisión que han roto sus compromisos con él hasta empresarios famosos. Pero ¿en realidad es cierto tanta solidaridad? Veamos.
Cuando ocurre un hecho que supone colocar a una víctima y un victimario por lo general la sociedad se irá a favor de la víctima, por consiguiente genera mucho mejor resultado colocarse del lado de la víctima.
Conquistar el mercado mexicano es uno de los grandes sueños de cualquier artista, de hecho se afirma que si se logra penetrar a dicho mercado cualquier artista puede hacer su carrera sin salir de este país y sus frutos serán los mejores.
Quisiera creer que realmente hay un sentido de solidaridad en estas cadenas televisivas, pero el mundo del espectáculo es muy sombrío y pueden estar seguros de que sus niveles de audiencia han aumentado después de tomar la decisión de romper con Trump. Falta mucho para el concurso de Mis Universos y todavía no se ha fijado la fecha ni el lugar, pero les invito a que den seguimiento al caso para ver si mantienen su posición porque a mí, y lo repito, tanta amabilidad me confunde.