Auspiciado por el Banco Popular Dominicano como parte de una línea editorial que resalta valores, aspectos y riqueza de la cultura, la identidad y el orgullo de pertenencia de los dominicanos, Manuel García Arévalo le tocó este año complacer esta exhaustiva programación editorial que sale cada fin de año para difundir un ícono o un hecho de la sociedad dominicana que eleva el orgullo nacional y cada vez el libro del Banco Popular es esperado entre especialistas, investigadores, clientes VIP  y público general. Con una visión inter y multidisciplinaria, estos libros del Banco Popular Dominicano abordan temas de historia, arte, arquitectura, religiosidad, artesanía, modernidad y temas contemporáneos, prehistoria y medio ambiente, como vemos una gama muy diversa de tópicos que contribuyen a conocernos y valorar a nuestro país y a nuestra identidad.

Esta obra en manos de Manuel García Arévalo no dejaría dudas de su calidad, minuciosidad, profundidad y agudeza de quien ha dedicado muchos años de su vida a la arqueología siendo historiador de profesión y empresario por tradición familiar. Caso extraño en estos mundos empresariales, desde joven optó por una profesión de poca esperanza monetaria, aunque sí lo puede ser como satisfacción espiritual e intelectual.

Ha dedicado muchos esfuerzos y recursos en la definición de una Sala de Arte Prehispánico en lo que fuera su antigua empresa de refrescos y desde ella ha contribuido a la difusión del arte y la cultural taína. Dedicó junto a otros investigadores una fase de su vida al ejercicio como arqueólogo de campo en los años iniciales del Museo del Hombre Dominicano y con su Fundación familiar, promueve el libro de orientación humanística, apoyando a escritores nacionales y extranjeros. Estamos ante un investigador que por demás es un apasionado del tema taíno, formado con prácticas y lecturas y decidido mecenas de todo lo relacionado con la arqueología dominicana.

Ante este preámbulo largo he de pensarse que su obra actual Taínos. Arte y Sociedad, parte de otras tantas dedicadas al arte y cultura taína, es de una dimensión majestuosa como cuenta el título de este artículo. No me queda dudas de que así es pues encontramos además de la belleza de su presentación, el cuidado de su edición, la calidad estética y valorativa de sus fotografías y la estructuración de su contenido; una preocupación de que la obra trascienda más allá en su función divulgativa y se convierta en un vehículo que permitiese, a través del arte taíno, explicar la sociedad, y la compleja cultura aborigen.

Cada pieza es un testimonio que narra una parte de la historia y ella es voz y documento del pasado, por tanto, el libro que se llama Taínos. Arte y sociedad, es una narrativa que privilegia el objeto como documento histórico en la estructuración de su escritura, sin que pierda sentido de preeminencia la palabra escrita, el argumento teórico y la fundamentación conceptual del autor

La humildad de su personalidad intelectual está representada en el abanico de su agradecimiento, con dos grandes páginas donde reconoce a otros, también parte del éxito: colaboradores, intercambios, diálogos, sugerencias, y respeto a mucha gente e instituciones que le hicieron posible alcanzar la meta de esta obra. Investigadores, personalidades, instituciones nacionales e internacionales son mencionadas dándole al libro Taínos. Arte y Sociedad, también una dimensión universal y medio dialógico para entender cómo la cultura taína fue intermediaria inicial entre Europa, África y América. La mención del Museo del Hombre de París en la persona de su director André Delpuech, es más que evidente del reconocimiento que Europa ha hecho de este arte caribeño precolonial, único en el mundo.

Con más de 440 páginas la obra Taínos. Arte y sociedad se transforma en un documento consultivo como dice el autor, hecho con una prosa ligera y sin complicaciones del lenguaje técnico de los expertos que le permitiera llegar a los grandes públicos, sin sacrificar la profundidad y enfoques teóricos y metodológicos que evitaran su pobreza formativa e informativa. La obra se divide en tres grandes temas.

El poblamiento preagrícola y la cultura desarrollada por los grupos aborígenes en nuestras islas del Caribe, varios siglos después de su llegada  y provenientes de la cuenca del Orinoco y América Central inicialmente, acontecimiento que se produjo desde el siglo 2,000 a. C., en nuestra isla, destacando el autor en su introducción, que el Caribe fue escenario de múltiples culturas y un hervidero de tránsito y circularidad destacándose unas más que otras, y como tesis del autor, esta convulsiva actividad caribeña constituye el factor principal de lo que sería lo taíno, una síntesis cultural de todo ese engranaje de pueblos y culturas.

Todo lo anterior, a partir de la llegada de los europeos al Caribe y a la isla de Santo Domingo tocado en esta primera parte. El tema dos, está dedicado a los grupos agroalfareros llegados al Caribe Mayor desde la cuenca a del Orinoco y que desarrollaron su propia cultural como proyección de la cultura ancestral arahuaca. El tercero de los temas es parte de la explicación de la sociedad taína y la importancia de su arte como recurso informativo y explicativo de ella, incluyendo su proyección en la actualidad.

Es indudable que el primer tema lo dedica a explicar la relación entre historia, cultura y sociedad a partir del hecho de que España llega a un archipiélago en busca de otras razones: las Especias. Una vez aquí tropiezan con muchos pueblos y niveles desiguales de desarrollo. El libro comenta cómo la ciencia de la historia apoyada en sus documentos, la arqueología como disciplina científica, apoyada en sus métodos y técnicas de investigación y otras ciencias auxiliares como la geografía, la antropología física y social y cultural, la biología, la botánica, nos permiten descifrar el fenómeno acaecido en América y que terminó impactando al mundo.

Dos cosas me parecieron importantes en el manejo de la narrativa del autor, lo primero fue la habilidad de articular arte e historia para explicar los procesos sociohistóricos y culturales, y cómo desliza interrogantes a la historia y a la arqueología para provocar las miradas y enfoques tenidos como definitivos, lo cual es evidente en sus consideraciones sobre los ciguayos.

Toda esta discursiva no sólo fundamentada sino ilustrada con bellas imágenes fotográficas, litografías, óleos, retratos, documentos o grabados de la época, le imprimen una gracia visual al libro, además de una buena orquestación teórica y narrativa.

En una parte de este primer tema se adentra Manuel García Arévalo, a dilucidaciones epistemológicas sobre el estudio del pasado histórico para terminar con un abordaje amplio acerca de los primeros asentamientos de la isla, el dominio del mundo lítico y las formas de vida de estos primeros habitantes en suelo de Quisqueya o en el Caribe en sentido general.

Dibujos bien logrados e ilustrativos, grabados, fotos, imágenes son de los recursos usados que acompañan esta parte del texto, guardando un gran valor didáctico y sobre todo recurriendo a las piezas y objetos que dan fe y testimonio, es decir al arte como mecanismo pedagógico, fuente histórica e informativa de un contexto o proceso sociohistórico, usando en este caso piezas de los distintos museos del país y de fuera, entre ellos las colecciones del Museo del Hombre Dominicano, Museo Regional Arqueológico Altos de Chavón, Fundación Eduardo León Jimenes, Sala de Arte Prehispánico, Puerto Rico, Museo Británico, Museo Metropolitano de NY, Cuba, Museo Navy de Italia, Museo Arqueológico Nacional de Antropología de Cataluña, España y del Smithsonian Institution de EUA.

El tema segundo del libro aborda la llegada del neolítico a la isla de Santo Domingo, y se inicia con una descripción de los estilos cerámicos: Igeneris o saladoides, al igual que los huecoides, apoyándose básicamente en la isla de Puerto Rico, además de los llamados ostionoides subtaínos y los mellacoides de las Antillas, y esta fundamentación es a partir de los estilos cerámicos y sus diferencias, ilustradas con hermosas piezas características de cada estilo.

Desde la mirada del autor y de la arqueología, un estilo puede explicar el conjunto de los modos de vida del grupo que la sostiene y su discursiva se apoya en viejas y nuevas investigaciones arqueológicas. En muchos casos sus aseveraciones y explicaciones articulan discursos comparativos con otros procesos caribeños en Puerto Rico y Cuba.

El tema tercero es dedicado enteramente al desarrollo y espectacularidad de la cultura, el arte y la sociedad taína, siendo el más extenso del libro por ser los taínos la fase más compleja de las formas culturales alcanzadas en el Caribe insular a la llegada de los españoles. Se inicia con una definición de los taínos como grupo y sociedad y luego desplaza el autor, un conjunto de subtemas para presentarnos la complejidad sociocultural de estos arahuacos que alcanzaron varios siglos después de llegar a las Antillas Mayores, una organización social y un pensamiento estructural abstracto, mítico y profundamente ritual y cósmico.

¿Qué vemos en esta parte? cómo la historia se conjuga con las piezas arqueológicas, las imágenes y los grabados para explicarnos la sociedad desde una narrativa innovadora y refrescante. Cada pieza es un testimonio que narra una parte de la historia y ella es voz y documento del pasado, por tanto, el libro que se llama Taínos. Arte y sociedad, es una narrativa que privilegia el objeto como documento histórico en la estructuración de su escritura, sin que pierda sentido de preeminencia la palabra escrita, el argumento teórico y la fundamentación conceptual del autor. Para finalizar, el autor nos deja con una mirada sobre el estado situacional de esta herencia en las sociedades modernas caribeñas y dominicana en particular; y es todo eso, la grandeza y majestuosidad de esta obra Taínos. Arte y sociedad de Manuel García Arévalo.

 

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