Recientemente el CNSS elevó la cápita mensual del Plan de Servicios de Salud (PDSS) a 1,167.81 pesos, a partir de noviembre 2019, lo que representa un aumento de 153.59, un 15%, como sigue: 90.04 para incorporar nuevos medicamentos y procedimientos, y 63.55 pesos de ajuste por inflación
A su vez, en el marco del acuerdo del CNSS, la SISALRIL emitió una resolución administrativa que: 1) agrega 300.00 pesos a la tarifa por las consultas ambulatorias; 2) incrementa en un 15% los servicios de diagnósticos en atención ambulatoria y hospitalaria; y 3) aumenta en 200.00 pesos el costo de la habitación en internamiento.
Desde la óptica de casi 4 millones de afiliados, estas decisiones tienen un sabor agridulce, porque se cimentan en una estructura ilegal, injusta y arbitraria, sin que exista ninguna instancia, ni recurso, que proteja a los afiliados del Seguro Familiar de Salud contributivo de una carga adicional que achica su presupuesto familiar.
Por un lado, hay que aplaudir el incremento de la cobertura de 11 nuevos medicamentos, 36 procedimientos y 2 medicamentos de rehabilitación, incluyendo la provisión de sillas de rueda en los casos de discapacidad. Pero al mismo tiempo, lamentar y denunciar el impacto creciente sobre los odiosos copagos.
Mas costos (copagos) que beneficios (cobertura)
El aumento de 300.00 en las consultas ambulatorias sin reducir los copagos, en nada aliviará la carga de las familias promedio, ya que ese monto está muy por debajo de los honorarios actuales. En esas condiciones, esos 300.00 alimentarán el ingreso de los médicos en unos 4,800 millones, sin ningún beneficio para la población.
Igual resultado al elevar el 15% a los servicios de diagnósticos en atención ambulatoria. Lógicamente, un costo mayor de los análisis, de las placas radiológicas y de los estudios especiales, automáticamente aumentará el copago del 20% impuesto ilegalmente. Entendidos en la materia estiman un copago adicional de alrededor de 350 millones por año, algo más de un millón diario.
Ese mismo razonamiento es válido para medir el “impacto” de aumentar a 2,040 pesos la tarifa fija por día de habitación, ya que también la misma está por debajo del mercado, corriendo el paciente con el pago de una diferencia mayor. Queda claro que estos aumentos, por sí solos, generan millonarias distorsiones.
No cuestionamos los aumentos, sino la falta absoluta de garantías reales de que los mismos irán a favor de los afiliados. No existe ninguna esperanza de que estos aumentos reduzcan el copago por estos servicios, por lo que ahora crecerán más. ¿Previó el CNSS alguna forma para que los afiliados reduzcan los copagos y se beneficien de estos aumentos?
No es que queramos ser negativos, es que los resultados son muy negativos. Al evaluar el costo beneficio de ambas resoluciones, como siempre, el costo resulta mucho mayor que los beneficios. El aumento de cobertura es saludable y plausible, pero viene acompañado de un contrapeso que inclinará la balanza contra los afiliados.
La Resolución del CNSS de manera explícita mantiene la utilización de fondos exclusivos para el Seguro Familiar de Salud (SFS) para cubrir el costo de la atención médica por accidentes de tránsito. Ahora a esa pérdida multimillonaria se le agrega el incremento de los copagos, mientras se les traspasan miles de millones a los proveedores, sin exigirles la reducción de los copagos. Seguridad Social para todos denuncia estos desequilibrios cumpliendo con su compromiso moral de defender el derecho de los afiliados.