En ocasión del conocimiento de las medidas de coerción en el caso denominado Medusa, donde el principal sujeto del proceso lo es el exprocurador general de la República, Jean Alain Rodríguez, una de los presupuestos presentados por el Ministerio Público como peligro procesal concreto que este representaba, lo fue la aparición de unos plátanos en su caja fuerte.
Si eso es verdad, solo quien puso dicha fruta rica en fibra, potasio e hidratos de carbono, sabe por qué lo hizo. No fue para ponerlos a madurar, ni porque era un tesoro o prenda de valor importante que asegurar. Quizás pudo buscar sacarle la lengua o más bien burlarse de quienes, por lo que ya todos sabíamos, estaba investigando a Jean Alain, que lo eran la Dirección General de Persecución y la Procuraduría Especializada en Persecución de la Corrupción (PEPCA).
Si así sucedió y todo parecería indicar que lo hizo el ahora preso preventivamente en Najayo, se trata de un acto de irreverencia mayúsculo, impropio de quien conoce el nivel de respeto que ameritan las instituciones, además del riesgo que ello significa si, como aduce el Ministerio Público, fue lo único encontrado en la caja fuerte. Y es que nadie puede pensar que la caja de seguridad de Jean Alain, altamente conocido como persona con forturna, pueda estar totalmente vacía.
Pero mi objetivo no es tomar postura sobre la sorna que significa el acto, si ello es cierto. La pregunta es porque en la primera mañana de internamiento de Jean Alain en la cárcel de Najayo, él como los demás presos preventivos del espacio que él ocupa recibieron, para sorpresa de todos, el premio de una sopa de plátano, con un adorno: una “compaña” de una bola de plátano en el medio, cuando las sopas que se sirven en las mañanas usualmente son de papa y zanahoria.
No puedo creer que alguien haya osado vengarse de Jean Alain por su bellaquería. Si esto fue un acto de sarcasmo del Ministerio Público, dado que los centros de corrección y rehabilitación del nuevo modelo de gestión penitenciaria dependen de la Procuraduría General de la República, este órgano debe dar una explicación creíble al país. De pocas cosas me sorprendo mucho. Doña Miriam Germán, sáqueme del asombro y la perplejidad.