La Gran Nanon es un personaje de la conocida novela “Eugenie Grandet” de Honoré de Balzac. EL autor la describe como una criada fiel, de gran fortaleza física y de incuestionable lealtad al Sr Grandet, su patrón. Grandet que en el relato personifica al avaro o al extremo “tacaño”, aprecia, no obstante, el aporte y contribución que en las tareas hogareñas le significaba la fiel criada. Balzac para definir la relación entre el amo Grandet y su empleada usa la siguiente frase: “la quería como se quiere a un perro”.
Esta novela de Balzac se desarrolla en el siglo XVIII y se escribió en la misma época. Joaquín Sabina es un poeta y cantor de esta época que algunos de sus admiradores lo equiparan, en versión hispana, al recién premio nobel de literatura Bob Dylan. Sabina, sin duda ingenioso, en su canción “Cama Vacía” dice: “antes de que me quieras como se quiere a un gato, me largo con cualquiera que se parezca a ti”. El parecido de ambas frases es obvio.
Dicen los expertos en literatura que las influencias de los consagrados en los noveles escritores no son necesariamente negativas, sino que por el contrario, son útiles y casi indispensables para aprender a escribir adecuadamente. La lectura de los buenos escritores es un ejercicio positivo para los que pretenden manejar las técnicas de la narración.
Es probable que el cantante y poeta español, leyera a Balzac y que esa frase que emplea en la canción citada le revoloteara en su cabeza y lo persiguiera sin saber ni recordar donde la aprendió hasta que la dejo salir en esa bella canción, o tal vez fue ocurrencia suya sin haber leído jamás al novelista francés
De lo que no hay dudas es que los buenos escritores han sido el producto de buenas influencias. García Márquez afirmó que aprendió el uso correcto de los adjetivos leyendo a Borges y admitía la innegable influencia en su formación de William Faulkner; Llego a decir que al leer a este escritor estadounidense se convenció de que quería escribir. Borges, un personaje muy particular, aconsejaba a los jóvenes escritores leer el Código Civil para que aprendieran a no usar palabras decorativas e innecesarias. Son cosas de literatos.