Sotero Vásquez, revolucionario santiaguero, dedicó la mayor parte de su vida a la lucha militante por la libertad de los dominicanos, en varias ocasiones estuvo a punto de ser asesinado por los “incontrolables” de los “doce años de Balaguer”.  Expiró el año pasado el 5 de diciembre en New York, víctima de la cruel pandemia que nos azota. Al cumplirse el primer aniversario de su partida hacia el infinito, sus cenizas mortales han sido retornadas a esta tierra que tanto defendió. Con este motivo se han organizado una serie de actos de despedida revolucionaria, empezando el sábado 4, con una misa en la iglesia de La Altagracia a partir de las 5 p.m. el domingo 5 continuaran las actividades en Santiago, donde su urna cineraria será depositada en el cementerio municipal.

Sotero fue de esa combativa juventud cibaeña, que desde antes de la guerra patriótica de 1965 con estelaridad se integró al movimiento estudiantil, en los aguerridos liceos de Santiago: Ulises Francisco Espaillat y Onésimo Jimenes, donde fue dirigente de la otrora Unión de Estudiantes Revolucionarios (UER). Participó en las jornadas de lucha por la soberanía y contra la tiranía balaguerista, incluida la histórica lucha por el medio millón de la UASD en 1969.

En la universidad fuimos condiscípulos en el Colegio Universitario, en las mismas secciones 012. Para la época Sotero era dirigente del grupo estudiantil «Flavio Suero» y el suscrito de «Fragua», que conformaban en 1970 la «Unidad de Acero», enfrentada al autoritarismo del balaguerato. Por su abnegación en aquellos difíciles momentos de lucha, ascendió a puestos dirigenciales en su entonces partido MPD.

Cuando se produjo el ametrallamiento y ocupación de la universidad el 4 de abril de 1972, ambos éramos delegados estudiantiles al Consejo Universitario, los estudiantes miembros  de ese organismo fuimos retenidos en prisión. Contra Sotero la policía política se ensañó e incluso fue conducido ante el jefe de la policía Neit Nivar Seijas, como un “peligroso comunista”, presentado a la prensa como tal, junto a los dirigentes revolucionarios Lorenzo Vargas (El Sombrero) y Buenaventura Bueno (Tury). Solo volvimos a verlo en la celda común un par de días después, porque estaba en una mazmorra especial para torturas psicológicas. Recuerdo cuando nos reencontramos en la inmunda cárcel del Palacio de la Policía conocida como “Vietnam”, a modo de broma le decía «Sotero no te me acerques que tú estás a nivel del jefe de la policía». A propósito, espero que esa ergástula no exista, ahora que tenemos gobiernos decentes.

En aquella aciaga ocasión se procedió a la “depuración”, alrededor de dos mil universitarios fuimos obligados a pasar de cinco en cinco por delante de un espejo de comisaria, traslucido, que detrás tenía a varios informantes cuyo rostros no podíamos percibir, quienes emitieron calumnias contra los dirigentes estudiantiles, solo hablaba un chivato muy conocido, La Chiga. Quedamos prisioneros en principio más de cien universitarios, al día siguiente después de otra “selección” retuvieron a cerca de veinte, entre ellos además de Sotero: Iván Rodríguez Batista, Erasmo Vásquez y el suscrito, el “delito” era ser delegados estudiantiles al Consejo Universitario.

Después de casi dos semanas de interrogatorios, de los delegados estudiantiles solo fue dejado en prisión Sotero, junto a otro grupo de compañeros pasó varios años como prisionero político en la Penitenciaria de La Victoria. Inclusive al grupo trataron de ponerle como juez de Habeas corpus al coronel que le hizo el expediente en la policía. Pese a los tormentos, nunca vaciló, se mantuvo al lado de la lucha del pueblo.

Fue de los dirigentes del Comité Permanente de Homenaje a los héroes y mártires del 9 de febrero de 1966, ametrallados frente al Palacio Nacional en demanda del reconocimiento de la autoridades de la UASD del Movimiento Renovador. Junto al también desparecido líder estudiantil Rafael Santana (Santanita) constituían el alma de este comité, que agrupa a los activistas y dirigentes estudiantiles que participamos en esa jornada de postguerra, todavía la tropas invasoras estaban en el país.

Sotero se distinguió como importante directivo deportivo a nivel nacional e internacional. Presidió la Federación Deportiva Internacional de Deporte (FISU) y la Organización Deportiva Universitaria Panamericana (ODUPA). Luego volvimos a conectarnos como profesores de la UASD en el Centro UASD-Baní. La principal característica que siempre recordaremos de Sotero fue su gran espíritu de solidaridad, era el primero en la organización de jornadas de recuerdo a los acontecimientos patrióticos contemporáneos, en la ayuda desinteresada a cualquier revolucionario o ciudadano del pueblo que necesitara algún respaldo solidario.

En el 2019 ambos participamos en un acto en el área del Alma Mater de la UASD, discurrimos sobre la dolorosa experiencia en ese lugar, donde se perpetró el ametrallamiento de la policía balaguerista el 4 de abril de 1972, ejecutado contra una masa universitaria impávida, que recibió las balas entonando las notas del himno nacional.

El 30 de octubre del año pasado, me comunicó por WhatsApp que estaba muy entusiasmado con un libro que se estaba redactando y recogía los pormenores del asesinato del líder estudiantil de la UER, y dirigente del MPD, Henry Segarra, asesinado por las fuerzas “incontrolables” en Dajabón. Henry fue asignado por su partido al Cibao y allí uno de sus contacto era Sotero, llegaron a tener gran empatía. El libro Henry sin página en blanco. La perversidad de un crimen.  Su autor Sócrates Segarra, comenta en la obra su reunión con Sotero, desarrollada para recordar las vivencias revolucionarias de este con Henry Segarra.

Como diría un desaparecido líder oriental, Sotero fue un «Hombre íntegro y virtuoso, hombre desprovisto de intereses triviales, hombre de provecho para el pueblo». ¡Gloria eterna para el inolvidable combatiente por la libertad e independencia Sotero Vásquez¡

Versión del servicio secreto de la policía en torno al apresamiento de los revolucionarios Sotero Vázquez, Lorenzo Vargas y Buenaventura Bueno, durante el ametrallamiento a la UASD el 4 de abril de 1972

 

De izquierda a derecha Santiago Castro y Sotero Vásquez en el 2019 mientras exponían en un acto en la UASD, sobre las experiencias del ametrallamiento del 4 de abril de 1972 en el Alma Mater.