El sueño del rey de Babilonia, Nabucodonosor (605 a.C. a 562 a.C.), según esta en el segundo capítulo del Libro del Profeta Daniel, se asemeja en algunos aspectos a la situación imperante hoy en la Republica Dominicana, en pleno Siglo XXI.
El rey tuvo una visión en un sueño donde vio una gran estatua con cabeza de oro puro; el pecho y los brazos de plata, el vientre y los músculos de bronce; las piernas de hiero; una parte de los pies de hierro y la otra parte de barro. Se supone que una estatua de esta estructura puede sufrir una hecatombe debido a sus disímiles componentes y emblemática estructuración.
En aquel tiempo, el rey de Babilonia trató de forzar a sabios, magos, hechiceros, adivinos, para interpretar su inquietante sueño profético; pero estos no pudieron complacer al rey para aminorar el deprimente estado emocional e inseguridad del gobernante.
Ante la penumbra de la preocupación y amenazas de eliminar a los fallidos asesores y convertir sus casas en montones de escombros, aparece un personaje llamando Daniel o Beltasasar, quien logró percibir el sueño del rey, e hizo la interpretación de la visión que tuvo el estresado gobernante.
En este período de la historia de esta nación dominicana, no hacen falta magos, adivinos, interlocutores o prototipos como Daniel. Hay abundantes conocedores de las ciencias sociales, profesionales con eficientes métodos de investigaciones, politólogos muy versados, comunicadores que difunden sus observaciones, economistas de conceptos y evidencias lógicas, que indican con claridad, el estado actual, la trayectoria a tomar, y las consecuencias de no hacer lo que es prudente para la estabilidad económica, la equidad social, el desarrollo continuado, la seguridad social, y el buen vivir.
Ahora en pleno Siglo XXI no hay lugar para actores esotéricos para dar interpretaciones sobre lo que sucede o que puede continuar sucediendo en el país. El gobierno dominicano no tiene que depender de revelaciones misteriosas en visiones de sueños que perturban la mente y los corazones de los que administran los asuntos estatales.
La lectura y análisis comparativos del libro del profeta Daniel con el cuadro sinóptico que se presenta en la actualidad en la Republica Dominicana puede servir para entender la situación presente en el país.
Una diáfana interpretación puede ayudar para ver lo que sobrelleva esta distorsionante sociedad; pero hay posibilidades de mejoramiento político, derechos humanos, justica, equidad y bienestar social, si las voces y señalamientos de las fuentes bien intencionadas, son tomadas en cuenta y se formalizan los métodos, y programas para los cambios necesarios y urgentes.
A diario se leen, se oyen y se ven en los medios visuales de que hay en el ambiente y lo que podría sobrevenir si no se toman las debidas medidas para reorientar las malas ejecuciones políticas, reenfocar las vanas ideas, la falta de adecuada planificación e vez de programas improvisados, superfluos gastos que satisfacen caprichos o que dejan beneficios personales o grupales.
En contados casos, los estamentos del gobierno hacen traspasos de renglones de los presupuestos para uso indebidos de gastos y compras. Ya es usual la búsqueda continua de préstamos para aparentar ser ‘buen gobierno’ y se cometen cosas absurdas, engañosos, denigrantes, y sobre todo, falso de toda falsedad. Podemos tildar estos actos de “saludar con sombrero ajeno”, como se acostumbraba decir en tiempos pasados.