La superstición es algo que a lo largo de nuestra historia nos ha afectado y nos sigue afectando. Lamentablemente muy raras veces nos ocupamos de analizar qué es. Se puede ver en todos los grupos humanos, pero es mucho más evidente en los niveles socioculturales bajos.
Superstición es una palabra que proviene del latín y hace alusión a estar por encima de las cosas o de lo establecido, sería una forma de desvincularse de la realidad. Hay algunas supersticiones muy conocidas, que podríamos decir que son las clásicas: martes trece, las relativas al gato negro, espejo roto, herradura, etc.
Existen supersticiones que en realidad encierran conocimientos de la sabiduría popular, se produce un condicionamiento operante casual entre un estímulo y una conducta, en base a coincidencias. Por ejemplo, la recomendación de sentarse al tomar el café en vez de hacerlo de pie (para que no se frustren los planes), podría no hablar de fuerzas misteriosas sino del hecho de que, al andar precipitados, podríamos no programarnos bien. Por otro lado, recuerda que en el pueblo de Israel se consideraba pecado el no lavarse las manos antes de comer, hoy no lo llamamos pecado, pero conocemos las consecuencias.
Realmente todos tenemos algún grado de superstición, esto suele desencadenarse por algún temor. Por ejemplo, frente a enfermedades para las cuales no se conozcan tratamientos o no estén al alcance del enfermo, se tiende a dar rienda suelta a la superstición.
Las personas que pertenecen a una religión, podrían considerar como superstición a cualquier creencia no contemplada en sus doctrinas sagradas, aunque fueran reconocidas por otras religiones. Algunos alegan que religión y superstición es lo mismo, vamos a procurar explicar la diferencia entre los dos términos.
En nuestra existencia nos relacionamos con la materia y para esos fines nos funciona la razón mediante la ciencia, también nos relacionamos con elementos no materiales e intuimos sus posibles leyes, relacionándonos con ellos desde nuestra espiritualidad.
Nos impresiona el universo, nuestro planeta o la naturaleza, y hemos descubierto leyes que rigen todo lo que existe presintiendo una sabiduría dinámica manifestándose detrás de ellas, pero no siempre lo comprendemos bien, esto lo explicamos mediante principios que están destinados a favorecer nuestra existencia, acomodándonos a esa energía creadora, así surgen las religiones y están encaminadas a propiciar una existencia más racional y provechosa. Las religiones intentan orientarse hacia nuestra superación, aunque las evidencias muestran que no siempre somos coherentes con sus principios.
El caso de la superstición es diferente, es una idea irracional, aceptada sin tener una explicación o justificación lógica de la misma y que tiende a limitarnos. Algunas personas siguen su religión de forma supersticiosa, aunque nunca lo acepten. Si lees y aplicas la Biblia es religión, si la tienes como un amuleto es superstición.
Muchos conocimientos de la humanidad fueron talvez catalogados inicialmente como superstición, como la hipnosis, psicoanálisis, el feng-shui, reiki, acupuntura. La medicina ha recibido una enorme herencia del curanderismo, la astronomía de la astrología y la química de la alquimia, los conocimientos cambian de nivel, simplemente cuando pasan por el cedazo de la razón convirtiéndose en ciencia.
Podemos y debemos manejar nuestras creencias en una especie de higiene mental, ordenarlas de forma provechosa, que sean un apoyo y no un obstáculo. Nosotros decidimos qué creemos y nuestras creencias tienden a evolucionar, al igual que evoluciona la ciencia, excepto en caso de fanatismo.
La superstición sólo te afecta si crees en ella. La fe puede provocar acciones poderosas, es importante revisar en qué creemos verdaderamente, porque lo que creemos determina nuestra realidad, lo queramos o no.
Algunas personas presentan un vacío interior que los lleva a anunciar problemas y eventos apocalípticos que supuestamente nos destruirán irremisiblemente. Irradian una fuerte vibración negativa que podría motivar el que los demás los eviten. El miedo y la fe no son compatibles.
Si eres creyente, debes saber que Dios representa el bien, el amor, la paz y la esperanza, cualquier creencia que no esté alineada con lo antes dicho, tiene orígenes obscuros y poco convenientes. ¡Deja de anunciar catástrofes a los inmortales! (Juan 11: 25-26).
En la Tierra podemos ser canales del infierno o del cielo, porque tenemos libertad para escoger. Siempre tendrás creencias y debes velar por que aporten luz y no sombras.