Los que sean dedicados, laboriosos e industriosos con las misiones de vida que deciden asumir. Asimismo aquellos ingeniosos, creativos y perspicaces.  Los que son gentiles, atentos y solidarios. Los que suspiran, se desviven y agonizan por Santiago. Los que atizan, desvelan y dedican tiempo y recursos a perfeccionar sus familias, negocios y organizaciones. Así como los que aportan talento, inversiones y cohesión social al primer Santiago de América, segurísimo, búsquelos que son santiagueras y santiagueros.  Los de fácil reír y conversar, los que al acentuar enfatizan en la í,  pero pueden pronunciar el idioma de la forma más correcta y original. Esos que siempre escriben, enjuician y analizan. Aquellos que dejan sangre en el papel y el teclado, de igual forma los buenos profesores, médicos, ingenieros, abogados, músicos, artistas, artesanos y agricultores. Los  metódicos y ordenados. Los positivos, optimistas y proactivos. Los que nunca esperan favores estatales para avanzar, averigüe que de seguro la mayoría son de Santiago.

Los independentistas, regionalistas y descentralizadores auténticos. Los que se apoyan en su propio esfuerzo,  los que son orientados a la creatividad, transformación e innovación. Los que no esperan dádivas, sino que invierten, exigen respeto, cooperación y reglas claras de competencia. Los que no le interesa el avance y el negocio fácil. Sobre todo aquellos que para el éxito de sus instituciones estudian y cumplen las leyes, observan normas y procedimientos, son santiagueros.

Por igual, las mujeres, tenga el honor de distinguirlas,  pues si son dedicadas, responsables y consagradas al trabajar,  es indudable que son de Santiago.  Aunque las hay en otras ciudades, pero si son inteligentes, dignas y además bailan con ritmo, y acarician el piso al danzar un buen merengue, son de Santiago. Si además nos fijamos en esas mujeres que de elegancia y talle gracioso, de hablar zalamero y gracia sin par, son santiagueras. Las estudiosas, brillantes y bendecidas académicamente, pero también las primeras feministas y enfocadas en el género, y de igual forma, las líderes y renovadoras empresariales en cada hogar o pequeño negocio, esas mujeres de seguro casi todas son cibaeñas y santiagueras.

Si las valora devotas, piadosas, solidarias, guerrilleras, combatientes, insurrectas, patrióticas, y abnegadas. Si las anhela militantes por una causa justa, si usted las ve asociarse y coordinarse fácil son santiagueras. Si además añaden valores, y asimismo subyugan con ojos divinos y ternura maternal entonces  las encontrará, Argelias, Anas, Alicias, Auras, Benildas, Carolinas, Elsas, Ercilias, Ferminas, Gricelis, Joaquinas, Juanas, Lilianas, Linas, Lourdes, Marianas, Marcelas, Marías, Margaritas, Maridalias, Mercedes, Miguelinas, Mildreds, Pikys, Rosaidas, Teresas, Susys, Yolandas y muchas otras, pero esas, lo puede dar por seguro que casi en su totalidad son cibaeñas y santiagueras.

El ser, el estar y el hacer bien expresan el gentilicio santiaguero. El “ser santiaguero o santiaguera” es una condición de existencia, una valiosa identidad, pero también una cualidad permanente y cambiante. Mariana y yo tenemos unos amigos europeos que siempre dicen lo que lo hace diferentes a ustedes es el verde de su naturaleza.  No es lo mismo ser santiaguero a principios del siglo XX que en los inicios del siglo XXI. Aristóteles afirma que el ser se cambia asimismo como transforma su entorno. Si somos capaces de definirnos nosotros mismos como santiagueros frente al contexto,  entonces existimos con esta virtud originaria, de identidad y pertenencia.

Estar orgulloso de ser de Santiago o el Cibao implica que vivimos en una condición y posicionamiento, que permanecemos en un estado de ánimo de autoestima, validación y satisfacción personal por el hecho de ser santiagueros o santiagueras. Sentimos como valor esencial ser originario de aquí. “Santiaguera o santiaguero” como gentilicio denota el origen de su ciudadanía, pero también un modo de vida que se adopta por cariño, defensa e identificación con este territorio.

Estudios para establecer la “Marca Ciudad Santiago” demuestran que son las acciones concretas, también el modo de vivir y reproducirse de las y los santiagueros los hechos que los definen. El Consejo Estratégico de Santiago (CDES) en una minuciosa investigación efectuada utilizando la Escala de Stapel, evidencia que para los dominicanos que residen fuera de Santiago, las santiagueras y los santiagueros son: a) muy trabajadores, b) bastantes alegres, c) solidarios, d) progresistas, e) innovadores y f) respetuosos. Nosotros como santiagueros nos auto-valoramos como alegres, trabajadores y solidarios. Destaca que los residentes en provincias del entorno de Santiago, nos definen ante todo como “progresistas”. Nadie nos considera “conflictivos”. Ser santiaguera y santiaguero es una marca de progreso, avance y desarrollo personal y social que debemos consolidar.