No promuevo el aborto, defiendo la vida
Proteger los derechos humanos es virtud
Demandar los derechos de la mujer un atrevimiento
Exigir los derechos de las pobres  un atentado
Reclamar el  4%, el cumplimiento de la ley un irrespeto
Solicitar educación sexual un desacato
Promover el uso del condón una irreverencia
Orientar sobre los métodos anticonceptivos  una inmoralidad
Que Promese Cal venda anticonceptivos y preservativo  una quimera

La epidemia de niñas y adolescentes embarazadas, de abortos inseguros, de muertes relacionadas a un embarazo no es suficiente para justificar la venta de anticonceptivos y preservativos en la  red  436  farmacias distribuidas en todo el  territorio nacional. Imaginas cuántos embarazos no deseados podrían evitarse, cuántos abortos y muertes maternas.

Los anticonceptivos existen desde finales de la década del 50, para las niñas y mujeres pobres continúan siendo una utopía.

¿Qué hace falta para que Promese Cal, la farmacia de los pobres, sostenidas gracias a las y los contribuyentes  los considere un medicamento esencial?

El gobierno es  ciego y sordo ante las demandas de las niñas y mujeres pobres.

Sueño lo imposible, el respeto al derecho de las pobres, a tener acceso a métodos anticonceptivos de calidad.  Es impostergable que Promese Cal venda anticonceptivos y preservativos, los derechos reproductivos, son derechos humanos.