Con la crisis entre Azerbaiyán y Armenia por la región independentista de Nagorno Karabaj, el Cáucaso, ha vuelto a ser noticia estos días y conviene saber de qué lugar del planeta hablamos. De acuerdo con la mitología griega, Kaúkasos era un pastor escita que, mientras llevaba su rebaño a apacentar en el monte Nífate fue muerto por Crono cuando huía buscando refugio de Zeus. Así, dio su nombre a la cadena de montañas entre el mar Negro y Caspio, en uno de cuyos picos, Hefesto encadenó a Prometeo.

Esta región situada entre Europa del Este y Asia Occidental, posee dos subregiones diferenciadas: el Cáucaso Norte o Ciscaucasia que pertenece a Rusia y que por lo general se incluye en Europa del Este, conformada por las repúblicas autónomas de Chechenia, Osetia del Norte, Ingusetia, Kabardino-Balkaria, Karacháevo-Cherkesia, Adiguesia y Daguestán. Así como el Cáucaso Sur o Transcaucasia, generalmente incluida dentro del Medio Oriente y donde encentramos a Armenia, Azerbaiyán y Georgia.

Es precisamente en dos de los tres Estados de Transcaucasia: Armenia y Azerbaiyán donde se dan las hostilidades estos días. Pero, las controversias entre ambos Estados por Nagorno Karabaj (Alto Karabaj o Altsaj), no son nuevas, En esta versión se remontan al 1918, cuando ambos Estados se independizaron del imperio ruso. Con el surgimiento de la Unión Soviética, esta estableció el control, conformando una unidad territorial dentro de la Republica Socialista Soviética de Azerbaiyán.

Previo a la desintegración de la Unión Soviética, la región, de población mayoritariamente armenia, volvió a ser motivo de controversias entre Armenia y Azerbaiyán, lo que provocó un gran conflicto étnico a lo largo de la década de 1980, que desembocó en la guerra de Alto Karabaj en 1991.

Ese mismo año el territorio se autoproclamó Estado independiente. Sin embargo, Nagorno Karabaj, no fue reconocido por Naciones Unidas. Pero la guerra que causó unos 30 mil muertos, se prolongó hasta 1994, cuando a instancias de Rusia se produjo un alto el fuego no oficial, que aún se mantiene vigente. Desde aquella época Azerbaiyán quiere recuperar el control de ese territorio, el cual se ha mantenido en un inestable estado de paz. A partir de 2017 los independentistas cambiaron el nombre a Republica de Artsaj.

LOS HECHOS ACTUALES

Fuerzas azerbaiyanas informaron el domingo 27 de septiembre haber conquistado varios pueblos bajo control de los separatistas armenios y que desplegaron unidades militares en posiciones estratégicas. Estos son los primeros enfrentamientos sobre el terreno, en la renovada tensión en Nagorno Karabaj, perteneciente a Azerbaiyán, pero habitada en su mayoría por armenios. Se han reportado decenas de muertos y heridos entre militares y civiles de ambos bandos, en unos combates que las partes en conflicto afirman que fueron iniciados por el otro. Se teme que un conflicto de mayor calado produzca la intervención de Rusia y Turquía.

ESCALADA ARMENTISTA

Azerbaiyán ha declarado la ley marcial como respuesta a una medida similar decretada por Armenia en una nueva escalada que tiene el potencial de desembocar en una guerra a gran escala. Sin embargo, es probable que los combates terminen en unos días por las presiones de la comunidad internacional. El problema es que desde la guerra de los cuatros días del año 2016, en la que murieron cerca de 200 personas de ambos lados, los enfrentamientos se han hecho más frecuentes y mucho más violentos, pues ambos Estados llevan cerca de una década aumentando sus presupuestos de defensa a un equivalente al 4% del Producto Interno Bruto (PIB) de cada país.

En valores absolutos Azerbaiyán, al ser un productor de petróleo, dedica más dinero, cerca de 2 mil millones de dólares al año frente a los 500 millones de dólares que dedica Armenia. Pero en los últimos meses Armenia ha estado recibiendo grandes cantidades de armamento procedente de Rusia de acuerdo con fuentes azerbaiyanas. Existen sospecha que estas armas son de tecnología avanzada y de alcance estratégico, por lo cual ambos actores estarían muy armados y con tecnología militar de última generación. De manera que, si la comunidad internacional no logra detener a las partes, esto tiene el potencial de desembocar en un conflicto militar de gran escala, en cualquier momento.

ANKARA Y MOSCÚ DE TRASFONDO

Armenia cuenta con el respaldo de Rusia y Azerbaiyán de Turquía. Ankara ha sido muy contundente, tanto el domingo 27 de septiembre como en los combates de julio pasado y ha anunciado el envío de instructores militares, ya tiene un destacamento en Bakú y se habla de que ha enviado 300 mercenarios provenientes de Siria. Sin embargo, habría que ver cuánto quiere involucrarse en un combate directo, lo cual es un gran riesgo potencial en este enfrentamiento.

En el caso de Rusia, en los enfrentamientos de julio pasado,cuando Armenia, ante la agresión de Azerbaiyán, pidió la protección de la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva, organismo político-militar que conforman además de Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y coordina Rusia, esta protección le fue negada. De manera que, si Rusia no quiere involucrarse directamente con tropas, aunque las tiene allí en una base militar que mantiene en Ereván, significa que no tiene intenciones de enfrentar directamente a Turquía.

Si bien, Ankara y Moscú se están enfrentando en distintos teatros de operaciones, en los cuales Libia y Siria son los más visibles, lo hacen a través de guerras subsidiarias, de otros bandos que están enfrentados entre sí, pero nunca han permitido que estos temas dañen las buenas relaciones que mantienen sus presidentes Recep Tayyip Erdogan de Turquía y Vladímir Putin de Rusia. Pero también es verdad que, en esta ocasión Putin que también vende armas a Azerbaiyán, no podrá dejar a Armenia a merced de este país y Turquía, a pesar de los conflictos abiertos en Ucrania, Siria, Libia, lo comprometedor de su apoyo a Lukashenko en Bielorrusia, y el escándalo alrededor de su opositor, Alexéi Navalni.