Cada día que pasa en República Dominicana están en aumento los síntomas de regímenes dictatoriales, con evoluciones de modernidad muy ventajosas para disfrazar y distraer.  Hoy más que nunca están amenazadas la existencia de las Fuerzas Armadas, FFAA, y la policía Nacional, PN, como estrategia debilitarla y usarla en beneficios de particulares desvirtuando la esencia y razón de ser de ambas, comprometiendo el futuro de la seguridad y defensa nacional.

La situación que viven en estos momentos los policías y militares dominicanos en cuanto a los abusos y maltratos, violando contantemente su dignidad y derechos, requieren de mucha atención de los medios y la ciudadanía en general.

Cómo explicar las autoridades políticas que ambas leyes institucionales: la ley 139-13 que corresponde a las FFAA y la ley 590-16 correspondiente a la PN, han sido considerada inconstitucionales y violatorias de derechos adquiridos, las cuales traen retrocesos y distorsiones a la institucionalidad de las entidades que rigen.

Luego de los desahogos en las redes de muchos policías y algunos militares activos, los cuales fueron noticias relevantes, se han aumentado los vejámenes y represión en los cuarteles militares y policiales, hasta tal punto de golpear, imponer prisión ilegal o sanciones arbitrarias, incautar teléfonos y violentar la privacidad e intimidad de los miembros, quienes no pueden quejarse ni con los amigos ni familiares, que también, reciben amenazas y persecuciones indiscriminadas.

Estos casos están pasando con la indiferencia de los medios y de los diferentes organismos defensores de derechos humanos, lo que a mi entender muestra una censura coordinada entre los medios, los poderes públicos y fácticos asociados los jefes militares y policiales, que son los principales beneficiarios del servilismo y control de los miembros que integran las FFAA y la PN.  

Al finalizar el mes de marzo los policías quedaron más indignados a razón de que lo anunciado en relación al aumento de salarios e incentivos por el presidente dominicano y el jefe policial fue una mentira, hoy están con el grito al cielo porque a la mayoría de los que ya tenían su incentivo se los han quitado y muy pocos han sido favorecidos y alcanzaron el monto anunciado por el presidente. Y, ha seguido creciendo el disgustos, cuando se anunció que los militares ganarían más. Continuaran enfurecidos y apesadumbrados al darse cuenta que cada anuncio de beneficios fueron puras propagandas vacías y engañosas, y, peor aún han aumentado los maltratos y reducidos los beneficios y reivindicaciones.

También, nos han quitado beneficios adquiridos por derecho de ley; nos ha tocado sufrir el acoso y la persecución de los organismos de inteligencia del Estado, la intervención abusiva de nuestros teléfonos y redes; la agresión a nuestro buen nombre y en muchos casos el asedio a través funcionarios y comunicadores

Al llegar el esperado día 25 del mes de julio y recibir los pagos los militares, estos también, están con el grito al cielo, con apenas unos días de la fecha del cobro del sazonado aumento y otras ofertas.

Por otra parte los pensionados, los cadetes, los asimilados, profesionales como médicos y otros, así como, la mayoría de los militares que prestan servicios fuera de los cuarteles fueron excluidos del mísero aumento, lo que es una discriminación injusta, ilegal e inconstitucional. Parecería un plan del gobierno para destruir o desintegrar las Fuerzas Armadas y que igualmente ya habían comenzado con la Policía Nacional, pues nada bueno les ha tocado vivir de los casi cinco años de gobierno del presidente Danilo Media.  Hoy los militares y los policías están más desmoralizados y debilitados que nunca, de igual manera están ambas instituciones. Con la excepción de los jefes, enllavados y corruptos que gozan de todos los privilegios o mieles del poder.

¿Será qué, para nada se quiere resolver el problema de la violencia en todas sus manifestaciones, la inseguridad, la inmigración ilegal y tráfico criminal de todo tipo, que violan y amenazan nuestros espacios de soberanía, manteniendo en crisis de miedo a los habitantes de la República Dominicana?

En los casi 200 años de nuestra primeras Fuerzas Armadas y de 81 años de historia de la Policía Nacional no se había sentido tanto desprecio y desvalorización de los militares y policías, no estando tan distante los niveles de valoración de los militares de la realidad que presentan los policías, siendo la Policía Dominicana la peor pagada de América y entre las peores del mundo, sumado a ello el maltrato, la discriminación, la insatisfacción de sus necesidades, una seguridad social deprimente, entrenamiento y capacitación deficiente, sin comida, sin recreación, sin ayuda psicológica, sin una instancia institucional que les proteja,  es lógico y se corresponde, el que la policía dominicana este posicionada entre las peores policías de América.

Nos atrevemos a asegurar que el derrotero ético-moral que arropa a la Policía Nacional se desprende de los constantes abusos y violaciones a que son sometidos los policías en detrimento de sus derechos y dignidad en su día a día laboral, desde su creación en el 1936, sin derecho a nada, pues, son esclavos mal asalariados.

“Ser policía es la función pública que entraña mayores riesgos, muchos agentes pierden la vida,  sin agradecimiento alguno. Los que sobreviven y hoy están pensionados claman ¡Auxilio! por la desconsideración y los maltratos”.

Sin duda alguna, tenemos la policía que pagamos. Esa misma que creara y adiestrara, Rafael L. Trujillo, para sus intereses y control absoluto de la sociedad dominicana.

Después de los policías, los militares siguen en riesgo de su profesión, ahora se aumenta ese peligro al sumarse varios miles en las tareas de policías. Sumado a esto están los maltratos y represión interna que violan los derechos humanos de la gran mayoría que no tienen quienes les protejan y defiendan, como también, pasan los policías. Tanto militares como policías son parias frente a los políticos , sus jefes y la ciudadanía misma.

Pueden ser legítimos y con razones sobradas la desconfianza y desprecio al cuerpo policial. Pero, antes de condenando a los policías y de seguir castigándolos, debemos entender que sus acciones de represión y autoritarismo se desprenden de una educación y doctrina que los inducen a la obediencia y sumisión del mando político. Todo esto heredado de la dictadura de Trujillo, quien creara la institución policial con el único objetivo de servir a sus intereses y reprimir a los opositores al régimen. Situación esta, que no ha cambiado y no le ha interesado cambiar a ninguno de los gobiernos pos Trujillo.

La mejor reforma debe comenzar con: Salario digno y trato humano para los policías y militares, con todas las necesidades básicas satisfechas (Plan de vivienda, de salud y de educación junto a la familia; transporte, comida o dieta, recreación, horario definido de ocho horas y pago de incentivos por horas extras y días feriados). Continuando con una depuración estricta y proba.

La aplicación de un sistema de clasificación de los recursos humanos, con evaluación y monitoreo de la labor policial. Respeto al escalafón y estabilidad en los puestos por especialidad para hacer carrera.

Si nuestros principal problema es la delincuencia, un policía no debe ganar menos que el equivalente a la canasta familiar, ellos también son humanos, la demanda no es solo salarios, pero, inmediatamente un policía comience a ganar $US 600 dólares, que es la media que cobran los policías latinoamericanos, se reducirá al mínimo la corrupción policial,  la violencia y la inseguridad.

Un policía con hambre, con deudas, enfermo, abusado, discriminado, sin la capacitación correspondiente, mal pagado, sin orgullo será imposible que cumpla con su misión de garantizar la seguridad pública, proteger vidas y propiedades, así como, los derechos y libertades de todos los habitantes.

Lo cierto es que el Estado dominicano ha permanecido confundido en cuanto a los ámbitos de competencia de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. En su mayoría los actores políticos en cuanto a los tres poderes del Estado han ignorado o desconocido la realidad de estas instituciones, pues los nuevos escenarios geopolíticos, los cambios y retos de la seguridad tanto nacional como internacional demandan una visión moderna de una normativa correcta, propia, actualizada y de políticas públicas que se correspondan con las necesidades e intereses nacionales, dejando de lado los intereses particulares y de grupos.

Recordamos que la seguridad es asunto de todos y que los policías son el recurso más importante y los protagonistas de esta misión, invitamos a las personas preocupadas y comprometidas con la seguridad y la paz social, que le duele la patria a sumarse por esta justa y noble causa. Hoy los policías activos y retirados están inconformes, indignados y tienen más razón para continuar la lucha por dignidad y derechos insatisfechos.

Durante 30 años hemos defendido la dignificación y derechos de los policías, hace un año estamos haciendo lo mismo por los militares, reclamando salario justo, correspondiente con la canasta familiar y que es por donde ha debido comenzar la sazonada reforma policial, planteamiento en el que han coincidido los diferentes expertos internacionales que han asesorado a los gobiernos en más de dos décadas de reforma policial sin éxito alguno.

Muy a pesar de nuestros esfuerzos durante más de treinta años participando en foros nacionales e internacionales, vistas públicas del congreso y quince años escribiendo o participando en comunicación para diferentes medios. Hemos invertido la mayor parte de nuestros recursos económicos, tiempo productivo y sacrificios familiares; con ocho años de lucha y reclamos sin descanso a favor de dignidad y derechos para los policías, de la seguridad, de la transparencia ética, de la justicia y del bien común; logrando escasos avances y al contrario, hemos recibido múltiples amenazas y en ocasiones han puesto precio a nuestras cabezas, con amigos cercanos y familiares, por parte de jefes y secuaces de los gobiernos peledeistas.

También, nos han quitado beneficios adquiridos por derecho de ley; nos ha tocado sufrir el acoso y la persecución de los organismos de inteligencia del Estado, la intervención abusiva de nuestros teléfonos y redes; la agresión a nuestro buen nombre y en muchos casos el asedio a través funcionarios y comunicadores. Pero, sin importar las consecuencias, seguiremos luchando firmes y convencidos con razonamientos y sentimientos patrióticos desde lo más hondo de nuestro corazón a favor de la justicia social y la libertad con igualdad para todos.

Dios les bendiga siempre, Pueblo Dominicana. http://rescaterd.org.do/

El autor es miembro fundador y vocero de APODOM, Asociación de Policías Dominicanos, pro dignidad y derechos para los policías activos y jubilados, Se suman los Militares. Periodista independiente, militante de Marcha Verde y Mayor General Retirado PN, con 35 años de experiencia.